Capítulo 14: Amistad

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- ¡Emperatriz Navier! ¡Creo que encontré a mi familia!

Cuando esas palabras fueron pronunciadas por su adorada protegida, Navier no era consciente de que ese sería el inicio de sus problemas, mucho menos de su sufrimiento.

Queriendo honrar los deseos de Evely llevó su caso ante Sovieshu y, luego de una investigación de menos de una semana, se dictó la fecha de la audiencia real.

La primera impresión que tuvo de Lady Rashta, después de fijarse en su extraordinaria belleza, fue la de una dulce joven, respetuosa y de buenos modales pese a haber vivido en esclavitud, que amaba demasiado a su bebé y a quién consideraba su abuelo, llegando a mostrar su adoración por Evely aun cuando apenas se conocían.

Su buen humor al ver el emotivo reencuentro familiar se desvaneció por el repentino cambio en el comportamiento de Sovieshu, el que la terminó interrumpiendo de forma brusca. Navier no sabría explicar la amarga sensación que se instaló en la boca de su estómago; pero la falta de modales de su esposo la hizo sentir ofendida, cosa que intentó enmascarar bajo un semblante estoico.

El resto de la audiencia real se desarrolló sin contratiempos.

Al finalizar le otorgó su bendición al bebé de esa joven que la veía con ojos llenos de admiración. Se atrevió a sonreír ante tales honestos sentimientos y les deseo felicidad desde el fondo de su corazón.

Su sonrisa se desvaneció al presenciar la sonrisa que le dedicó Sovieshu a la confundida joven cuando esta se retiraba junto con su familia. El malestar regresó una vez más al escuchar los planes de Sovieshu sobre organizar un banquete en honor a Lady Rashta que sirviera a la vez como su fiesta de debutante. Teniendo que verlo hacer los preparativos durante una semana.

Más allá de la opresión que se generó en su pecho tuvo un mal presentimiento.

"Quizás... Estoy pensándolo demasiado." - trató de convencerse.



...



Ver a Lady Rashta llegar al palacio imperial acompañada de sus padres y su abuelo fue todo un espectáculo. Casi de inmediato las miradas se posaron en ella y fue repleta de alabanzas y preguntas que fueron recibidas y contestadas de forma humilde.

Llegada la hora del baile, Navier y Sovieshu bailaron juntos el primer baile siguiendo las costumbres, aunque pudo notar que la atención de su compañero estaba en otro lugar. Una vez la canción terminó, Sovieshu no tardó ni un segundo en dirigirse a donde Lady Rashta bailaba alegremente con su abuelo para pedirle acompañarlo a bailar la siguiente pieza. Por supuesto, para Navier debía ser comprensible al ser Lady Rashta la invitada de honor; pero la ansiosa emoción que desbordaba Sovieshu la hizo volver a experimentar el mismo malestar.

Navier recibió la orden, más bien el pedido, de bailar con el Vizconde Gilimt. Sería una falta de cortesía rehusarse así que accedió. Quiso pensar que para Sovieshu era lo mismo y que por pura educación invitó a Lady Rashta a bailar, era la invitada de honor, después de todo.

No supo en qué momento Sovieshu y Lady Rashta habían desaparecido.

Sin deseos de bailar con nadie más fue a donde sus damas de compañía para conversar.

- Tal parece que para el Emperador esa chica es muy agradable. - comentó la Condesa Elisa con expresión preocupada.

A Navier le llamó la atención su comentario. - ¿Para el Emperador?

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