Prólogo

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¿Sabes lo que qué es sentir el remordimiento? ¿Conoces el dolor? ¿La culpa? Pues si los conoces, entonces siéntate conmigo y déjame contarte mi historia.

Hace mucho tiempo, cuando los ángeles rebeldes cayeron por revelarse, los tres más fuertes se aliaron con otras razas para agrandar su ejército para algún día liberarse de todo mandato del que llaman El Creador del Todo, quien gobierna en el Reino Celestial en su gran palacio que es custodiados por los Celestiales, seres de alas blancas con poderes divinos que el mismo Creador les otorgó para que ninguna de las criaturas pudiesen superarlos y sean solo superados por él mismo. Los tres hermanos unidos tomaron posesión para dirigir el bajo mundo, cerca de los confines del abismo, un mundo interno dentro del planeta llama Tierra, El Inframundo, un lugar apartado de la vista del Creador y podrían ejercer su mando entre los tres.

En su afán de conseguir aliados, visitaron el mundo oscuro, el Reino de los Sombra que fue creado por la Diosa Gaia para dar hogar a su familia y creaciones, Los Sombra, regidos bajo el mando de una familia Real que hizo con todo su amor a partir de sus tan amadas Rosas Negras, por lo que los nombro Rose.

Siendo los Tres hermanos los primeros en querer aliarse con ellos, conocer sus habilidades, teniendo al cargo de este Reino a Nix, una mujer de negros ojos y cabellos tan oscuros como la noche, que vestía un hermoso vestido negro detallado a su figura esbelta y voluptuosa. El hermano mayor, Lucifer, fue cuestionado por la Reina de los Sombra sobre su origen y que raza se suponía que era, Lucifer sabiendo que ya no podía tomarse más como un Celestial, solo dijo, Somos "Daemons" pues no somos quienes solíamos ser. La Reina solo sonrío suavemente ante él y acepto la alianza, incluso para asegurar que alguno pudiese asegurar una dependencia propuso a su hija, ni el hermano mayor o del medio aceptaron su oferta, sin embargo el menor de los tres si que tuvo un interés y pidió verla. Cuando la tuvo enfrente se había quedado anonadado ante ella, la chica de cabellos castaños y ojos dorados cuál oro que lo dejaron perdido en su mirada, el joven Duque supo en ese momento supo que la tomaría como su esposa.

El tiempo volando, el Inframundo creciendo, almas maliciosas llegando a un lugar donde se sentirían como en su hogar y se tornarian más fuertes aunque cambiaran sus aspectos a unos monstruosos y algunos colosales, más nunca tan fuertes como la Familia Real de los Daemons, quienes regian con puño de hierro y aún así cada uno de sus súbditos, quienes nombraron Demons o Demonios, los admiraban y temían pues ellos eran seres hermosos y poderosos que estaban por encima de todos ellos. Pero nada jamás es tan dulce entre los nobles, pues la confianza entre ellos no era tan estrecha, más entre Lucifer y su hermano más joven, Astaroth, el Duque de los Abismos.

Discutían uno con el otro estando en desacuerdo constantemente mientras el del medio, Belcebuth, se mantenía al margen de todo hasta que se calmaran y pudieran dialogar con tranquilidad, hasta que Astaroth dejaba la habitación donde se encontraban para regresar en cada oportunidad al Reino Sombra donde pasaba el resto de su tiempo junto a la princesa, Elisa, hija de Nix y futura gobernante con la que con el tiempo mantuvo un estrecho romance hasta que esta le notifico que esperaba a su primogénito, lo que hacia que Astaroth la frecuentara más para estar cerca de quien seria su primer hijo. Más no se lo tomaría bien Lucifer que con enojo hacia su hermano por realmente empezar a procrear un híbrido de razas, un ser impuro por lo que ahora obligaría a su hermano a seguir su voluntad tomando control de su mente, sus emociones, su actuar. La siguiente ocasión que visitaría Astaroth a su amada seria la última, pues ahora con solamente odio en su ser, el noble de cabellos rojizos oscuros trataría de matar a su amada para asegurar que nunca nacería el híbrido, bajando sus manos crearía dos vórtices en sus palmas y al juntarlas disparo una ráfaga de energía rojiza y negra en dirección a Elisa quien temerosa de su vida y la de su hijo, en el último instante evadiria la ráfaga escapando entre las sombras sin consciencia de a donde ir, saliendo en un hermoso bosque de la Tierra cerca de un gran Reino, donde por fin conseguiría asilo gracias al Rey Oswiu quien le haría saber que habitaba en 655 d.C. y estaría bajo su protección, Elisa no dudo que ahora viviría en una época muy por delante de lo que vivió y posiblemente el Astaroth que alguna vez amo, ya ni siquiera existiría en ese corazón lleno de odio que vio antes de partir.

Así pasando de ser una Princesa ahora seria una dama de pueblo que criaría a su hijo por si sola, aún sin olvidar al hombre que amo, reflejando ese amor en su hijo a quien nombro Nicolás Astaroth Rose, quien cuidaría para que algún día fuese tan fuerte que se compararía a las leyendas de los grandes héroes de la historia.

El Caballero de la Rosa NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora