5.1-Raith: Hay otras maneras, supongo

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Me despierto en el suelo, encima de la alfombra y enrollada en las cortinas, dejándome a la vista de cualquier animal que pase nadando por mi ventana. Tengo la mejilla mojada de mi propia baba y el libro abierto de par en par en el suelo, justo al lado de mis rodillas. Ni siquiera tuve oportunidad de cambiarme o asearme, pero por lo menos, fue interesante. Sé que en breve llegarán las chicas, por lo que escondo los libros entre la pared y el tocador, donde no puedan cotillearlo como yo. Me quito el vestido tirando de el con fuerza, incluso si eso marca mi piel, porque no me gusta que lo hagan ellas. En mi vida he tenido doncellas y tenerlas ahora no me agrada. No por ellas, claro, porque son dentro de lo malo, lo mejor que tengo aquí, es solo que... Desnudarme delante de alguien es un gran acto.

En efecto, pican a la puerta cuando el vestido cae a mis pies, imagino para ayudarme a asearme, vestirme y desayunar, un día más que empieza en mi preciosa jaula. Les abro la puerta con una tímida sonrisa y ellas entran hablando sobre la cena de anoche y sobre cotilleos de cocina. Ni siquiera se molestan en preguntar, porque cierran la puerta a su espalda y directamente, una de ellas se dirige al baño para empezar la bañera, que fluye rápidamente de manera sonora.

—¿Te encuentras bien?—pregunta Myra y yo asiento una sola vez, pero ella niega dos veces mientras se acerca—. Tienes que comer más, eres la visión de un espíritu.—No sé si lo dice para acomplejarme o porque se preocupa, pero sea como sea, termino tocándome las costillas, envolviendo mi cuerpo. Acto seguido, sin intercambiar demasiada conversación, me meto dentro de la bañera, sintiéndome aún algo intimidada, aunque no es la primera vez que me bañan, claro.

—¿Escuchabas?—cuestiona Nola y yo la miro, sorprendida, perdida porque ni siquiera me había dado cuenta de que estaban hablando—. El tónico del pelo hará que en nada tengas melena y estoy convencida de que te quedará una melena preciosa.—¿Ah, sí? Porque yo no sé si eso es posible—. Tampoco te iría mal comer más —me recuerda y yo asiento a eso. Lo cierto es que no consigo finalizarme todas las comidas, porque cuando no me siento triste, me siento culpable y cuando no, simplemente es demasiada cantidad para mi estómago.

—¿Realmente crees que es cierto, Nola?—me doy cuenta de que me pierdo con frecuencia, enfrascándome en mis propios pensamientos.

—Puede, no me extrañaría—contesta ella y al ver que la miro, me pasa una pastilla de jabón de color lila, que huele a lavanda y a algo más que por supuesto nunca he tenido el placer de poseer. Es tan cremoso... Lo unto en mis brazos agradecida de que no intenten bañarme ellas, lo cual me hace sentir más persona y menos animal—. Agnor lleva tiempo caminando en la cuerda floja y hay cierto límite de tiempo en el que el rey puede seguir ocupando el trono sin que el pueblo pida el cambio.

—Ya, pero ha sido un buen rey y quizás...

—Lo dudo.

—Todo el servicio tiene miedo, y yo también.

—No podemos hacer nada, solo esperar que todo sople en nuestra dirección.—No sé de qué hablan, pero parecen muy estresadas por ello, por lo que pregunto de manera inocente.

—¿Qué ocurre?

—La coronación tiene a todo el mundo con los pies inquietos —se ríe Nola mientras mueve una botella con un líquido casi dorado dentro, con pequeñas ramas dentro, infusionando el extraño brebaje—. No es cómo si pudiéramos escoger quién sube al trono ni cuando, así que no tiene sentido preocuparnos por una decision que no cae sobre nuestras manos.

Invierno en Leinheim✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora