040

7 0 0
                                    

Llantos provenían de la habitación de ambos adultos. El mayor no quería salir de ahí después de haber perdido a lo que vendría siendo su otro pedazo de cielo.

Se encontraba sentado en la cama en forma de indio mientras pensaba una y otra vez en lo sucedido. No le hechaba la culpa a Jin. No. Le hechaba la culpa y el odio y el enojo a la persona que se llevo a su hijo. A MinHyuk.

En el pasillo se encontraba una peli negra indecisa en su tocar la puerta y entrar al cuarto de su padre para saber como estaba. Le dolía mucho saber que alguien, alguien podrido y sin corazón alguno, se haya llevado a su hermano. A un niño de apenas cinco años. Obviamente lloró cuando le dijeron lo qué pasó. Y obviamente lloraba en las noche, aunque ni si quiera pudiera dormir, sabiendo que su hermano estaba en algún lugar no sabía donde.

Yl: pa. -llamo fuerte intentando que su voz no saliera quebrada.

Jimin no contestó. Había pasado desde ese día hasta este sin hablar con alguien y sin comer. Algo que le hacía daño y que preocupaba a muchos, pero eso era lo de menos para él. Él solo quería ver a su hijo en sus brazos y hacer que la persona que se lo haya llevado pague por lo hecho.

A pesar de llevar un día llorando sin parar, pensó que en cualquier momento pararía y que todo esto sería una simple broma. Una simple pesadilla.

Siempre vio casos de familias que perdían a sus hijos porque estos eran secuestrados, pero nunca pensó que le pasaría a él.

Su pequeño Min se encontraba en no sabia donde. Con desconocidos. Personas que seguramente le harían daño o le han hecho daño. No sabia con exactitud, le dolía el simple hecho de pensar en que esas personas o esa persona le este haciendo daño a su hijo.

Jm: min... -murmuro abrazando un juguete de su hijo.

Yl: pa, por favor. -seguía insistiendo detrás de la puerta- sal de ahí. No te hace bien. -pego su frente a la puerta.

El aire estaba tenso y se podía notar. Nadie quería hablar del tema, pero se tenia que solucionar.

Jk: minie. -llamo el menor apareciendo al Aldo de yulia- soy yo, ábreme. -pidió. Su voz era paciente. A él también le afecto esto, pero tenía que ser El Fuerte entre ambos. No quería que por su culpa todo se fuera a la mierda. Tenía que ser fuerte por su esposo-  tienes que comer. No has comido en un día...

Jm: no quiero hacer nada si mi hijo no está conmigo. -hablo fuerte para ser escuchado.

Jk: lo sé, pero no quiero que mueras de hambre. -su mano se colocó en la manija de la puerta- bebé, sé que no te sientes bien, pero voy a entrar. -sin esperar respuesta alguna giro la manija y abrió la puerta. Yulia entró detrás de su padre y ambos observaron el cuerpo del mayor sentado en la cama y al momento de que este alzara el rostro ambos se acercaron a él- minie.

Jm: lo quiero de vuelta. -pidió con la voz quebrada.

Jk: yo también y lo vamos a tener de vuelta con nosotros. Te lo prometo. -also su mano en forma de estar jurando una promesa.

Jm: no quiero promesas. -miro a Jungkook con ojos rojos e hinchados.

Jk: ya le avisé a Tzuyu para que investigue el caso y nos ayude. -con su mano empezó a acariciar la espalda de Jimin para intentar, aunque sea, calmarlo- ella lo encontrará. Te lo aseguro. -no dijo nada y simplemente recostó su cabeza en su hombro dejando que sus lágrimas fluyeran otra vez.

Yulia por el momento no había dicho nada, pero con su mano sostuvo la de su papá para transmitirle un poco de paz y tranquilidad.

Ayer había sido un día normal y bonito en el cual se la había pasado jugando con tae a los videojuegos y su pequeño hermano entrando a la habitación como todo niño juguetón. Todo se derrumbó cuando su tío regresó a casa llorando y discutiendo con su otro tío.

Un Nuevo regalo Inesperado (completa) ~•kookmin•~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora