Prólogo

117 6 0
                                    

Sentado en uno de los bancos de madera, unas filas más al fondo del altar, Yoongi oye con atención las palabras de una mujer que acaba de recibir una medalla por cumplir cuatro meses limpia.

Hyori. Una mujer que estuvo en prisión hace dos meses luego de perder la custodia de su única hija tras ser encontrada desmayada al lado de la niña, de tan sólo dos años, mientras esta no paraba de llorar. Los vecinos llamaron a la policía, y luego Hyori fue trasladada a un centro médico donde se descubrió una cantidad llamativa de toxinas en su cuerpo. Eventualmente fue procesada y su caso llevado a juicio.

—Hoy puedo decir que estoy bien, y continúo luchando por recuperar a mi hija. Ella es mi motivación para seguir adelante, por ella quiero ser una mejor persona, una buena madre. Y lograré traerla de vuelta a casa, gracias.

Una ronda de aplausos continua mientras ella limpia sus lágrimas y agradece una vez más el pequeño regalo como motivación.

Yoongi siente un poco de satisfacción. Lleva años en este grupo de apoyo que alguna vez su amigo le recomendó, conoce a todos los que lo integran, y sus historias de vida son complejas, diferentes, aunque similares en algún aspecto.

Ver a la mayoría recibiendo medallas en esta reunión especial fue muy grato. Tenía un significado valioso de autosuperacion, ya que no es fácil luchar contra tus propios impulsos, pero siempre será destacable y digno de admirar aquellos que logran encontrar ese punto de equilibrio en sus vidas. No es imposible, Yoongi lo sabe.

Por eso, a pesar de llevar un control funcional sobre su vida, jamás dejó ir el hábito de asistir a las reuniones de NA. Porque Yoongi aspira a llegar mucho más allá del punto de equilibrio.

"Cruzar el arcoíris" solía decir Seokjin.

Y quizá Hyori salga de aquí hoy y tenga una recaída, o tal vez nunca logre recuperar la custodia de su hija, pero tropezar es parte del proceso y los errores sirven para aprender de ellos.

Cuando Hyori regresó a su lugar, uno de los coordinadores del grupo introduce a un nuevo miembro y lo anima a que pase al frente para presentarse.

Desde la primera fila, alguien se pone de pie y camina los pocos metros que lo separa del amplio altar hasta quedarse de pie allí, mirando cabizbajo hacia el grupo. Yoongi no logra ver su rostro, pero reconoce a un muchacho de contextura delgada que lleva puesta una capucha sobre su cabeza, una sudadera de color gris con jeans gastados y unas Converse negras.

—Cuando tú quieras, Jimin-ah —dice Seokjin, el segundo coordinador del grupo.

Entonces Yoongi recuerda fugazmente la conversación que tuvo con Seokjin por teléfono la noche anterior.

El hermano de Namjoon salió de rehabilitación esta tarde, y se incorporará al grupo mañana. Necesita todas las manos posibles que podamos brindarle, es algo... Difícil.

Sí, conocía a Park Jimin. Como mejor amigo del novio de su hermano mayor, lo ha escuchado nombrar en varias conversaciones que Seokjin y Namjoon han tenido. También lo conoció en una ocasión, cuando fue a cenar a casa de Namjoon una noche, pero Jimin no se mostró interesado en saludarlo o dirigirle la palabra, fue descortés, áspero, y simplemente se pasó la noche encerrado en su habitación. Sin mencionar que Jimin tampoco tenía un buen trato con su hermano mayor, y Yoongi notó el desgaste mental y emocional que Namjoon tenía en ese entonces. Fue unos días antes de que Jimin ingresara al centro de rehabilitación

Hace tres meses.

Así que conoce el comportamiento conflictivo y complicado de Jimin. Es un joven con un humor grosero, impolítico, y desconsiderado.

Namjoon comentó que hacía lo posible por cuidar de él, por controlarlo y mantenerlo en su apartamento hasta que ingresara al centro, pero que Jimin no ayudaba en lo absoluto. Estaba enojado todo el tiempo, y que un adicto esté furioso o deprimido es potencial a agravar la situación.

Si bien Yoongi no conocía toda la historia de Park Jimin, tenía una idea mínima sobre lo que pasó para que terminara de esta forma, pues Namjoon le contó un poco sobre eso con plena confianza ya que también era parte de su propia historia.

Como persona que experimentó lo mismo, Yoongi le dio algunos consejos sobre cómo pasar los momentos más difíciles; cuando hay temblores, dolores musculares, arranques de ira, ansiedad, hostilidad, síntomas como la fiebre, vómitos, e incontinencia. Todo relacionado a la abstinencia.

Ahora sabe que ese sujeto de voz rasposa, contextura pequeña, y ropa holgada, es el hermano menor de Namjoon.

Luego de un suspiro, él carraspea, alza la mirada y habla.

—Hola... Soy Jimin.

Hay una breve pausa y todos los presentes lo saludan al unísono, incluido Yoongi.

Pero él está sumergido en su mente mientras repasa con atención el rostro de Jimin.

Jimin tiene un cabello negro, con mechones azabaches que caen por su frente y tapan parte de sus ojos, mientras el resto de él está cubierto por la capucha de su sudadera. La piel de su rostro sigue siendo pálida,  ahora luce más natural, sus mejillas no tienen color, al igual que sus labios resecos. Las ojeras siguen ahí, pero menos violáceas que antes. Sin embargo, la mirada en sus ojos marrones sigue siendo la misma.

Esa mirada llena de ira, confusión, y miedo.

Yoongi se tensa de inmediato.

Algo pesado comienza a perturbar su tranquilidad.

—Tengo veinte años... Y soy adicto  —comienza a hablar mientras sus dedos se enroscan en los puños de la sudadera. Está ansioso. No hace contacto visual con nadie, sólo mantiene la mirada sobre los pies de las personas sentadas en la primer fila—. Acabo de salir de rehabilitación, estuve internado tres meses y dos semanas por intoxicación de cocaína...

Los ojos de Yoongi se entrecierran.

—Mi hermano dice que estas reuniones ayudan, aunque me parecen una absurda perdida de tiempo —murmura lo último por lo bajo—, supongo que ya no tengo elección, por eso estoy aquí —continuó, sus manos inquietas a los lados de su cuerpo—. Mi vida dejó de ser mía hace mucho tiempo... Apesta, pero me lo merezco. Merezco todo lo que me pasó —balbucea para sí mismo.

—Estamos contigo, Jimin —dice el otro coordinador, Jaehyun. Y luego todos repiten lo mismo.

—Gracias —murmura, sin realmente sentirlo.

—A ti por compartir unas palabras con nosotros. Eres más que bienvenido a continuar viniendo, siéntete cómodo —Jaehyun le sonrió con su característica y amena sonrisa de labios sellados que transmite demasiada calma—. ¿Hay algo más que quieras compartir?

Jimin se lo pensó un momento y luego negó. Se le agradeció nuevamente antes de que regresara a su lugar. La reunión finalizó unos minutos después luego de que Seokjin y Jaehyun dieran un discurso de cierre sobre la importancia de recibir medallas y que estaban orgullosos de cada uno.

Esta fue la primera reunión donde Yoongi se reencontró con Park Jimin.

Y su presencia de ahora en más condenaría cruelmente el destino de Yoongi.

¿Lo peor de todo?

Yoongi lo supo desde el primer momento en que vio ese rostro angelical perturbado y esa mirada perdida.

Que Park Jimin sería peligroso para él.

Broken | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora