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Jennie después de despedirse con un beso de Irene se adentró a la casa esperando ver a Jisoo para contarle sobre sus clases, sabiendo que sería lo primero que le preguntaría, pero no la encontró en casa.

Supuso que todavía debía estar con su novia, así que mejor se fue a su habitación, después de todo ya había comido con Irene y no tenía mucha hambre para comer lo que Jisoo le prometió.








[…]

Irene que ya estaba saliendo de la calle no paraba de sonreír y cantar. Estaba tan feliz de que por primera vez la chica que le gustaba correspondiera sus sentimientos.

—Hey, Irene —la voz de Jisoo la sacó de su mundo de colores.

—Oh, hola Jisoo —le sonrió a la motociclista.

—¿Acaso vienes de mi casa?

Justo un mensaje de Jennie llegó, diciéndole que no le dijera nada a Jisoo todavía de su relación. Aquello la confundió un poco, pero luego Jennie escribió diciendo que aún no era momento y quería sorprenderla con la noticia. Sonrió sintiéndose cómplice y aceptó.

—Ah… no, vengo a mi trabajo.

—¿La tienda convencional?

—Si, esta es la ruta que tomo.

—Bueno, ya que estás aquí, ¿no te gustaría pasar a saludar a las demás?

—No, no. Está bien. Enserio debo irme —sonrió radiante.

Jisoo entrecerró los ojos sospechando de la rara actitud de su amiga. Nunca la había visto así de feliz.

—¿Estuviste bebiendo? Te noto sonrojada y muy… animada.

—No, no estuve bebiendo. Solo que venía trotando, por eso.

—Pero-

—Ya me voy. Nos vemos Jisoo —y sin más salió corriendo dejando a la pelinegra algo confundida.

Decidiendo restar importancia fue a su casa para meter su moto en el garage y luego entrar esperando ver a Jennie para disculparse por no poder hacer su comida prometida.

Ahí la encontró trabajando en la sala con una sonrisa en su rostro, sus mejillas ligeramente sonrojadas también. Se acercó para hablarle, pero entonces vio el sello del apellido de su familia y el remordimiento la envolvió.

Sin pensarlo fue a su lado para abrazarla con mucho cariño, intentando buscar las palabras para ella.

—¿Jichu, qué pasa? —Jennie no esperó la inesperada aparición de su mejor amiga, menos tan cariñosa, protectora y cálida.

—Pase lo que pase, siempre vas a tener un hogar conmigo Jennie. Sin importar qué, puedes sentirte en confianza de venir a mí. Jamás dejaré de estar para ti. Jamás te voy a dejar sola.

Se separó un poco para tomar su mano y acariciarla.

—Yo… no te voy a defraudar. Mi misión de esta vida es cuidarte Jendeukie, te voy a proteger —sonrió—. Seré como tú ángel guardián.

Oh, claro que Jennie no dudaba que Jisoo fuera su ángel, pero el que le dijera esas cosas y se comportará de esa forma solo la hacía sentirse más enamorada, y eso era algo que no podía seguir permitiendo.

Así que decidió seguir actuando como si no sintiera que su corazón estuviera latiendo a mil por hora.

—Te siento rara, ¿Qué pasa?

Jisoo sintió regresar un poco a la realidad, si que soltó su mano y se apartó ligeramente avergonzada.

—No es nada. Solo, me gustaría que lo tuvieras muy en cuenta.

¿A quién amas realmente? [Jensoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora