70. la verdad.

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La gente había sido despejada, vegetta no sabía cuando o cómo pasó pero había dormido aferrado al hombro de staxx como si su vida dependiera de ello. Tenía el rostro colorido y sus dedos temblaban al darse cuenta del frío entrante, tosió y talló el párpado de sus ojos, sentía la garganta y lengua secas por falta de hidratación -Staxx- movió su hombro alejando un poco su peso, aquel chiquillo también tenía los ojos cerrados.

-¿Despierto?- preguntó el azabache moviendo el cabello negro de su frente -No me di cuenta cuando me quedé dormido.

Estiró sus músculos notando que tenía el suéter de staxx cubriendo su torso, por aquello no se había percatado tanto del frío estombloroso, ¿cómo durmió tanto, y por qué no les habían robado? Directamente era un lugar peligroso en la oscuridad -Ocupé mucho tiempo tu hombro, lo lamento.

-No me molestó, de otra forma te hubiera alejado, en serio, vegetta, no soy tan blando- sonrió acariciando el flequillo hacía atrás del beta.

-Cuando no quiero hacer algo o estar involucrado en algo, no lo hago- sus mejillas ruborizaron, sonrió en respuesta quitándose el  suéter de encima y enredando el cuerpo de staxx en éste.

-Ya me has dado suficientes chaquetas, a este paso tendré un clóset aparte con tu ropa en mi habitación- rieron -No me molestaría.

-Lamento haberme quedado dormido, quería hacer muchísimas más cosas pero mi horario del sueño está horrible y la película parecía aburrida en realidad- acomdó su pequeño bolso poniendo su teléfono devuelta, y a su vez regresando las cajas que había usado con esas mantas viejas -Te vas a resfriar.

Dijo staxx queriendo sacar su saco, pero de inmediato fue interrumpido -No es necesario, mi casa está cerca de todos modos.

Su casa.

No entendía porqué esa palabra lo inquietó, desde que había aceptado sentir algo, siquiera una pizca de atracción por aquel abogado era raro tenerlo cerca, su presencia daba vueltas por sus sentidos y ahogaba gemidos internos poder verlo aunque sea un segundo. Quizás debía acostumbrarse a tantos sentimientos, si lo pensaba más el término amor sería algo caótico y no lo quería ver así, solo lo disfrutaba.

Pero aún así, no le gustaría volver a su casa.

-Puedes dormir en la mía- sacó un jadeó interior al oírlo, la noche reflejaba tantas cosas a ese punto, la luz y los rayos de la luna tocando cada centímetro del cuerpo de staxx que vestía una sonrisa compasiva al rededor de su rostro ligeramente ruborizado.

Asintió una vez procesarlo, estaba tan nervioso, sentía la ansiedad escalar una vez pensarlo, le daba una sensación de miedo y calidez a la vez, quizás temía recaer -Staxx, ¿puedo hacerte una pregunta personal?

-¿Si me niego insistiras?- negó con la cabeza con timidez -Bueno, depende de la pregunta.

-¿Cómo te convertiste en abogado?- giró la cabeza mientras caminaba a su lado entre las esquinas iluminadas por los focos de la calle.

-Cuando era niño; era raro, no sólo por ser un zeta, somos la raza más poca que hay pero también porque tengo algunos detalles curiosos.

-Primero, no era nada, después de todo era un niño, no hablaba, luego se convirtió en molestia para los demás, no podía controlar la forma en la que actuaba o en cómo repetía cada frase que me decían, y finalmente rechazaba cada interacción social, no sólo porque la gente no me agrada, es porque no puedo.

-Colapso fácilmente, me incómoda mucho el tacto y eso, eso creo que hacía enojar a mi al rededor, al principio fue difícil asimilar que había algo en mi mismo que era distinto, pero luego ya era rutina, no me molestaba molestar a la gente, no puedo cambiar nada de mi, y no tendría porqué hacerlo, ellos son así, yo soy así, nacimos de una forma y no podemos cambiar todo de nuestra persona.

ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora