Capítulo 4: El Despertar De Jay.

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     Luego de un mes de desesperación y frustración, Jay abrió los ojos. Los rostros de alegría de sus padres brillaron de incredulidad al ver a su hijo moverse, luego de tantos días. Había dormido mucho. Estuvo en coma un mes.

-¿Qué año es? -dijo Jay con su buen humor, aún después de sentirse tan mal.
-Hijo... -las lágrimas de alegría brotaron de los ojos de su padre.
-Estábamos tan preocupados... -dijo su madre, llorando de alegría.

     Leonard se preparó para darle a Jay la noticia. Era necesario que Jay supiera lo que le había pasado, así como su estado actual.

-¿Listo para escuchar?
-¿Tengo opción? -dijo Jay relajado.
-Escucha con atención. -Leonard aclaró su garganta. -Quise inventar un insecticida. Uno que fuese el mejor de todos. Sin darme cuenta, terminé experimentando con muchos químicos, hasta que creé lo contrario a un insecticida, diría yo. La idea era matar a las pulgas, y terminé alterándolas genéticamente. No estaba seguro de lo que podían hacer, pero no le di importancia y me fui a conversar sobre esto con uno de mis amigos y socios. La pulga que te mordió era una de esas que estaban alteradas. Escaparon de la caja donde las tenía. La pulga solo quería alimentarse de ti, pero como forcejeaste, te inyectó un veneno potente que mató varias células de tu cuerpo y detuvo la mayoría de tus órganos. Pensé que ibas a morir, pero, milagrosamente, el veneno también cumplió la función de reactivar todos tus órganos y ponerlos a funcionar mejor que antes. Todos los síntomas que tenías me decían que ibas a morir. En vez de eso, ahora pareces más sano que nunca. Al final, haciéndote exámenes, pude ver que todos tus valores están óptimos... excepto...
-Excepto... -miraba Jay a su padre con curiosidad y preocupación.
-Excepto que tu código genético, aparte de haber sido destrozado por el veneno, fue reconstruido y recombinado por el mismo, como si lo reparara o mejorara. Te has convertido en un organismo con una extraña variedad de bases nitrogenadas, divididas entre las de Homo Sapiens y las de Siphonaptera.
-Papá, sabes que no entiendo latín...
-Eres un organismo setenta y cinco por ciento humano, y veinticinco por ciento pulga. Hice la comparación de tu código genético con el de las pulgas y ningún humano está tan emparentado con ellas como tú lo estás. Ese veneno tuvo qué ver, no hay otra explicación.

     Jay, muy sorprendido, se mantuvo pensante durante varios segundos sobre lo que acababa de oír.

-Eso significa que soy un... ¿"Hombre Pulga"?
-Eso lo voy a confirmar en cuanto te haga unas pruebas. Ya hablé al colegio y dije que estás de reposo. Necesito investigarte, hijo. Quiero asegurarme de saber qué más te hizo esa mordida.

     Tras la noticia, la inseguridad de Jay aumentó, así como su curiosidad de saber lo que le depararía el futuro.

El Hombre PulgaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora