19. El nihilismo.

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Algunas lágrimas rodaban por los ojos grandes de quackity, su cabello se agitaba por cada agarrón brusco que hacían los dedos del alfa dentro suyo, tan poco cuidado que dolía mucho.

-Mierda, te sientes muy bien- gemía de forma escandalosa, el omega trataba de sostenerse del mantel de la mesa mientras estaba siendo penetrado, ardía la garganta de contener las ganas de gritar -Sé un buen chico y gimé para tu alfa.

Quackity no quería, no quería hablar, no quería seguir soportandolo, quería volver en el tiempo, quería decirle a luzu que dolía, que por favor lo protegiera, pero era tan dulce sentir que rubius lo amaba que le era imposible hacerle algo.

-quackity- el omega sintió que tocaba más fondo, soltó un chillido sabiendo que las uñas del alfa se encargarían de hacerle sangrar -¡Rubius!

El alfa sonrió empujando aún más rápido su cadera, quackity raspaba la madera queriendo explotar, queriendo morir, deseando que alguien entrara por esa puerta y que lo salvará, pero ni siquiera podía creer que alguien quisiera ayudarlo.

-Tienes que ser valiente, quacks.

Su estómago dolía, dolía como el diablo, no se sentía preparado, cubría su rostro queriendo desaparecer -Más rápido.

Dijo sin querer, rubius sonrió haciendo caso a sus súplicas que para aquel alfa sonaban hermosas, el gorro que tanto adoraba el omega estaba allí, manchado, con fluidos del alfa. Sus caderas iban a explotar por tanta brusquedad, y por fin sintió a rubius llegar al fondo, llenandole sin condón.

-Duele- susurró alzando la cadera como un pequeño espasmo, sentía como la sangre subía a su cerebro, como cada roce le daba asco, llevaba un mes en esas condiciones, lo odiaba.

-suplica por más, hazlo, admite que eres una zorra, que eres mi zorra, que adoras mi pene- quackity lo odiaba, odiaba cuando rubius decía cosas pervertidas, no se sentía bien, pero ese amor, ese afecto lo necesitaba tanto.

-Soy tu zorra- rubius le dio una vuelta a su cuerpo sin importar cuantas lágrimas brotaran de los ojos de quackity -Por favor, más duro, dame más duro.

Ese dolor físico, podía compensar tan solo un poco el mental, le dolía el corazón, su mente estaba confundida. Quería volver a ver a luzu, salir con alexby a hablar de su cabello, quería conocer la ciudad de aquella España, quería conocer a gente, quería salir de noche.

Pero en vez de eso, tenía que tener sexo con rubius cada hora del día, cada noche, cada suplica, por mucho que negara. Se lo merecía, Dios lo había decretado así, él era una zorra, rubius lo amaba tanto y él seguía pensando en luzu cada día más.

-Que hermoso chico eres, maldición, eres tan jodidamente lindo, claro que te daré más, ni siquiera tenías que pedirmelo- quackity estaba desesperado, desesperado por ser amado.

(...)

-Fargan!- alexby trotó con el viento pegado al rostro, los mechones de su cabello entre negro y azul revoloteaban su estómago, fargan se asustó al sentir el cuerpo delicado del chico caer encima de él.

-¡Si viniste!- dijo el menor sujetando sus brazos al rededor del cuello del mayor, fargan estaba rojo de la vergüenza pero sin embargo no soltó su cadera.

-Pedí el día libre, es importante de todos modos- dijo limpiando uno de sus ojos, alexby hubiera dicho algo más sí aquel chico de pelos naranjas hubiera interferido.

-¡Los novios!- rieron, fargan dejó en el suelo a alexby al saludar al chico lolito parado delante de ellos -Mangel no pudo venir por la uni, pero manda saludos.

-¿¡tú cómo hiciste para venir?!- menciona viendo a fargan, aquel solo río -Tengo mis contactos.

-Bueno, de todos modos logré que tu pedido viniera- susurró el de cabellos naranjas moviendo al suave pelinegro, vio a lo lejos a aquel joven de camiseta estampada, tenía un suéter casi suelto através de sus mangas, con botas que le hacían ver un metro más alto.

ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora