CAPÍTULO IX

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POV JULIANA

Ha pasado una semana desde esa noche en que algo raro pasó entre Valentina y yo. Ella no me ha enviado ningún mensaje, no me ha llamado ni me ha visitado en Corazones Compasivos, tampoco yo he hecho algo al respecto, no porque no quiera, sino porque no sé qué decirle.

Sé que me comporté como una idiota, sé que no debí de haberme encelado por lo de la visita de su ex, ni dejarla sola por querer causarle celos, ni dejar que esa chica se le acercara... No debí hacer muchas cosas esa noche, sobre todo, no debí irme de su habitación sin haberla besado.

Mientras estaba acostada en mi cama mi celular comenzó a sonar.

—Hey.. — contesté.

—¡Juli bebé! ¿Dónde has estado toda esta semana? Llevamos días buscándote y hablando por el grupo y ni tus luces— me dijo Gerry.

Suspiré para luego decirle —He estado muy ocupada, Gerry—.

—Pues con mayor razón, desestrésate y vamos a tomar y bailar hasta que nos dé una congestión— dijo Gerry de manera divertida.

—Paso, bebé... Tengo mucho trabajo aun— mentí.

Gerry suspiró muy fuerte y puedo jurar que rodó los ojos para preguntarme —¿Sigues sin saber nada de Valentina? —.

—Tengo que colgar, bebé. Salúdame a las chicas, pásenla bien— dije antes de colgar la llamada.

Miré el reloj, pasaban de las 5:00 de la tarde —Valentina ha de seguir en su empresa o ha de estar por salir...— dije para mí misma.

Una voz interna me decía que fuera a buscarla, total las cosas estaban mal y si iba y mis disculpas no servían de nada, igual ya nada podía ser peor y sin pensar mucho, me di un baño rápido y subí a mi Mustang dirigiéndome a Carvajal's Tower.

Al estacionarme fuera de la empresa de Valentina me di cuenta que tal vez no era la mejor idea del mundo y dudé por un segundo en si bajarme del auto o huir, pero la culpa no me dejó acobardarme esta vez.

Entré a la recepción del edificio que tenía cientos de pisos de altura, mucha gente entraba y salía del lugar, solo podía observar los trajes, corbatas, tacones altos y mucha seriedad que me rodeaba y agaché mi cabeza viendo mis Converse —Debí pensarlo dos veces— murmuré.

Me acerqué a la recepción y en ella se encontraba una señora que en cuanto me miró puso una sonrisa muy tierna en su rostro.

—Buenas tardes, señorita ¿en qué puedo ayudarla? — dijo amablemente.

—Eh... si, buenas tardes. Vengo con la señorita Valentina Carvajal— dije dándome cuenta que ni de broma la señora me iba a permitir subir con la que probablemente era la jefa de su jefe de su jefe de su jefe.

La señora hizo una cara de sorpresa y después dijo —Me temo que tiene que tener una cita previa agendada para poder reunirse con la Licenciada Valentina Carvajal, señorita—.

—Lo sé— confesé —pero ella y yo somos amigas, sé que probablemente mucha gente ha venido diciéndole eso, pero por favor márquele y dígale que Juliana Valdés está aquí, estoy segura que no le molestará—.

La señora me observó por un segundo y creo que pudo notar mi cara de angustia —está bien, le marcaré a su asistente para informarle, pero dependerá de ella si le pasa el recado ¿está bien? —

—¡Sí! Muchísimas gracias— le dije a la señora sonriendo.

Me alejé un poco dándole espacio a la amable señora para que pudiera comunicarse y a los minutos me pidió que me acercara.

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