Una vez más, en la universidad, se celebra la fiesta de Halloween, y aunque Yon no deja de repetirme que debería ir y pasarlo bien, a mí no me apetece. Siempre he ido con ellos, así que no le veo el sentido a ir sola.
—¿Por qué no? —Raquel vuelve a preguntar por vigésimo quinta vez en lo que va de mañana—. Vamos a pasarlo genial.
Marta y Laura asienten con entusiasmo. Las chicas no dejan de insistir en que vaya con ellas.
—No me apetece —me encojo de hombros—. Sabéis de sobras que siempre he ido con Yon, Javi y Teo.
—Sí, y la mitad de ellos te abandonaban al poco de entrar por la puerta.
Pongo los ojos en blanco, aunque no puedo defenderme ante esa acusación, Laura tiene razón. Todos se iban a ligar en cuanto llegábamos, excepto Yon cuando empezamos a salir juntos.
—¿Entonces qué? —los ojos de Marta brillan esperando una afirmación por mi parte—. Te puedo dejar un disfraz si no tienes, así que no hay excusa.
Resoplo, cansada de excusarme.
—Si es que me parece mejor plan quedarme en casa, con una mantita, viendo una película de Harry Potter, acurrucada con Yon.
—A Yon no le apasiona Harry Potter —protesta Raquel.
—Pero las ve por mí —sentencio.
—¿De verdad que no vas a venir? —Marta parece un perrito abandonado intentando que lo adopten—. Es el último año...
Me sabe mal, parece que les hace especial ilusión, pero realmente no me apetece.
Cuando llego a casa del trabajo, Yon vuelve a preguntarme si pienso ir a la fiesta. Mi negativa resuena por las paredes del pasillo. Cansada me meto al baño y me relajo con una ducha de agua caliente. Al salir, me pongo el pijama y unos calcetines gorditos.
Por poco me da un infarto cuando, a mitad del pasillo, aparecen tres sombras entre chillidos. No tardo ni medio segundo en empezar a gritar yo también.
—Calma, calma —reconozco la voz de Yon—. Somos nosotros.
Alguien enciende la luz. Sigo en shock, pero reconozco a Yon, a Javi y a mi hermano disfrazados con un mono gigante de gato negro.
—¿Qué cojones? —no sé ni qué decir.
—Tu vas de bruja —Yon me ofrece un vestido negro, mientras Javi me da un gorro y una escoba—. Date prisa, en media hora salimos, si no estás lista nos vamos sin ti.
Sonrío como una estúpida. Cómo echaba de menos esa frase...
Corro hacia la habitación y me pongo el disfraz, lo conjunto con unas plataformas negras y sombra de ojos morada. Tardo en decidir si es buena idea, pero finalmente opto por pintarme los labios de color negro.
—Lis, nos vamos —escucho la puerta de la entrada abrirse.
Salgo corriendo del baño y veo que solo Yon me espera, el resto se han ido. Deben estar ya en el coche.
—Anda que esperan —protesto.
—¿No querías salir con nosotros, como antes? Pues como antes —Yon sonríe, yo sonrío aún más. Me acerca a él y me estrecha contra su pecho, acerca su rostro al mío y roza nuestras comisuras para seguir su camino hacia mi oído izquierdo—. Por cierto, estás preciosa.
Un escalofrío recorre mi cuerpo y tengo que besarle con urgencia. A los pocos segundos se vuelve un beso más demandante.
De pronto suena el interfono, Javi y Teo se están impacientando. Yon se separa levemente y sonríe mientras alza las cejas.
—¿Lo habéis planeado? —intento no reirme—. Esto es demasiado "como siempre".
Yon me besa en la base del cuello.
—No estaba planeado, será que me sigues pareciendo igual de atractiva que entonces.
Me sonrojo.
—Te quiero —le beso.
—Yo sí que te quiero, enana.
Tira de mí hacia la puerta y bajamos las escaleras entre risas.
—¿Ya os estabais metiendo mano? —Javi señala a Yon—. Límpiate los morros.
En el coche, de camino a la universidad, no puedo parar de sonreír. Esto me trae demasiados recuerdos.
—¡Sabíamos que así vendrías!
Raquel se acerca a saludar en cuanto salimos del coche. En seguida se unen Laura y Marta.
—¿Los habéis convencido vosotras? —digo asombrada.
—¿Convencerlos? —Laura tiene que aguantarse la risa—. Cariño, estos tres llevan la fiesta en las venas, no necesitan que nadie les convenza.
—En cuanto les dijimos que podían venir si se hacían pasar por nuestros acompañantes aceptaron inmediatamente —Marta se coge del brazo de mi hermano—. ¿Entramos ya?
Yo todavía sigo en shock. ¿Han hecho todo esto solo para que yo viniera a la fiesta? Está claro que son las mejores.
—No te lo esperabas, ¿a que no?
Niego con la cabeza mientras Yon sonríe y tira de mí hacia la entrada.
—De hecho, aún tengo que hacerme a la idea de que esto realmente está sucediendo.
—Pues aún te queda una sorpresa.
Abro los ojos como platos cuando veo aparecer entre la gente a Beth y a Ana. Corro hacia ellas, nos abrazamos y damos saltos de emoción.
—¿Qué has hecho con Asher?
—Se ha quedado con Leo —dice despreocupada.
La noche pasa más rápido que nunca: bebemos, bromeamos, bailamos, y nos reímos hasta que caigo en la cuenta de que no veo a mi hermano, tampoco a Ana, desde hace más de media hora.
Mi cabeza empieza a revivir un escenario que en estos momentos sería catastrófico. No puede ser que ellos... No, ni de broma. Intento autoconvencerme de ello, pero de cinco a seis de la mañana ya no disfruto de la fiesta.
De camino a casa llamo a Ana hasta tres veces, y no es hasta la última que me coge el móvil. Después de regañarme porque he despertado a los niños, sigue protestando porque ha avisado a Javi de que se iba de la fiesta porque estaba demasiado cansada. Miro a Javi de reojo, que está durmiendo la mona en el asiento de atrás del coche. ¿Cómo le confía esa información a este? Según dice yo me estaba enrollando con Yon. Le pido perdón y prometo compensar la cagada antes de colgar el teléfono.
—Qué poco confías en tu amiga.
—No me vengas con esas, Yon, ambos sabemos el historial de esos dos... Y Leo no se merece algo así, es muy buen chico. Te juro que solo de pensar en esa posibilidad se me encogía el corazón.
—Pero todo ha acabado bien, así que olvida eso y quédate con lo bueno, que lo hemos pasado genial.
Me coge la mano y besa el dorso con ternura. Yo sonrío mientras agradezco todo lo que han hecho hoy por mí.
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Más allá de tu ausencia
Novela JuvenilTercera parte de "Tu ausencia me llevó hasta él". Lis y Yon están en su mejor momento: han formado una familia preciosa junto a Bigotes, tienen trabajo estable, no hay problemas de convivencia, confían plenamente el uno en el otro... En resumen, han...