Rubius era un chico peligroso, salió de estudiar a los 20 siendo que había empezado a un año antes; sus amigos sabían que aunque pudieran usarlo como un escudo a la larga también era una amenaza para ellos mismos, rubius era tóxico hasta con él mismo.
Él se odiaba, se detestaba, se repudiaba, pero aún así estaba allí parado al frente de la casa de vegetta con una bolsa de alcohol en sus manos después de haber forzado a quackity a tener relaciones.
"él lo deseaba" se decía así mismo como consuelo, apretó el timbre una y otra vez hasta que fue recibido por vegetta quien abrió ese gran portón de alta alcurnia -Rubius?
-Vegettita- lo recibió con un agarre de brazo, se unieron tan fuerte que el chico de ojos morados se sintió pequeño -Hey, hey, qué haces aquí?
Empujó su pecho haciendo que sus pies rebotaran, rubius jadeó haciendo una expresión como si fuera a llorar -Buaaa, pero por qué eres tan malo.
-Ya no chilles, ¿que quieres?- rubius volvió a abrazarlo, haciendo que el mundo cayera en brazos, vegetta lo amaba, eso creía, pero también tenía orgullo en sí, ese ego de no querer caer, aunque ya lo estuviera haciendo -Mierda, rubius, que cojones quieres de mi.
-Te quiero a ti, de verdad- estaba confundido, aquel alfa que acababa de violar a otro chico no podía dejar de ver a vegetta, quizás quackity saciaba su apetito sexual pero nunca lo vería como un adulto como veía a vegetta, por los pasos tambaleantes hacía atrás vegetta y él terminaron entrando a la casa.
-Hey, rubius- sintió su lengua cálida lamer sus labios carnosos, cuando el alfa estaba acariciando su espalda y cintura -No voy a hacer nada.
Dijo entre susurros cuando finalmente vegetta cedió, poco a poco lo besó suavemente con una expresión confusa, pero no importaba. Se sentía lindo, pero agridulce, sabía que alguien más había besado esos labios de aquel alfa.
-Te extraño, vegetta- rubius sonrió una vez sentir los brazos del chico al rededor de su cuello, las botellas habían girado hasta sus pies -Yo también.
Deseaba decirle que no, deseaba negarse y olvidarlo, decirle que lo odiaba, pero había esperado tanto tiempo para aquello, que le era imposible resistirse, quizás si fuera el mismo de antes, quizás si no soñara con eso no lo hubiera permitido -Dejé comida en la estufa, dame un momento.
Rubius fastidió cuando el chico alejó su cuerpo hacía la cocina, estaba tan distraído de lo que había pasado que no quería mirar atrás, había cometido un error grande.
Pero quackity se veía tan fuerte, como a la vez débil, ese tipo de mejor amigo que bromea contigo y te ayuda en los momentos difíciles, pero no era obediente, no le hacía caso ni mucho menos despertaba interés romántico, por ello; lo ha castigado, ¿todo está justificado verdad?
-Quieres algo de beber?- preguntó el beta acercándose al alfa, el chico sonrió mostrando las botellas caídas en el suelo -¿Quieres beber conmigo?
Preguntó rubius recibiendo un jadeó, vegetta sujetaba las dos botellas de vino ofreciendo una al chico de su lado, en el sillón blanco comenzaban a beber poco a poco -Rubius, ¿me sigues amando?
Rubius lo pensó, lo analizó. El amor era una mierda de engaños, una red de mentiras, no era más que para niños que creían que todo duraba para siempre, no lo amaba, no amaba a nadie, ni siquiera a su vida, por ello la respuesta era negativa, ¿pero qué es de rubius sin un falso testimonio en su boca? Para manipular, hay que saber.
-Sí, te he amado desde siempre- sonrió, una sonrisa que reflejaba más que algo gris impactante, ese tipo de sonrisa falsa pero que sabes que siente algo al respecto, tan solo somos ciegos para admitirlo -Yo te amo.
Murmuraba vegetta tan tocado por el vino, quedó dormido al lado de rubius quien acariciaba su cabeza con cariño -Buen chico.
-Ah, sí?- vegetta somnoliento podía sentir las caricias através de su frente tan tiernas como si fueran garras de oso -Necesito que hagas algo por mí.
Rubius sabía lo que hacía, acercaba sus labios hasta las mejillas enrojecidas de vegetta -Qué cosa?- sentía cosquilleos por los leves besos que eran recibidos por su rostro.
-Necesito que te hagas amigo de quackity y le digas las cosas que yo te indicare dar- vegetta asintió tan solo al tener la lengua de aquel rubio sobre él, se besaron tanto, que se les acababa la respiración, tenía la mente en blanco.
Rubius era como el tabaco, por muy mal que te hiciera una dosis diaria, la adicción te llevaba a fumarla más, el cáncer acabará contigo pero no pudiste hacer nada para evitarlo "Te amo, te amo" repetía rubius cerca de su oído al estar allí besuqueandose, se sentía en las nubes, pero eso no era más que un sentimiento peligroso y precoz.
Sus manos querían más, querían más de la dosis de amor, querían más a rubius, la falta de empatía a quackity lo hacía sentir mal, pero qué importaba si tenía al alfa entre sus brazos rogando por sus labios regordetes -Vas a hacer lo que yo te diga, y yo te concederé cualquier deseo que me pidas.
Murmuraba el rubio dejando chupetones en la parte de la clavícula del beta, aquel chico estaba siendo moldeado, estaba siendo guiado en un estado tan deplorable como lo era el alcohol en su sangre, quedó dormido en la acción.
Vegetta realmente era débil, podía aparentar ser el tipo rudo pero no lo era, era alguien que podía hacer todo para conseguir un poco de amor, al final, era como una sandijuela.
(...)
-¡Ah! Es muy tarde, ya deberías irte- quackity notaba el reloj empezar, de inmediato trató de levantar su cadera para dirigirse a la cocina antes de que un teléfono comenzara a marcar -Espera, perdón.
Quackity prendió la pantalla notando el tono de teléfono comenzar a marcar, era rubius quien intentaba contactar -Hola?- respondió.
Rubius habló -Cariño, hoy no llegare, tengo mucho trabajo así que no te preocupes de la cena, puedes comertela.
-Uhm, uh, está bien, suerte- no entendía el porqué se sentía tan de lado, si solo quería que aquel alfa dejara de hacerle daño, pero a la vez, le gustaba que lo hiciera -¿Quien era?
Luzu levantó sus pies, guiándose hasta la puerta para agarrar la manilla, pero quackity estaba allí sujetando su mano -Puedes quedarte?
Preguntaba casi sollozando, se sentía solo y todavía roto -...¿por qué- luzu se acercó arreglando una mecha saliente de su frente morena -no me quiero sentir solo.
-Sí, está bien, me quedaré.
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ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ.
FanfictionOdiaba lo mucho que necesitaba su tacto, cómo lo tocaba y sus insinuaciones, odiaba su olor o cómo forzaba a besarlo cuando estaban solos, odiaba que lo amará cada vez que le daba regalos o decía lo mucho que lo quería, odiaba que le gustaran sus ce...