CONAN
Al cabo de un par de días Haibara cumplió su palabra. Me llamó por teléfono y en seguida corrí a mi casa a coger algo de ropa. Por supuesto, ayer mismo me despedí de los chicos y es que a pesar de que muchas veces me desesperaban y me metían en líos les había cogido un cierto cariño. Creo que Ayumi fue la que peor se lo tomó, aunque es lógico.
Toqué a casa del profesor y me abrió ella.
AI: Aquí tienes (dijo en cuanto cerró la puerta)
CONAN: Oye Haibara, ¿puedo preguntarte algo?
No respondió pero al percibir un atisbo de curiosidad en su cara decidí continuar.
CONAN: ¿Es que no quieres que me tome el antídoto?
Permaneció callada un rato, como pensándose concienzudamente qué respuesta darme.
AI: No es eso Kudo, de verdad. Déjalo.
Aún dudoso entré en el baño y antes de cerrar la puerta otra pregunta me vino a la cabeza.
CONAN: ¿Tú no te lo vas a tomar?
AI: Tú estás flipando (dijo mirándome de reojo). ¿No ves lo peligroso que sería andar por ahí con mi verdadero cuerpo?
CONAN: También lo es que Shinichi Kudo vuelva y lo voy a hacer.
AI: Sabes perfectamente que no es lo mismo.
CONAN: Sí que lo es (dije con una sonrisita también mirándola de reojo). Vamos, no seas así.
AI: Pero Kudo ...
CONAN: Yo te protegeré, te lo prometo. Tómatelo y mañana vienes al instituto conmigo, ¿vale?
AI
Su insistencia finalmente pudo conmigo. No sé si hago bien al hacerle caso y recuperar mi vida no es algo que me haga excesiva ilusión ... pero el simple hecho de que haya sido ese chico de ojos azules quien me lo pidió hizo que se convirtiera en una orden irrechazable, como si sus deseos se hubieran convertido en los míos. Su habilidad con las palabras es otra cosa que me vuelve loca de él.
AI: Está bien.
Cogí otra cápsula y me fui a mi cuarto. Una vez dentro cerré la puerta con pestillo y abrí el armario. Por suerte había guardado algo de mi antigua ropa por si algún día la llegaba a necesitar. Tras elegir lo que me iba a poner me senté en la cama, mirando fijamente el antídoto. Finalmente me lo tomé y tras un rato de gritos y dolor Shiho Miyano se veía reflejada en espejo de mi habitación. Aún desnuda me levanté y me quedé parada en frente de aquel cristal, reencontrándome con mi verdadero cuerpo, ese que hacía dos años que no veía. De repente me vino la imagen de Ran Mouri. "La verdad es que tengo mejor cuerpo que ella ... (negando con la cabeza) pero no soy competencia" Compadeciéndome de mí misma y tras dedicarme una sonrisa triste volví a acordarme de Kudo. Ya hacía rato que dejó de gritar así que debía estar abajo esperándome.