La Madre

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James golpeó la mesa, se acaba de enterar que aquella mujer que estaba sentada en la sala era la madre de los mellizos, James cuidó a los niños en todos sus momentos así que era más madre que ella. Todos quedaron en silencio tras el golpe que dio James, William sabía que nada bueno venía cuando eso pasaba así que solo le quedaba rezar.
James no se las aguantó, se levantó y fue a la sala, entró y se sentó al frente de ella, no le importó que ella le estuviera exigiendo ver a los niños.

—A ver dulzura, comprende que no puedes llegar a MI casa exigiendo llevarte a los niños que abandonaste— la mujer le iba a protestar pero al notar la mirada de James, prefirió callar— si ubieras llegado pidiendo llevarte a William te lo entrego con gusto, hasta en papel de regalo lo pongo, pero no con MIS niños. Son mas hijos míos que de William o tuyos.

James estaba más que molesto con la mujer, actualmente a pasado ya un año desde lo del hospital así que los niños ya lo tienen asumido como familia. La mujer solo lo miró enojada, ella no se iría de esa casa sin los niños y James tenía eso claro.
La mujer le empezó a reclamar a James y este le reclamaba de vuelta, la mujer se paró enojada y siguió gritándole a James, este golpeó ambas manos en la mesa provocando un ruido enorme llamando la atención de William, quien estaba en la cocina. Al ver cómo la pelea estaba prefirió entervenir.

—¿Qué tal si se calman y hablan esto como personas tranquilas?

—¡TU NO TE METAS WILLIAM!— Gritó James, estaba furioso con aquella mujer y pobre del que se interponga en esa pelea— ¡¿Y quien te dio el derecho de meterte en esto?!

—Soy el padre de los niños.

—¡Ni que padre ni ocho cuartos! ¡¿No ves que esto es entre ella y yo?! ¡ESA IMBÉCIL QUIERE LLEVARSE A MIS NIÑOS!

OK, ahora si que todo estaba jodido, James se levantó del sillón y obligó a William a irse a la cocina y que no se entrometiera. La mujer, Clara, solo miró con sorpresa la manera en la que James mandaba en esa casa, nadie se metía si él estaba molesto, todos le hacían caso sin siquiera cuestionarlo.
James volvió a mirar a la mujer, tenía algo más que claro, si ella no se iba por las buenas él haría que se fuera por las malas. Se le acercó, tomó su bolso y se lo entregó.

—Si solo venias a decir estupideces mejor vete, no tengo las mínimas ganas de perder mi tiempo en ti— James le apuntó la puerta en señal de que se fuera, señal que ella ignoró.

—¿Qué acaso eres la nueva pareja de William que tanto te preocupan los niños?

—¿Y eso en que te incumbe? Tu no formas parte de la vida de William ni de la de los niños. Ahora vete.

La mujer no se movió, dejó el bolso en el suelo para luego sentarse en el sillón para no moverse. James ya estaba perdiendo la paciencia con esa mujer, agarró el bolso de la mujer y se fue directo hacia la puerta, la abrió y luego lanzó el bolso a la calle, poco le importó las quejas de la mujer ya que luego tomó la chaqueta de la mujer para hacer lo mismo.

—Vete antes que te tire como tiré tus cosas.

—No me moveré de aquí sin mis hijos.

—!Cierra tu puto hocico! ¿¡QUE PARTE NI COMPRENDES?!— James no sintió los pasos en la escalera, solo se acercó a la mujer para luego agarrarle el cuello y apretarlo— ¡Ellos son MIS HIJOS!

Antony y Jess bajaron las escaleras y vieron como estaba actuando James. Ellos empezaron a llorar al notar el rostro de loco de James, eso llamó la atención de este.

—Oh pequeños, vengan acá— James soltó a la mujer y fue hacia la escalera donde estaban los niños— ya ya pequeños, todo está bien.

James levantó a los niños en brazos para lograr calmarlos, por el simple echo de verlo como siempre ellos pararon de llorar. James los paseaba en brazos para hacerlos reír, cosa que logró pero no vio como la mujer veía todo.

—Así que esos son mis hijos...

—Ya te lo dije, ellos son MIS hijos— Él la miraba con odio, no aguantaba como ella hablaba como si los conociera.

Los niños solo miraban aquella situación, Jess empezó a dormirse mientras Antony le hacía cariño en la cabeza. Nain bajó junto Alex para buscar a los niños, cosa que no agrado a la mujer.

—¿Y quienes son para llevarse a mis hijos?

—La mejor pregunta es quién te crees tu para decidir por ellos— le respondió Alex a la mujer, él sabía cómo era ella así que le pagó con la misma moneda.

Alex y Nain se fueron con los niños a la habitación de arriba para que Jess durmiera y Antony jugara. James se volvió a sentar, ya estaba muy irritado por la mujer pero no podía hacer más que guardarse la ganas de matarla en ese mismo momento, ¿por qué? Porque la alfombra era blanca y las manchas no saldrían fácilmente.

—Ellos son mis hijos, no se quien seas o cual sea tu relación con ellos pero no comparten sangre.

—Puedo no compartir su sangre pero yo los cuide, yo los tuve que soportar con sus pesadillas, tuve que quedarme hasta tarde para que ellos pudieran dormir tranquilos, tuve que cuidarlos mientras William trabajaba hasta tarde— James le soltó todos los echos a la cara— te apuesto a que ni sabes a que son alérgicos o sus cumpleaños.

La mujer quedó callada, no podía reclamarle a esos echos, él era mejor madre de lo que ella podía. Ella decidió levantarse para luego salir de la casa sin siquiera despedirse, James no se molestó, sólo decidió pensar en cómo matarla luego ya que no quiere que sea un problema para el futuro.

—¡Mamá! Jess no quiere compartir al señor Michi.

—Y ahí se fue mi paz...

La CalaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora