¡Opresión! Dolor de Persistencia

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• UMBROSA AFICIÓN •

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• CAPITULO •

• VII •

• ¡OPRESIÓN! DOLOR DE
PERSISTENCIA •

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"¡Seiya!" Serena lo sostuvo para que no cayera. "Yo te regresare a mi lado." Su energía comenzó a rodearla. Con el aura que había creado a su alrededor, lentamente, comenzaba a transformarse en la princesa del milenio perdido.

"Se...Serenity." Seiya quería mantener los ojos abiertos aunque fuera solo por un instante para poder ver a la hermosa princesa.

"No podría permitir alejarte de mi lado." La energía de esa luz iluminó encantadoramente a una estrella que ya estaba apunto de extinguirse, permitiéndole llenarse de luz una vez más.

Y esa fue la misma energía que la hizo sentir el dolor más horrible. Sentía como si su cuerpo se quemara por dentro. Tal dolor la hizo soltar a Seiya, pero su propia voluntad se lo impidió y volvió a abrazarlo.

"Sue...suéltame." Pidió débilmente él.

Pero ella no respondió. No importaba nada ni nadie, ni siquiera ella misma importaba, ni siquiera al ser que desaparecía con cada segundo de luz. Lo único que importaba era él y el mundo que él había creado para ella.

Su dolor era reflejado en su aferramiento a él. Pero a pesar del desgarrante dolor, Serenity no estaba dispuesta a soltarlo.

Pero el dolor la estaba matando.

No podía más.

Oscuridad fue lo único que la envolvió a ella en respuesta y no le permitió seguir abrazándolo porque sus brazos cayeron...al igual que su cuerpo.

"¡Serenity!"

.o.

"¡Seiya!"

El sudor de su frente caía sobre su rostro al casi saltar de esa cama. Fueron sus lagrimas las que le recordaron que eso había sido solamente un sueño. "Seiya." Ella solo lo necesitaba a él.

La puerta se abrió haciendo que Serena secara sus lágrimas de inmediato y dirigiera la mirada a la entrada.

"Veo que has despertado."

La muy conocida figura entro hasta dejar la bandeja con agua y paños sobre el tocador.

Serena la reconoció de inmediato. Su dulce voz era tan reconocible. Ni siquiera sabia si sonreír por saber que sus guardianas aun vivían. Solo cerró los ojos y rogó que en cuanto los abriera...fuera él quien se encontrara a su lado como tantas veces ella ya lo había visto.

"Menos mal, al menos la temperatura ha cedido."

Serena abrió los ojos al sentir la mano de la mujer sobre su frente. Pero ella no respondió. Michiru coloco suavemente un paño sobre la cabeza de Serena.

Serena ni siquiera la miro. Deseaba no estar ahí. Deseaba liberarse de todo lo que la estaba deteniendo e ir corriendo a cederle su vida al hombre que dejó agonizando.

Mantuvo los ojos cerrados con el fin de verlo a él aunque fuera en su mente.

"Oh, Serena, ¿Pero que te han hecho?"

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