Cuando estaba recostado en su cama en la noche la idea d correrse una paja entraba en su mente de forma compulsiva aun cuando no sintiera deseo, aun cuando no sintiera gran cosa, ¿era ese gran vacío lo que quería ser llenado acaso?, lo que demandaba aquel placer efímero que con el tiempo se había vuelto un paliativo más bien pobre, como si le estuviera exprimiendo la teta a una vieja ramera como naranja seca.
Ah, Baudelaire, sí, sí, Baudelaire.
Se ponía cada vez más doloroso. Y él cada vez quería menos con el mundo, y la idea del suicidio le rondaba más la cabeza como pensar en aquel amigo por el que uno tiene sentimientos contradictorios. Y la masturbación dejó de tener sentido para él. Y cuando veía pornografía ahora buscaba parejas que se abrazan.