Capítulo 1

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Una chica, fuego, sangre, gritos, llantos, todo repitiéndose una y otra vez como si estuviera atrapada dentro de un bucle.

—Por favor, acaba conmigo de una vez, por favor—solté entre murmullos.

—Adelaide, despierta—una voz calmada susurró mi nombre.

—¡Basta, por favor, están muriendo! —grité al borde de la desesperación.

—Adelaide, cariño es un sueño— la voz serena murmuró otra vez.

—No, por favor, ¡no! —desperté de golpe con mi respiración pesada, mi corazón latiendo a gran velocidad, mi cuerpo bañado en un sudor frío, mi garganta reseca.

—Tranquila, solo fue una pesadilla—escuché una voz femenina a mi lado.

Volteé en la dirección de donde provenía la voz y ahí estaba la persona que se había hecho responsable de mí los diecinueve años de mi vida, mi tía, Celeste Blagden.

—Lamento haberte despertado— murmuré.

—Ya estaba despierta, de hecho venía a despertarte, pero escuché tus gritos, ¿hace cuanto volvieron tus pesadillas? Y porque razón yo no lo sabía, dijiste que ya no las tenías— me reprendió de manera molesta.

—Y no mentí, ya no las tenía pero hace algunos días regresaron, no te lo dije porque no lo creí importante—me encogí de hombros restándole importancia.

—Para la próxima me gustaría saberlo aunque tú no lo consideres importante para mí, si lo es— respondió de brazos cruzados.

Me quedé un momento en silencio analizando todo, solo eran estúpidas pesadillas porque debería de importar.

—Adelaide—me llamó—¿Siempre es la chica pelirroja en el cementerio?

—Sí, pero esta vez hubo algo diferente— ella me observo fijamente y me hizo una mueca para que continuara, entonces proseguí, — bueno, esta vez me habló me dijo que yo era la razón por la cual ella estaba haciendo ese genocidio y también... dentro de la pesadilla ella me atacó ella me envolvió en llamas así que para apagar el fuego comencé a rodar pero cuando lo estaba haciendo mis brazos fueron interceptados por unos agarres en ellos, no se explicártelo eran como.

—Lianas siguiendo la misma trayectoria de una vena— ella me observó—luego tomo tu brazo, ¿no es así?

Asentí lentamente.

—¿Cómo lo sabes?—le cuestioné con perplejidad.

—Yo... yo....e....e...eso no es importante—carraspeó su garganta con incomodidad— mejor prepárate para el baile de esta noche, Adelaide tu vestido en el armario.

Dichas sus palabras se levantó sin dirigirme la mirada y a gran velocidad abandonó mi habitación.

¿Por qué estaba evadiendo mi pregunta?

Me levanté de un salto de mi cama y la seguí.

—Celeste, ¿estas ocultándome algo?—me acerqué a ella.

—Adelaide, olvida el tema, no es importante, solo fue una pesadilla.

—Pero, ¿cómo sabías lo que ella me hizo?

—No lo sé, intuición tal vez—levantó los hombros—Adelaide, olvida el tema.

—¿Pretendes que olvide el tema? No puedo simplemente decirme a mí misma "olvida la forma extraña en la que tu tía, averiguo como una desconocida te torturaba mediante un sueño", solo quiero saber cómo sabías lo que pasaba.

Celeste estaba realmente incómoda con la conversación eso era obvio y sospechoso.

—Lo sé porque yo también tenía esas pesadillas.

El Secreto De Los BlagdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora