Prólogo: Un Final y Un Comienzo

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ADVERTENCIA

La lectura toca temas sensibles y fuertes referentes al suicidio, abuso sexual, violación, maltrato físico y psicológico, familias disfuncionales, etc.

Si tienes problemas de depresión y/o ansiedad procede con cuidado.

De conocer a alguien o tú mismo/a te vez en una situación similar a las que se exploran en esta historia, por favor, busca ayuda.

Nunca es demasiado tarde para tener un final feliz.




Cuando comencé a sentir mucho sueño supe que mi plan tendría resultado.

Era pasada la media noche y las pocas personas que transitaban hasta hace unos minutos desaparecieron. El pronóstico del clima afirmaba temperaturas de menos 0° grados, por lo que las personas buscarían una manera de mantener el calor, ya sea refugiándose en casa o usando ropa abrigadora... A excepción de mí. 

La delgada chaqueta que llevaba puesta junto a mis pantalones sueltos y pies descalzos no me protegía de las frías corrientes ni de la nieve que empezaba a acumularse encima de mí. Sentía los dedos de mis pies entumecidos, sabía lo que les pasaría si no los retiraba de la nieve, aun así, solo los enterré más en la suave y fría capa blanca.

"Me pregunto... ¿Qué pensaría ella si me viera ahora?"

La imagen de mi mejor amiga, una chica de mi edad de cabellos cortos y ojos llorosos apareció en mi mente. Por un momento, por un solo momento estuve tentada a abandonar mi plan. 

"Si me voy ahora... podría salvarme. Si camino unos pocos metros hacia la calle principal donde está la estación de policía..."

Y fue justamente en ese momento en que toda idea de vivir se terminó de esfumar.

"¿La estación de policía? No. Ellos no me ayudarán, ¿Por qué tendrían que hacerlo? No lo hicieron antes cuando les pedía ayuda, así que, ¿Por qué tendrían que hacerlo ahora?"

Las duras palabras: "SIN PRUEBAS SUFICIENTES, NO PODEMOS HACER MUCHO" todavía quemaban en mi corazón.

- ¿Sin pruebas suficientes? Vieron mi cuerpo, fui al médico legista, ¡Tuve un bebé! ¡¿Esa no era prueba suficiente?! - protesté y una suave risa histérica brotó de mis labios. Las lágrimas que no sabía que estaba derramando cayeron sobre la nieve, perdiéndose en ella.

Me quité la chaqueta permaneciendo solo en camiseta y la doblé de tal forma en que la usé como almohada al momento de recostarme. Si bien este sería mi final no significaba que debería irme sintiéndome incómoda.

Miré la casa enfrente de mí. Una casa que no hace mucho solía ser mi casa y en la que creí que tenía un hogar. Una casa que nunca me atrevería volver a pisar jamás.

"Por la mañana... Ellos descubrirán mi cuerpo."

La sola idea de mis padres contemplando mi frío cadáver me reconfortó. Lo único que me molestaba era no estar presente para ver sus reacciones.

El castañeo de mis dientes lentamente se fue volviendo en una respiración forzosa. Mis párpados se sintieron cada vez más pesados y cuando mi mundo comenzó a tornarse oscuro solo me dejé llevar.

"Sé que lo que estoy haciendo es considerado un pecado. Pero... Por favor, permíteme volver a verlos. Permíteme ver a las únicas dos personas que me dieron un motivo para vivir."

¡¿Soy Rashta?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora