eighty two

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Pronto el castaño sintió el calor que emanaba su contrario. Quien el estaba abrazado.


Quedaron callados, aunque Rodrigo sintió como la garganta de Iván vibraba, de esas veces en las que hablas, y no pudo escuchar nada.

¿Iván habrá dicho algo mientras le abrazaba? Si es así, que cruel.

Ninguno de los dos se movió en un par de segundos, unos que fueron eternos.

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