15. Mentiroso.

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Quackity era perfecto a los ojos de luzu, su piel, su forma de vestir, su risa de perro ahogado o su sonrisa que parecía ser el sol mismo, sus gustos, sus disgustos y como lo molestaba por ser "emo".

Verlo con rubius era horrible, se sentía celoso, herido, pero qué podía hacer él? Era su novio y él era su amigo, eran cosas que se tenían que mantener a línea, y allí estaba preparando un té verde en la casa de quackity, un omega semidesnudo.

Sip, solo traía una camiseta y calzoncillos, no es que fuera la gran cosa pero era vergonzoso incluso para él -Aquí, está caliente así que ten cuidado.

-Gracias- susurró tomando del té con precaución, se sentía como una especie de calmante después de todo lo sucedido.

-Quackity, necesitas decirme quien te hizo todo esto- el sorbo quemó sus labios punzando la herida -¡nadie!

-Ah, me acabas de decir hace minutos que alguien te está lastimando!- quackity se había arrepentido con toda su alma, dejó el té a un lado y comenzó a arañar sus dedos.

-Eso...eso fue mentira, eh, en realidad lo que quiero decir es que me hice estas heridas yo mismo.

-Mentiroso.

-¡los moretones de aquí es porque me caí patinando con alexby, la mordedura de labio es porque accidentalmente rubius me mordió al besarme la primera vez, los rasguños de las piernas y manos es porque cada vez que estoy nervioso tengo esa mala costumbre!- el té había caído virtiendo el suelo, quizás luzu estaba muy dolido para entender las mentiras, quizás si no se hubiera fijado en tan solo la camiseta de rubius y su desnudo cuerpo, quizás.

-...luzu, necesito que te vayas- cruzó sus brazos con esa expresión arrogante, tomaba aire, luzu ya no podía ver la luz de sus ojos cada vez que le dirigía la mirada.

-¿Por qué?

-¡Porque no te quiero ver aquí! Es mi casa, yo invito a pasar a la gente que quiero, ahora vete- el alfa nunca lloró por nadie, su corazón rompía, con su mano cubriendo su frente levantó sin dirigirle ni una mirada al chico.

-¡No quise decir que...

-Limpia el suelo, se ve asqueroso- fue lo último que quackity escuchó antes de un portazo, ese portazo que te decía lo que habías hecho, lo había arruinado, sus piernas se pusieron débiles haciendo que cayera al suelo.

"Mierda, mierda, mierda, no, no, yo no quería alejarlo, no quería alejar a nadie, yo...la verdad es que yo soy la única persona que merece irse por la puerta de todos".

Sus sollozos colmaban sus oídos, se sentía apenado, arrepentido, destrozado, otra vez la había cagado, había alejado a alguien que quería mucho, que lo quería ayudar, la puerta se abrió nuevamente, se levantó de golpe pensando en recibir a luzu otra vez pero en vez de eso, era rubius.

-Cariño, ¿qué te he dicho de ponerte los pantalones cuando hay visitas?- detrás de él llegaba un chico, vegetta era su nombre, lo veía con expresión gris, no sentía nada al respecto.

-Si, perdón.

-Ven, por aquí- rubius sujetó la mano del beta a su lado, olía a rosas, pero esas rosas mojadas sin sentido. Quackity se sentía mal de sentirse celoso, se sentía pésimo.

-Perdón por el desorden.

-Está bien- sonrió viendo como el alfa recogía aquella taza desecha con té verde, veía de reojo a quackity limpiar sus lágrimas en un poco entrecierro de la puerta, al igual que ponía sus pantalones.

-quackity, vegetta y yo iremos a una fiesta, así que vistete- quackity asintió sin protestar, vegetta por su lado no se veía contento.

-¿por qué con él?- susurró en la oreja de rubius quien lo miró con una sonrisa coqueta -Te lo diré más tarde.

-Rubius, podemos comprar helado de menta más tarde?- salió de la habitación corriendo como un niño pequeño hacía la dirección del alfa, el chiquillo río dulce besando la frente de quackity con cuidado -Claro que sí.

Vegetta estaba rabioso, tenía que soportar aquel insoportable omega quitarle a su hombre una y otra vez como sí meneara el rabo como un perrito listo, no le importaba odiarlo en ese momento, tan solo se dejaba llevar por sus emociones -Vamos.

Quackity se aferró al brazo de rubius, necesitaba ese consuelo, ese cariño dentro de sí para entender que no había hecho algo malo, quería sentirse soportado, amado, y rubius lo sabía.

Pusó sus manos en su cintura sin notar la mirada petrificada del beta detrás suyo. Se sentía doloroso ver a la persona que amabas sostener la piel de otro chico que estaba abrazando con tanto cariño.

(...)

Luzu sentía su cabello mojar por la lluvia, caían gotas através de su rostro y sobre todo estaba manchando sus zapatos de barro, sí, se sentía horrible.

-¡Luzu! Hasta que llegas!- exclamaba Lucía ante la puerta, sin antes ver cómo su hermano lloraba ante la penosa lluvia -Luzu.

El alfa cayó en los brazos de su hermana abrazandola con tristeza, correspondido Lucía acarició su espalda dejando que el mayor llorara cómo si fuera un niño pequeño que perdió a su madre en el camino, y es que eso era.

Luzu nunca tuvo la oportunidad de crecer -Perdón, Lucía- sollozó por primera vez, Lucía asintió besando la frente de su hermano mayor.

-Entremos, hay leche caliente- juntos tomados de la mano entraron a la casa grande, luzu tuvo que entrar al baño por lo sucio que se encontraba.

Pasó sus manos al rededor de sus labios morados al frío, suspiró abriendo la llave del agua caliente. Desnudo puro ver su reflejo en vida, notando cómo en éste habían marcas penetrantes en su piel, las quemaduras se veían mucho mejor curadas.

Se sentía asqueroso, dolido y acomplejado, siempre tenía que enamorarse de personas que no le valoraban, que no daban lo mismo, se sentía estúpido, por darse la oportunidad de experimentar el amor.

El agua chocaba contra su espalda, seguía llorando agachado y abrazando sus piernas, sus ojos dolían por el babor de la temperatura. Sus piernas mostraban rasguños, marcas, mordió su uña hasta sacar parte de ella y tener que soportar la sangre chorrear.

Aún así no se comparaba con el dolor emocional, se sentía como un calmante para su corazón.

"perdón mamá, volví a hacerme daño de está forma cuando me siento triste".

ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora