8.Raith: ¿Cuál es el papel que interpreto?

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Mis días se basan en lo mismo, en todo momento, como imágenes que se repiten en bucles infinitos. Desayunar lo que me traigan, leer, dibujar, bañarme, escuchar los cotilleos de Nola y Myra, y si Ula tiene tiempo, charlar con ella también.

Es mejor que los calabozos, pero sigue sin ser suficiente para mi, sobre todo porque todo es una mentira que en algún momento tendrá que terminar. Veo el vestido colgado para el baile, perfectamente listo para que en unas horas me enfunde en él, negro como una noche sin luna. Es tan suave que mi piel se eriza al tocarlo y casi ni puedo imaginar lo que se sentirá llevarlo. No me pondré un corsé, porque el vestido ya lo lleva integrado, eso dejándome muy expuesta, sobre todo en la parte del escote, los hombros y la espalda. No tienen mangas, pero claro, está diseñado para llevar joyas en el cuello que completen el espejismo. La gargantilla de Ula está al lado, en el tocador, colocada junto con un collar más largo, con una luna y una estrella colgando juntas, algo muy apropiado para lo que se lleva a cabo en el ritual. Es tan bonito y tan elegante que me duele verlo porque ni soñando durante cincuenta años pudiera haberme imaginado algo así. Es el vestido de una princesa, no, peor, de una reina, de una diosa de la noche, misteriosa y llena de secretos, y esa nunca seré yo. Mi padre y Jeff solían ver a través de mi, aunque a mi padre pocas veces le interesaba lo que ocultara mientras no fuera perjudicial para el negocio.

—¿Estás bien?—Es Nola quien lo pregunta y aunque asiento, ella se acerca, poniéndome una mano a la mitad de la espalda—. Puedes contarme lo que sucede, aunque no tenga la solución, sienta bien airearlo.

—No soy buena mintiendo, Nola. No sé cómo ocultar el miedo o las ganas de llorar.

—Lo hiciste bien ayer con Wilder y él es mil veces peor que Agnor.—Mete el cepillo entre mi pelo y lo cepilla de manera lenta, con cuidado. Las puntas me tocan ya por debajo de las clavículas, incluso el pecho, lo cual me parece tan sorprendente que apenas puedo concebirlo. Algo tan banal como el pelo, sin embargo, significa mucho para mi. Padre ya me hubiera cortado el pelo con un cuchillo, probablemente dejándolo desigual y algo desaliñado, así que esto es, sin lugar dudas, un gran cambio. Lo toco mirándome en el espejo mientras la crema hidratante se absorbe en mi piel, dejándomela suave como la de un recién nacido, o eso dicen las chicas, porque yo no he visto ni sostenido un bebé en toda mi vida—. Nadie podrá quitarte los ojos de encima esta noche.

—No sé si eso es bueno o no. No, definitivamente no.

—¿Intentarás participar en el ritual?—Veo en su cara que lo pregunta totalmente en serio, lo cual me sorprende. ¿En serio?—. ¿¡Qué?! No me mires así, por los dioses, no es tan disparatado.

—No, qué va, solo soy una humana, prisionera en un palacio niklars, como si pudiera participar en algo así. Es una locura.

—Espera, ¿sabes de qué va? ¿Cómo? ¿La princesa Ula?

—Yo...Lo he leído en la biblioteca—resumo de manea rápida y ella me escucha durante todo el proceso. Por desgracia, aunque Nola y Myra son las personas en la que más confío hoy en día, no puedo olvidarme del hecho de que siguen siendo empleadas de quien me retiene aquí. Tal vez mentirían o tal vez, salvarían su propio cuello entregando el mío, y yo no las culparía—. ¿Es real? ¿Alguna vez se ha unido alguna pareja?—Asiente al momento pero empieza a desarrollarlo, atrapando toda mi atención mientras nos sentamos en mi cama y ella lima mis uñas un poco más cortas y rectas.

—Ocurre pocas veces, se dice que es tan inusual como poder ver une eclipse solar hibrido.—Por supuesto no tengo ni idea de lo que habla, pero me hago una idea de que es algo poco común—. Sabes la parte en la que los que participan intercambian cuentas, ¿no? Normalmente, collares, pulseras y anillos, porque es más práctico de llevar.—Asiento de nuevo y continúa hablando—. Se dice que se lo tienes que entregar a la persona con la que sientas una afinidad previa o te gustaría que hubiera, claro.

Invierno en Leinheim✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora