°•Capitulo 19•°

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Emily Luna...

28 años antes...

Tenía mi mirada baja y mis ojos entrecerrados, habían pasado tres meses desde la muerte de John, meses en el que no fui a la secundaria, mis notas bajaron a pesar de ser la mejor de la clase, mi estado de ánimo fue el peor, aunque no demostraba nada solo por el hecho de estar encerrada.

Me escondía en mi cuarto solo para pensar y que nadie me viera expresarme libremente, no me gusta que nadie me vea.

- Hija? Vienes a comer? - Mi madre, Yeline, así de llama mi madre, así como se llama mi hija hoy en día, ella estaba detrás de la puerta y tocaba un par de veces y yo seguía en aquella esquina viendo directamente a la puerta.- Tienes muchos días allí, sal por favor...- Suplico y yo la ignore, me levanté y di unos pasos y le hable con la voz un poco rota.

- Mamá... Saldré después.- Le dije un poco con fastidio, escuché que soltó un suspiro y sus pasos se alejaron de mi.

Quedé parada en aquella pared, pensé en como mi vida había sido una desgracia, más que todo por mi culpa, para empezar no debí de crear una banda criminal solo por buscar dinero, no pensé y era mi culpa.

Se perdió la vida de mi hermano gracias a ello, fue mi culpa solo por venganza y por poder, le di muchos dolores de cabeza a mi madre por la vida que tenía, por la calle, por lo tarde de llegar a mi casa, por la mala vida.

Me merecía esto como castigo.

Me regresé a la misma esquina y antes de sentarme de nuevo mi celular vibró y su pantalla se encendió, camine hasta mi tocador y lo tome, era un número desconocido.

- Que es esto?- Dije dudosa, echaba mi cabello negro hacia atrás para ver mejor y pude ver que lo que el mensaje decía.

- A ver esto tiene que ser una locura...

Número desconocido: Patrick! Guarda mi número porfavor <3

Miraba la pantalla con algo de confusión y me daba escalofríos de tan solo pensar que fuera un mal hermano o algo por el estilo, tenía dudas de tener más hermanos sería algo imposible.

Además el también descubrir que Michael era mi hermano también, no era algo fácil para mí, fue mucho que procesar cuando Jonh murio.

Decidí responderle diciendo que se había equivocado y apague el celular, salí de mi habitación con una toalla envuelta en mi cuerpo ya que no tenía nada de ropa, mi mamá al verme salir se impresiono.

- Hija... Porfavor no te encierres así.- Me decía poniendo su mano en mi hombro, yo le di una cálida sonrisa, me metí al baño y me mire en el espejo, estaba delgada, mis ojeras eran notables, mi cabello estaba descuidado y mis labios resecos.

Abrí la regadera y me metí a bañarme, el agua caía por mi cuerpo haciéndome sentir un gran alivio, me lave el cabello y me arregle un poco más, tenía rato que no lo hacía pues era por lo que sentía en ese momento.

Al salir del baño le hable a mi madre, ella me miraba un poco triste, mi estado no era el mejor y no era para menos que se pusiera así por mi.

Pues soy su hija, no importa que mala sea, ella siempre me va a a querer por encima de todo, y no es la culpable de nada, siempre hizo lo posible por ser una gran madre, la que se desvío del camino fui yo.

Una mujer trabajadora y llena de principios que tuvo la desgracia de encontrarse con un mujeriego mafioso que solo vivía teniendo hijos en la calle.

- Mamá, tengo hambre.- Sonreí nerviosa, ella me dió una gran sonrisa, yo me senté en la mesa y ella iba sirviendo mi comida, de vez en cuando volteaba a mírame y me veía con felicidad y yo sentía esa calidez en mi corazón.

.+•°El Diablo No Negocia °•+.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora