El gran salón de los tronos, donde se juntaban los tres hermanos Daemon que se conformaban de Lucifer, Belcebúb y Astaroth, junto a los hermanos mayores estaban sus respectivos primogénitos, a excepción de Astaroth, pues ahora sabía que su hijo primogénito supuestamente muerto ahora estaba en los calabozos esperando su siguiente combate de vida o muerte, la que ahora pensaba que justo a su progreso rápido podría resultar vencedor. Lucifer se mantenía pensante sobre el mismo muchacho que de haber sido puro, estaría parado junto a su padre, al voltear a ver a sus dos hermanos soltaba un pesado suspiro para atraer las miradas de los presentes, por lo que procedió a ponerse de pie y caminar al centro del salón con la mirada de sus hermanos, sobrino e hija puestos en él esperando a lo que dijera algo pues era evidente que algo transcurría por su cabeza.
– Todos estamos conscientes de que el chico que ha estado ganando en el Coliseo se ha vuelto cada vez más fuerte como ha transcurrido los días, ¿No es así? - Volteaba a ver a cada uno de los presentes, que aunque no respondían a su pregunta sabía perfectamente que entendían y estaban de acuerdo con él - Siendo un ser impuro con sangre Daemon, solo hay dos maneras de solucionar este problema, pues si se hace más fuerte puede que incluso se convierta en alguien tan fuerte como la Guardia Real.
No hubo más que silencio por parte de los presentes, Belcebúb presentaba un ceño fruncido pues le parecía un insulto que tuvieran que presentar una solución ante un "problema" que podía ser un mocoso que no había tenido más que suerte de sobrevivir, considerando para si que aquellos Demonios ya no eran tan fuertes como solían serlo y que se habían distraído dándole oportunidad a alguien tan débil. Por otro lado, Astaroth mantenía un semblante serio, pensante pues aún se preguntaba como estaba ahí tras miles de años que se había asegurado de haber matado sin dejar rastro de la Princesa de los Sombra, ¿Acaso ella también seguiría con vida? Y si ese fuera el caso, ¿Por qué el niño estaba ahí? ¿Era malvado y por eso fue mandado el Infierno? Porque hasta donde era conocido por absolutamente todos, los niños al no poseer maldad propia eran mandados al Cielo cuando morían, a excepción de que nacieran ahí como los habían hecho Baal Rex y Luna, quienes eran sus sobrinos.
Repentinamente el discurso de Lucifer había sido opacado por una entrada inesperada, el portón del salón se vio abierto de par en par dando paso a un Demonio anciano, que caminaba con un báculo el cual usaba como bastón para caminar y cubierto con una túnica negra que se terminaba arrastrando por el piso por la altura que ya iba encorvada, el Oráculo había hecho acto de presencia ante sus majestades y príncipes, atrayendo las miradas de todos los presentes en lo que se cerraba el portón detrás suya evitado que saliera el ruido del salón.
– ¿Qué es tan importante como para que vengas a interrumpir así de repente, anciano? ¿No ves que estamos ocupados? - Dijo con soberbia Lucifer, pues le había molestado que se hiciera presente sin aviso anticipado ante ellos, pero igual consciente de que si lo hacia sin aviso era algo que no podía ser cualquier pequeñez.
– Los espíritus murmuran majestad Lucifer, los caídos han predicho un espantoso destino para la familia Real de los Daemon, y tiene que ver con un pequeño Gladiador reciente, ¿Piensa que no es importante como para que venga desde mis aposentos en la Torre? - Respondía con seriedad el anciano, pues no había alguna cercanía entre el Palacio Daemon y la Torre del Oráculo que estaba del otro lado del Infierno, a las fronteras con Gales por los mares magmáticos del Inferno.
Lucifer guardo silencio para volver a su trono para tomar asiento y verlo desde su altura, mientras el Oráculo se posicionaba en medio de los tres tronos que conformaban un triangulo y aunque no necesitaba verlos a todos sabía perfectamente que el peso que sentía sobre si era por las miradas de los presentes, por lo que rápido procedió a aclarar su garganta y se enderezo lo que su demacrado cuerpo le permitía mirando fijamente al gobernante.
– Guarde cuidado majestad, pues en su futuro distante veo un oscuro poder acabando con la potestad de su gloria, un hombre de oscuros cabellos que porta el don de los demonios, potenciado al punto que la flama de su corazón se ha oscurecido y pactado para que de él salga el poder de la más profunda oscuridad... El temple del primer hombre junto a las fuerzas de la guardiana de las Tierras, veo las fuerzas de sus majestades caer, acompañado de un Arcángel que iguala sus fuerzas - Dijo cada vez más angustiado, mientras en la cara de de Lucifer se veían reflejadas la angustia, enojo e impotencia.
– ¿¡Qué estupideces dices, anciano!? - Se levantaba Belcebúb claramente eufórico por sus palabras, pues le era imposible creer que dijera el Oráculo que en un futuro alguien los desafiaría y derrocaría - Somos los Daemon, la más pura nobleza de Demonios en todos los Reinos de este maldito mundo, los más poderosos, ¿Y dices que seremos derrocados por una basura con poder oscuro?
– Belcebúb tiene razón, eso sería imposible - Interrumpió Astaroth, juntando sus manos recargando su cabeza en estas para ver seriamente al viejo, quien mantenía silencio - los Sombra están bajo mi dominio en los abismos, si desearan revelarse si quiera uno de ellos, no tendrían oportunidad contra nosotros.
– Si es todo lo que tienes por decir, será mejor que te retires, viejo... Tenemos asuntos importantes que atender en este momento - Dijo con clara molestia y frialdad Lucifer hacia el Oráculo, el cuál asintió pues oponerse a sus majestades era declarar exilio o la No Existencia.
Nuevamente el silencio gobernó el gran salón del trono hasta la salida del Oráculo, dejando ahí a los tres hermanos enojados por tal profecía, la situación que ya surgía y lo que les podía deparar su destino, el Oráculo jamás se había equivocado con una profecía pero sí han logrado cambiar a su beneficio conociendo los acontecimientos, siendo la única vez que no pudieron triunfar era cuando se rebelaron contra su Padre, pero la única que sentía curiosidad por quien describía el anciano, fue la princesa, curiosidad por conocerlo y tal vez ponerlo de su lado tal poder para ayudar a Lilith para que fuese libre por fin.
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El Caballero de la Rosa Negra
RandomAmor, odio, orgullo, ambición, poder, tantas son las emociones y anhelos que trastornan a cada persona en camino de sus propios ideales, el bien y el mal siendo tan distintos y conflictivos, más no pueden existir por separado ¿La familia son aquello...