Mareado, se sentía especialmente mareado y fatigado, podía sentir los pocos rayos del sol de al lado de la ventana cubrirse poco a poco con las líneas de las cortinas entrecerradas, abrió los ojos poco a poco tallandolos despreocupadamente. Había algo que calmaba su corazón palpitante, pero a la vez sentía que algo se le estaba escapando de las manos, su paz interior fue abruptamente interrumpida por la llegada de un doctor a la sala y un par de enfermeras a cada extremo.
-Señor Wembley, discúlpeme, pero hoy será dado de alta- así que eso era lo que se le olvidaba, su desmayo no era critico así que obvio tendría que irse a casa una vez recuperar la conciencia que le faltaba, aspiró tomando una bocanada de aire completa y levantándose de la camilla con ayuda de las dos enfermeras controlando su peso y asegurando la salud. No estaba luzu allí para consolarle el miedo, eso lo estaba haciendo tener un ataque de pánico, tenía que pretender estar bien hasta entonces para no llorar frente al propio doctor.
-Sabe que sí tiene malestares puede venir cuando quiera, creo que esta habitación ya es suya, recuerdela como la "505". Quackity sonrió melancólico, tomando entre cápsulas de plástico sus pertenencias, tuvo un lapso de tiempo privado para vestirlas y por fin salir con sus papeles listos. Sentía como si necesitaba a alguien, por fin estaba libres en las calles y todo salía tan mal con él solo, no se sentía independiente en lo absoluto.
"Vamos, Wembley, vas a cumplir 20 años pronto, madura de una vez" exigía la voz de su cabeza perseverante, sentía que la cabeza le ardía por dentro, se sentía tan débil, necesitaba el olor, necesitaba el afecto de un alfa, estaba pensando tanto y a la vez no estaba pensando en nada, bufó buscando entre sus bolsillos un par de billetes aunque sea, encontrando dos monedas y 5 envolturas innecesarias de caramelo, pero sí que había tres billetes de mil, ¿le alcanzaría para algún tipo de comida rápida?
Aunque se estaba aterrando por dentro, en realidad disfrutaba el aire libre sin necesidad de estar pendiente de otros, disfrutaba no tener que sentir los dedos de otro, por qué estaba disfrutando el tiempo sin que luzu estuviera ahí? Se sentía tan traicionero «cállate» se dijo a sí mismo en respuesta por su ansiedad. Caminaba por las calles dudando hasta de su sombra, con miedo de oler el edor de algún alfa cercano, les tenía miedo.
No, él le tenía miedo a todo.
Se sentía patético pero aún así prosiguió caminando por las calles aspirando el aire helado y tosco entrar por sus fosas y terminar sentado en sus pulmones -Sushi- sonrió formando dos hoyuelos en cada sitio de su rostro al encontrarse un local barato, tenía alguna que otra fisura en el cartel, de hecho, no tenía casi cartel, había sido mordido por animales o así daba la intención del suceso, río melancólico al notar que era lo único que podía atender su hambre.
-Buenas...- exclamó desde la puerta notando que pocas personas atendieron, la mayoría era adulto borracho cualquiera que apestaba a marihuana y tocieron en su llegada, puesto que había entrado como un Omega solitario, oh Dios, era un Omega en frente de millones de viejos, pero su abdomen aún dolía por el hambre.
-Que se te ofrece- preguntaba la señora de 78 años mínimo, se sentó en una de las banquetas con débil soporte tratando de no ocupar mucho peso, lo cual era fácil debido a su delgadez pero su cadera era más ancha que su cintura, eso provocaba miedo pero a la vez tentación en los alfas mayores. -Sushi, una bandeja.
-Bien, algo para beber?- negó con la cabeza, se pusieron a cocinar, o eso supuso, la verdad es que quería irse lo más rápido posible, podía sentir las lágrimas aproximar sus ojos, la fatiga lo estaba matando, un vacío en su abdomen y sus piernas adoloridas. Sentía la mirada de todos, podía oler sus feromonas asquerosas desprender sus sudados cuerpos «Rápido, por favor»
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ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ.
FanfictionOdiaba lo mucho que necesitaba su tacto, cómo lo tocaba y sus insinuaciones, odiaba su olor o cómo forzaba a besarlo cuando estaban solos, odiaba que lo amará cada vez que le daba regalos o decía lo mucho que lo quería, odiaba que le gustaran sus ce...