La Calavera

Fase II

Apenas el enfermero le dio la espalda a 082, este le pegó en la cabeza con un fierro, el golpe le dio justo en la nuca, el enfermero cayó al suelo dejando un gran charco de sangre, James se agachó y le atravesó la cabeza con el  fierro. Se levantó y retiró de un golpe el fierro haciendo que la sangre saliera a mayor velocidad y manchando todo a su paso, desde el fierro hasta la ropa y rostro de James.
James le quitó las llaves y salió de su habitación ya que no estaba cerrada. Apenas salió vio a los del mesón hablar, se acercó por detrás de uno de ellos para pegarle con su arma improvisada, este cayó al suelo mientras que el otro quedó en shock, no perdió el tiempo, lanzó el fierro al techo para poder saltar el mesón, atrapó el fierro y golpeó al enfermero en la cabeza.

Siguió así toda la noche, nadie se salvaba, al llegar a la oficina del doctor Keymall no pudo evitar emocionarse, tiró la puerta abajo para luego entrar, el doctor estaba aterrado. James se acercaba con cuidado mientras que el medico retrocedía, podía ver el terror en los ojos de aquel hombre, el medico sintió como su pie chocaba contra la pared, sabía que ya no podía retroceder y eso lo aterró aun más.

—Creo que hasta aquí llegó su carrera, Doctor....

El Doctor se arrodilló, suplicó piedad, las lagrimas corrían por su rostro pero nada de eso le importó a James, él solo quería verlo sangrar en el suelo mientras dice lo que en verdad  piensa, ya que cuando alguien esta en sus últimos momentos es más sincero.

James lanzó el fierro hacia la pared, no quería que la sangre de sus otras victimas se mezclaran con la del doctor, quiere que su muerte sea única y sin igual. De su bolsillo sacó un bisturí que tomó de la sala de enfermeros, lo tomó con cuidado para luego lanzarlo como un dardo a una diana en la pared, el bisturí se clavó en el globo ocular derecho del doctor haciéndolo gritar del dolor, la sangre corría por todo su rostro mientras gritaba, su globo ocular fue partido a la mitad... James se acercó y de un tirón sacó el bisturí del ojo del doctor, haciendo que este gritara aun más fuerte, James clavó el bisturí otra vez pero en otro lugar, lo clavó en la garganta del doctor, atravesando su garganta pero no lo terminó ahí ya que arrastró el bisturí hasta llegar al pecho, para finalizar de una buena vez, James le clavó el bisturí en el corazón partiéndolo a la mitad.

—Es una lastima que terminaras así..... Sin rencores.....

James estaba completamente cubierto de sangre, sus manos y rostro estaban manchados con aquel líquido carmesí. Se levantó y salió de la habitación dirigiéndose a la oficina de otro doctor, después de todo, la noche aun es joven....

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111 iba pasando por el hospital, algo no le cuadró en su primera visita así que decidió volver, cuando se paró frente a las puertas notó que algo andaba mal, no se veía a nadie.... De un momento a otro, un gran charco de un líquido carmesí apareció por un pasillo, se expandía muy rápido.... 111 quedó congelada al notar ese pequeño detalle, se dio la vuelta y se fue a su auto para irse lo más rápido posible de ese lugar que desprendía un horrible aroma a sangre.

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James salió de la última oficina, su lista se redujo de  1400 a 1397, solo le quedaban tres personas, las cuales se escondieron en el sótano y él lo sabía ¿Cómo sabía eso? Pues es el único lugar que no a revisado aún. Caminó sin prisa, sabía que ellos estarían asustados así que decidió alimentar ese miedo con la tensión de esperar lo inevitable. Mientras bajaba él iba cantando "Animal Cannibal", la letra de la canción era tan turbia como la situación actual, tanto que apenas pisó el último peldaño de la escalera cantó:

—Remember that time way back when I Kissed a guy who ate his women friends.... — Paró de cantar de golpe cuando escuchó el sonido que emite un mueble al caer contra el suelo de cemento— Oh.... ya se donde están....

Fue caminando y deteniéndose en lo que encontraba interesante o útil, vio un bate de beisbol y lo tomó, estos dos eran especiales así que debían morir de una forma tan especial también. Los encontró bajo un escritorio tapados con una pizarra descolgada, su sonrisa se volvió mas sádica al verlos en un estado tan vulnerable como ese, junto a su sonrisa se pudo escuchar su risa con eco por el silencio de aquel lugar. Pateó la pizarra dejándolos petrificados del susto, su risa se hizo mas fuerte lo que ocasionó las caras de espanto en los jóvenes. Rogaron piedad pero de nada les sirvió, James los golpeó con el bate hasta desmayarlos, agarró una sierra que estaba cerca para luego cortarles la garganta, la sangre chorreaba desde sus cuellos hasta el suelo de cemento y los zapatos de aquel loco llamado James Robert o como el mundo lo recordaría..... El Paciente 085......