11. el amor duele.

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Su espalda dolía, podía apostar a que se torció cuando durmió en aquel suelo al lado de una figura peculiar -Buenos días.

Dijo luzu acomodando su gorro nuevamente, quackity podía dormir plácidamente con aquel puesto en su cabeza -Estabas despierto, ¿qué hora es?

-Son las nueve y media- respondió el alfa levantando su pesada espalda, torció sus huesos crujiendo con fuerza -Quieres que prepare algo?

Preguntó quackity poniéndose de rodillas, luzu pudo ver la clavícula de su cuello tensar del omega allí arrodillado ante él. Se sentía atraído a eso, a verlo.

-Con un café yo estoy bien- decía, ayudó al menor a levantarse con fuerza, se sentía como si quackity no pesara nada y a la vez mucho.

-No, te serviré algo más- con fuerza caminó hasta la cocina por muy débil que estuvieran sus rodillas, luzu sujetó su cintura -Hagámoslo juntos.

-...¿el qué?- quackity río a carcajadas una vez asumirlo, luzu enterró sus uñas en la prenda arrugandola, su cara estaba roja y frunció el ceño -¡El desayuno!

-Uhm, pero tú eres mi invitado, no creo que pueda obligarte a hacer tal cosa, ya después de forzarte a quedarte.

-Yo me quedé porque quería estar contigo.

Quackity no sabía lo que era, pero sintió un sentimiento revoloteando su estómago, la vainilla le encantaba -Gracias, puedo ver si hay algo en el refrigerador para comer.

-...sí- sonrió dejando ir su cuerpo tambaleante, quackity abrió la puerta del refrigerador sacando la mantequilla en un frasco pequeño -Sabes cocinar, quackity?

-Sip, algún que otro platillo que...aprendí con un viejo amigo- luzu sacó de un mueble dos tazas acompañadas de los cubiertos para preparar pan -Y tu platillo favorito para preparar?

-Eh, ninguno, sinceramente odio la cocina, lleva mucho tiempo- el alfa río acomodando lo último necesario, se sentó en la mesa viendo como el contrario repetía el ciclo -¿Te gusta comer algo, luzu?

Era una pregunta caótica para la mente del chico, el estómago ardía cuando comenzaba a tener hambre, lo odiaba, lo odiaba tanto que contenía las ganas a tal punto que ya no había hambre que saciar -...mi madre, cuando era mi cumpleaños hacía sushi.

-es curioso, no sé hacer sushi-

-Si, es algo complicado si lo ves de forma no chef- consiguió una taza de té después de mover el líquido usando una pequeña cucharilla -¿Y tu comida favorita, quackity?

-Me gustan muchas cosas, creo que para almorzar amaría comer barbacoa, de postre pastel de cereza- luzu sonrió, notaba como el omega al comenzar a hablar de él mismo se emocionaba tanto como si fuera un perrito pequeño.

-Cual es tu flor favorita?

-Suena a como si quisieras conocerme, luzu, haces muchas preguntas.

-Es tan malo que alguien como yo quiera conocerte?- dejó de beber de la taza dejandola a un lado tan solo para perderse en los oscuros ojos del chico ante él, brillaban.

-No, uhm, me gustan los tulipanes- se sentía lindo, de verdad, quackity podía sonreír con naturaleza al hablar con aquel alfa que tan solo conoció como un accidente, se preguntaba cómo lo podía seguir aguantando en ese estado, hacía que todo lo malo se olvidará con ver su sonrisa arrogante al escucharlo.

-Uhm, luzu, tengo una propuesta.

-De qué?

-¿Quieres ir al supermercado conmigo? Tengo que comprar la mercadería- luzu se sorprendió, no tenía nada que hacer realmente -Sí, vamos...si es que puedo robar de tu clóset algo más que azul y patos.

-Aburrido- río levantando, lo que el alfa había notado era que aquel chico; ni siquiera comió ni tomó nada.

(...)

-Se ve bien- dijo el chico notando que luzu pudo componer su ropa para verse bien, un suéter azul marino y unos jeans holgados -Es normal que me quedé? Te ves pequeño.

-O tal vez tú eres muy delgado- sonrió poniendo una gorra de sol en la cabeza castaña del alfa, quien tuvo que inclinar ligeramente sus rodillas.

-Vamos, es un buen día- quackity llevaba un lindo bolso que se acomodaba através de su hombro y caía por su cadera.

-Luzu, ¿tú que carrera haces y en que Universidad vas?

-Debería tener miedo?- los chicos rieron -Nah.

-Estudio psicología y voy en la Universidad que está a una cuadra de aquí...no sé pronunciar su nombre bien.

-Es esa blanca con muchos edificios con una reja de acero y un jardín al rededor?- luzu asintió.

-Yo también estudio ahí, pero estudio la de derecho- en realidad eso agitó el corazón de luzu, verlo era un pecado, algo se sentía mal, el tenerlo cerca, sonreírle, sentirse agusto, se sentía mal, se sentía mal tratar de quererlo.

-¿Nunca me has visto? Es raro, todo el mundo habla de lo rudo y violento que soy, que tengo 6 novias y secuestro niños- quackity río.

-Bueno, ahora puedo decir que ese luzu es una mentira.

-¿por qué estas tan seguro?- llegaron hasta al ascensor, quackity se despidió de Cristina sujetando la manga de luzu.

-Porque eres muy amable, luzu.

El alfa no respondió, se sintió cálido, sonrió antes de ofrecer el gancho de su brazo -Quieres caminar hasta allí?

-No, hay una parada de autobuses pronto de aquí- tomó su brazo como si lo abrazara, el alfa realmente reprimía el sentimiento de querer llevárselo en un pequeño bolsillo para siempre, quería acariciar sus mejillas bruscamente, o cuando veías a un gato tan lindo que lo querías aplastar, ese sentimiento de ira consigo mismo por estar sintiendo esto por un omega que le pertenecía a uno de sus amigos.

-Te ves pálido, luzu- acarició su frente -Así es mi piel.

-Ya veo, no es peligroso?- luzu sujetó su mano que acariciaba su piel, para así ver directamente sus ojos, bajando hasta sus labios, se sentía hambriento, no le gustaba sentirse así.

-Nah.

-Oh, oh, aquí es- con cuidado extendió su mano al detener uno de los autobuses pasantes, se subieron con cuidado; pagaron su pasaje al sentarse en los últimos asientos, era mucho más cómodo.

Quackity veía la ventana acercando su cabeza al hombro del alfa perdido -Puedo dormir un poco?

-Claro que sí- sintió un escalofrío al notar que el chico que estaba saboreando en su mente estaba allí cayendo dormido ante su brazo.

"No me hagas esto, no me hagas esto, me tortura la idea de quedar igual por culpa del amor, por mi culpa. Por favor, deja de ser tan lindo, me duele" pensó.

ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora