El viento se sentía pesado en los hombros de todos, el sol se había ido y comenzaba a llover, sin embargo, luzu estaba allí sosteniendo una sombrilla oscura que tapaba los anaranjados cabellos de su cabeza -Dejenlo.
Dijo un señor apartando a su esposa cuando quiso tocar el hombro tenso de luzu, era tan solo un niño cuando sucedió, estaba allí viendo al cadáver de su madre ser enterrado.
Apretó sus dientes casi mordiendo sus labios regordetes, viendo hacía sus zapatos con aquella sombrilla en manos, quería matar al mundo, quería matarse -Hey.
Su cabeza dio un giro de inmediato al sentir un dedo índice posiblemente congelado tocar la parte baja de su cuello, vio cerca a un chico de su edad que tenía una parca amarilla -¿estas bien?
Se limitó a responder, el chico vio a los pies de luzu analizandolo -ah, perdón, es tonto preguntarle eso a alguien cuando está en un funeral.
-Soy auron- el pelinaranja soltó un bufido -Auron, hablas mucho.
-Sí, me lo dicen a menudo- Auron sonrió casi iluminando al día lluvioso que acababa de comenzar, pero se sintieron como horas en el corazón del pequeño -¿Que flores le gustaban?
Preguntó flexionando sus rodillas -...las margaritas- respondió al ver el rostro pálido de su madre en la tumba, casi al cerrar el ataúd Auron escarbó sus bolsillos -Mira.
Pusó a un lado de la caja aquellas flores sin tallo que eran llamadas margaritas, algunas estaban dañadas pero no importaba -Creo que las personas descansan mucho mejor cuando les dejas un regalo que les haya gustado en vida.
Auron levantó la mirada, por fin viendo el rostro perplejo del chico menor, luzu estaba allí, con su rostro pálido pero con sus mejillas rojas, sus ojos tenían ojeras y mostraban el reflejo de aquellos con pena y rabia, lloraba como sí fuera un bebé -...lo lamento, hablo mucho.
Se levantó por completo tratando de alcanzar el hombro pequeño del chico, sin embargo luzu se estiró dejando escapar un sollozo, dejando caer la sombrilla oscura que escondía su angustia, se aferró a un abrazo con ese desconocido, Auron correspondió.
Se abrazaron quien sabe cuantas horas, hasta que el sol salió, hasta que luzu dejó ir la pena, ir la desesperación, dejó ir la ira manchando el hombro de Auron, quienes tan solo tenían 13 y 14 años en aquel entonces.
Es cómico pensar que niños, adolescentes, personas menores pueden sentir las ganas de querer desaparecer, de querer dejar de vivir mientras su vida acaba de comenzar, se sentía estúpido, se sentía solo, luzu estaba aspirando el olor a miel como sí fuera un sobre de té.
Fue allí, el 3 de marzo donde aquellos chicos se conocieron por primera vez, en aquel entonces luzu no se parecía al de 20 años. Era mucho más carismático, bajito, y pelirrojo, no usaba aquellos colores oscuros, amaba la palestería y el cocinar.
Tan pronto como se hicieron amigos, se hicieron novios, dándose su primer beso detrás del jardín de aquella pequeña escuela, sintiendo como mariposas carcomían el hígado de luzu y como la garganta de Auron se llenaba de agua.
"te amo" se decían a diario, pero nadie supo sí de verdad eran aquellas palabras, luzu caía en episodios depresivos por muchas pastillas que ingirieran, Auron cada vez pasaba más tiempo con lolito, tal vez las caricias y las citas no eran lo suficiente.
-Luzu, ¿alguna vez probaste tabaco?- luzu negó con la cabeza viendo con curiosidad a Auron quien sacaba de su mochila un cigarrillo y un encendedor con un estampado divertido -Sabor a sandía.
Leyó el chiquillo posando sus dos dedos delanteros afirmando el cigarro que era particular, abrió la boca mordiendo con suavidad la punta del extremo -Tienes que aspirar, con cuidado o puede hacerte daño, es probable que te ahogues las primeras veces.
-Bien- se acercó hasta que el fuego encendió el filtro del cigarrillo, este prendió con el sabor inesperado de la sandía desde los pulmones del alfa, como era de esperarse toció al tocar fondo pero rápidamente Auron quitó el fuego ardiente de sus labios para besarle incluso con el humo dentro de sus gargantas, luzu casi suelta lágrimas por la acción.
-Te amo, luzu, te amo igual que el fuego ama quemar la punta del cigarro- el alfa sonrió dejando escapar pequeños jadeos, sus ojos enrojecieron al sentir más del pesado humo por su estómago, estaba siendo consumido por Auron y su cigarro de sandía.
-Dejate llevar- menciona el chiquillo sin dejar de posar el humo dentro del sistema nervioso de luzu, el pelirrojo arqueaba la espalda al sentirse calmado como eufórico a la vez -Te amo.
Dice el alfa lamiendo los dedos de Auron, quedaron allí bajo un árbol cualquiera a la hora escolar, tal vez por esos detalles luzu era tan adicto a los cigarros con distintos sabores -Te amo más.
Los audífonos de luzu pararon al sentir el teléfono caer, los dos amantes no paraban de besarse como si el mundo estuviera acabado, se sentían angustiados.
-Auron, ¿tú me engañarías?- Auron negó con la cabeza de inmediato, incluso dudando internamente de su respuesta, se sentía acorralado, y aún así tenía la vista de un jóven con el suéter manchado de cenizas y la boca llena de saliva cayendo. Su cabello despeinado y los ojos rojizos con lágrimas leves que desparramaban, era claro que sentía más que amor sobre el chico, era deseo, un deseo que ni siquiera él podía controlar.
-Luzu, ¿tú me engañarías?- luzu negó volviendo a unir sus carnosos labios, su cabeza se sentía pesada, confundida, pero el sabor a sandía con miro por muy mal combinación lo hacía sentir seguro.
En algún momento, aquel bajo árbol con cerezos de hojas que caían por los cabellos de la gente y la suave brisa, era el mismo en el que quackity y Wilbur usaban a diario para esconderse, quizás el destino los unió sin saberlo, quizás luzu y quackity tenían cosas que compartían pero jamás podrían saber.
-Te amo, de verdad- respondió en un jadeo, claro que el timbre sonó pero luzu estaba tan drogado al igual que su novio que ninguno quiso escucharlo -¡jovenes!
Esa tarde se la pasaron en la dirección, aunque nada cambió que Auron y luzu tomaran sus manos en un suave aprieto, así es como es el amor, ¿no?
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ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ.
FanfictionOdiaba lo mucho que necesitaba su tacto, cómo lo tocaba y sus insinuaciones, odiaba su olor o cómo forzaba a besarlo cuando estaban solos, odiaba que lo amará cada vez que le daba regalos o decía lo mucho que lo quería, odiaba que le gustaran sus ce...