Emperatriz Dragón Rosa

Capítulo 36: Serpientes mortales

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Capítulo 36: Serpientes mortales

(Remanente; Desierto de Vale)

Vali estaba comenzando a reevaluar el mundo de Remnant, y no solo por la curiosidad de Azazel. Había una mayor singularidad en el mundo, principalmente debido a las poblaciones reducidas de humanos (y fauna) en ciertos rincones del mundo. Eso dejó el planeta casi intacto y permitió que la naturaleza floreciera sin culpa. Eran los bosques y las junglas los que dominaban los continentes y los animales que prosperaban en ellos.

Por eso Vali decidió dar un paseo tranquilo por los bosques de Vale, más allá de los pueblos más alejados del país. De hecho, nunca pensó en caminar bajo bosques tan densos en la Tierra. Ni siquiera había caminos trillados desde el transporte humano o el senderismo. Los únicos discernibles fueron tallados por las muchas criaturas que correteaban entre los altos pastos y arbustos.

Más de lo que Vali podía ver era lo que podía oír y oler. Desde el aroma de las flores en flor y el canto del insecto más pequeño, todo era para el descendiente de Lucifer. Muchos de sus sentidos registraron fauna y flora que nunca antes había visto. Estaba seguro de que Azazel vería este mundo como una mina de oro con su propio ecosistema.

También fue debido a la audición de Vali que pudo escuchar el silbido de la serpiente sobre él justo antes de que hiciera su ataque. Apenas hubo un sonido cuando el posible animal de la emboscada saltó de su posición directamente sobre el medio demonio; solo para ser atrapado por un rápido agarre en la base de su cráneo. Una vez que Vali estuvo seguro de que su agarre era firme, bajó lentamente la mano para mirar más de cerca.

Inmediatamente, la serpiente que vio Vali fue una de las más extrañas de su tipo en comparación con las de la tierra, incluso cuando la serpiente en cuestión siseó con enojo y trató de lanzar su cabeza para morder a Vali. A partir de las escamas, eran de un negro obsidiana brillante perfecto con patrones ocasionales de verde hierba que se asemejaban a enredaderas y hojas. Perfecto para esconderse dentro de los límites del dosel. En la cabeza había un par de ojos amarillos enfermizos con una pupila hendida negra, y en la base del cráneo, había dos bocanadas bulbosas que le daban a la cabeza de serpiente una forma más triangular. Aquí es donde Vali adivinó dónde almacenaba la serpiente su veneno, y por el tamaño, había mucho.

Lo que era más peculiar de la serpiente era el par de cuernos que crecían justo detrás de los ojos donde una vez sobre la cabeza se enroscaban hacia adelante. Eran negros como sus escamas en las raíces y de un color claro hasta una punta afilada. Sin embargo, cuando estaba de cerca, Vali podía oler algo asqueroso de estos cuernos, tal vez por el hedor de un cadáver podrido que la serpiente pudo haber excavado.

"Sabes", reflexionó Vali, "casi no te escucho hasta que saltaste".

Vali solo recibió silbidos de enojo de la serpiente mientras aún intentaba abalanzarse sobre él. Con cada uno, su boca se abría revelando no solo colmillos en la parte delantera, sino también una mandíbula bordeada de dientes afilados como navajas. Todos ellos brillaban en una sustancia viscosa verde que Vali solo pudo deducir que era su veneno.

"Eres bastante enojado, ¿no?" Vali comentó.

La serpiente negra continuó haciendo más ruidos de serpiente enojados. Hasta que se detuvieron con solo el suave movimiento de una lengua bífida, el único ruido constante. Cuando Vali miró a la serpiente que tenía en sus manos, hubo un brillo de inteligencia en sus ojos. Esa fue su única advertencia antes de que la serpiente ensanchara sus colmillos y golpeara la carne que solo podía estar a su alcance: la misma mano que la sostenía.