Capítulo 3

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Otra vez estaba en el suelo, era como la quinta vez que Cassian me lanzaba sin piedad al suelo.

Después de que el consejo nos dejara libre bajo sus condiciones, Adrián nos obligó prácticamente a volver a la mansión, Blagden dijo que era el único lugar seguro para nosotros y que podía ayudarnos a encontrar algo con la búsqueda de mi linaje familiar.

Me encontraba en el exterior de la mansión aprendiendo a controlar mis nuevas habilidades, ahora Cassian me enseñaba a controlar mi fuerza y velocidad.

—¿Piensas ponerte a hibernar en el suelo? Levántate no tengo todo el día— habló cortante.

—Hibernar en este suelo sería mejor que estar viendo tu estúpido rostro, déjame acomodar mis huesos nuevamente al menos.

—No me hagas perder el tiempo y levántate de una vez, tienes que aprender a controlarte y no lo harás ahí tirada.

—¿No te cansas de ser tan irritante?

—¿No te cansas de quejarte tanto?

—No me cansaría tanto si mi instructor no fuera un completo idiota.

—Tienes suerte que sea yo quien este aquí entrenándote, porque no encontrarías a alguien mejor.

—¿Suerte? Si estar aquí contigo es peor castigo que el infierno.

—Castigo sería no poder verme, considérate afortunada de no estar en el infierno.

—Preferirá estar en el infierno y arrancarme los ojos antes que tener que verte y estar contigo.

—Y yo preferiría estar en una partida de ajedrez con Lucifer que estar aquí contigo, apuesto es mejor compañía que tú.

—Entonces porque no te largas y alejas tu maldita presencia de mi.

—La única razón por la que no lo he hecho es porque por tu maldita culpa todo mi clan está en una cuerda floja, si te pasa algo a ti no durarán en desquitarse con mi clan y para ser sincero prefiero la vida de ellos antes que la tuya.

—¿Por mi culpa? —Pregunté incrédula— Tu maldito subnormal me mordiste, ocasionaste todo esto, no me culpes por tus errores.

—Exacto, no debí haberte convertido, hubiera dejado que murieras esa noche.

—Yo hubiera preferido lo mismo, que bueno, al menos hay algo en lo que coincidimos.

Completamente adolorida, me levanté, ya estaba harta de esto, llevaba casi todo el día practicando y lo peor es que no podía poner de excusa que estaba cansada porque resulta que los vampiros nunca se cansan, solo se debilitan cuando los hieren físicamente con eso me refiero cuando les disparan o les clavan alguna estaca en cualquier parte de su cuerpo, aparte estar con este demente era una inmensa tortura.

—Acabemos con esto— dije molesta.

—Ya era hora—dijo rodando los ojos— voy a volver a atacarte, tú sabes defensa personal, llevo todo el día viendo cómo te defiendes, lo único que tienes que hacer es controlar tu fuerza y velocidad, eres pequeña, por lo tanto, te hace ser más ágil, así que eso te da ventaja, úsala bien.

Él se acercó a gran velocidad, me empujó fuertemente hacia un pared logrando que mi cuerpo se estampara en ella, solté un pequeño quejido adolorida, él me tenía acorralada en esa pared, solo tenía dos opciones la primera lo golpeaba en el plexo solar o la segunda golpear directamente en la barbilla la primera opción era mi favorita, no lo pensé mucho y usé el talón de la palma de mi mano para golpear su plexo solar, sus brazos que estaban apoyados en la pared cayeron, lo empujé y me coloque en posición defensiva.

El Secreto De Los BlagdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora