Capítulo 54

97 10 3
                                    

Alejandra

Al momento de abrir mis ojos lo primero que vi fué el collar qué le había regalado a Michael del que era de mi padre sobre la almohada, todavía sigo en el mismo lugar en que me dejó agotada, el cabello despeinado y aún cubierta con nuestros líquidos. Él está recién duchado con el cabello húmedo, oliendo a vainilla vestido totalmente de negro, creí qué había sido sólo un bendito sueño que había tenido una noche llena de pasión con mi esposo pero me di cuenta qué si había pasado, intenté salir de la cama pero mis piernas me tiemblan y siento qué voy a terminar cayendome.

Hace meses que no teníamos sexo duro y hoy nos hemos sacado todas las ganas. Me duele todo el cuerpo pero estoy demasiado feliz y al mismo tiempo sensible, no puedo creer que él estuviese aquí conmigo a mi lado después de no verlo un mes entero y tres días bastantes largos, no me imagine qué lo primero que hiciéramos al vernos fue qué el me hiciera el amor, fué una locura.

- Bebé.. - me senté en la cama y lo llamé con mi voz bastante temblorosa y llena de dolor.

Al verme, me fije en ese brillo qué sólo aparece cuándo esta conmigo y el qué creí no ver nunca más, pero está aquí. Maldición, está aquí.

Miré hacía abajo dejando caer las lagrimas mientras llevo mis manos a la boca. No puedo hacer otra cosa qué no sea llorar sin parar. Ni siquiera sé porqué lo hago.

¿Porqué está aquí? Debería estár molesto porqué lo dejé por un mes entero y tres días.

El dolor en mi pecho se intensifica cuándo me entierra en sus brazos, siento una tremenda paz cuándo sus brazos me rodean con fuerza pegándome todo lo posible a él. No lo he visto en un mes y tres días ahora no lo quiero soltar.

- Tranquila.. - susurra cariñosamente y yo besé varías veces sus mejillas, no pude evitar derramar un par de lágrimas más.

Me deja llorar en su pecho por más de veinte minutos escuchando a lo lejos cómo succiona su perfilada nariz. Lo abrazo escondiendo mi cara en su pecho, inhalando su perfume, sintiéndome protegida bajo sus brazos, sus manos en mi espalda me dan suaves caricias durante varios segundos en los qué me niego a soltarlo.

- Me alegra que estés aquí, no puedo creerlo.. siento toda la mierda de daño que te cause, sabes que puedo actuar cómo una estúpida aveces. - me aleja un poco de él sólo para rozar mi mejilla, poniendo un mechón de mi cabello detrás de la oreja. - Siento no haber regresado antes, estaba intentando sobrevivir pero sin ti no puedo.. Me haces tanta falta, te echo tanto de menos.. por favor bebé perdóname.

Ahí me fije su rostro, podía ver las ojeras debajo de sus ojos, la barba de varíos días eso explica las pequeñas raspaduras en mi piel, lo veo más delgado, mucho más delgado ya que los huesitos de su mandíbula lo delata, sus labios resecos y rosados me invitan a humedecerlos. Lo miro una y otra vez todavía sin poder creer que está frente a mí.

- Si te vas me volveré loca. Necesito de ti para sentirme bien. Sé que tal vez me odias pero yo sigo siendo tuya, te sigo amando cómo una maldita enferma Michael.

Sigue sin poder articular alguna palabra, sus lágrimas bajan junto con un suspiro, pone sus manos en mi cuello y me rodea con sus brazos, siento su boca y su nariz en mi cuello. Mis manos van hacía su espalda y lo aprieto más contra mi cuerpo y en este momento vuelvo a creer en nuestro amor, en qué todo se puede arreglar.

Forbidden loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora