Capítulo 6: Consecuencias.

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     El joven Jay, con todas las habilidades adquiridas y toda una vida por delante, se preparó para volver a su rutina escolar. Hacía dos meses que no iba a clases y tendría muchos exámenes qué hacer. Al regresar, se reencontró con sus compañeros, amigos y profesores. Tomó los apuntes necesarios para poder presentar las siguientes evaluaciones y en el receso, se reunió con sus amigos para poder conversar mejor sobre su tiempo desaparecido. Para poder ocultar el crecimiento de sus brazos, Jay usaba suéteres gruesos.

     Sucedió que sus compañeros un día lo invitaron a jugar después de clases. Pero Jay tenía prohibido por su padre hacer ciertas actividades físicas en público, ya que no controlaba su fuerza y algunas de sus habilidades. Por lo tanto, se negó a la invitación y se mantuvo dando excusas siempre. Llegando a su hogar, rompió de nuevo la manilla de la puerta al intentar abrirla. Su padre tuvo que repararla otra vez. En la tarde, se golpeó el dedo pequeño de su pie contra la mesa del comedor. La mesa se rompió y su padre tuvo que reparar la mesa. Jay comenzó a sentirse una carga para la sus padres, ya que al no dominar sus poderes, era muy molesto para la familia debido a los problemas que causaba. Debido a eso, Jay quiso ser más útil para su familia. Un día a su madre se le iba a caer un vaso con agua que golpeó con su codo y él rápidamente logró atraparlo con sus manos. En esos días, también pintaron la casa y sólo Jay podía llegar a las partes altas sin usar escaleras. De noche, salía a la panadería saltando por los techos de las casas. Sin embargo, la discreción con la que la familia trataba el problema de Jay era alta. No era la clase de niño especial que las personas confesaba tener. Con todo y que lo exponían al mundo exterior, siempre buscaban una forma de evitar que la gente se diera cuenta de que Jay tenía habilidades excepcionales.

     Pasado unos meses, llegó el gran día en para el Dr. Hopkins. Él había presentado su invento antes los científicos más importantes de la ciudad, mostrándolo como un descubrimiento para la ciencia. Obviamente no se trataba de un insecticida. El Dr. Hopkins lo llamó "Suero Potenciador". Ese nombre le fue dado por la capacidad que tenía de alterar el código genético de los seres vivos y hacerlos más grandes y fuertes. Quizá, para los científicos de la ciudad, se trataba de un gran descubrimiento, pues podrían hacer cosas increíbles con él, como mejorar fácilmente a las plantas y a los animales de cría. Las posibilidades eran infinitas, y justamente de eso era que debía hablar Leonard Hopkins es una convención que habría dentro de poco, donde mostraría su invento a investigadores importantes del país. Faltaba una semana para el evento y toda la familia estaba emocionada. Por fin, los esfuerzos de Leonard darían frutos. Sería reconocido a nivel nacional por su descubrimiento, el Suero Potenciador.

     En esa última semana antes del evento, Jay estaba saliendo de la biblioteca de su escuela. Estaba buscando unos libros para estudiar y de pronto, un fuerte dolor de cabeza le sobrevino. Tuvo que correr al baño porque el fuerte dolor le provocó náuseas. En el baño, vomitó y vomitó; al mismo tiempo que con mucha ira, golpeó la pared de metal que dividía los inodoros, hundiéndola y rompiéndola. Jay se asustó mucho, ya que había provocado un daño a las instalaciones, y a la vez, había creado evidencia de que alguien con una fuerza sobrehumana había cometido tal acto. Nadie se podría explicar ese suceso, por lo tanto, decidió intentar reparar la pared aplanando la abolladura. La preocupación que le provocó el error cometido lo hizo entrar en un estado de ansiedad, producto de las hormonas liberadas en su nuevo y acelerado metabolismo. La verdad era que Jay no se había convertido en un súper humano, sino que poco a poco, él dejaba de ser un humano.

     Salió del baño con discreción, como si nada le importara para volver a su casa. En las afueras de la biblioteca estaba un grupo de jóvenes, contemporáneos con Jay, divirtiéndose. En el grupo había un compañero de clases de Jay. No se llevaban bien, así que quiso molestarlo. Le lanzó una lata vacía de una cerveza, directo a la cabeza. Jay enfureció.

El Hombre PulgaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora