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Ashton y yo llevábamos ocho meses de relación y había disfrutado cada día, me encantaba estar con él, es muy gracioso y muy dulce, todo lo contrario a la facha de bad guy que solía cargarse.

Aun no me siento lista para hacer pública nuestra relación, me aterra pensar en las críticas hacia mi y comenzar a pensar si soy suficientemente buena para estar con él.

De por sí a veces lo pensaba.

Tampoco me sentía muy lista para conocer a sus amigos, aquellos chicos que conforman la banda donde él está.

Por eso estaba tan nerviosa, hoy los conocería a ellos y a sus respectivas parejas, me aterraba no caerles bien y que ellos también pensaran que no estoy a la altura por no pertenecer al mismo medio.

-¿Y si dices que me enfermé y no pude ir?- en serio estaba nerviosa.

-No haré eso, ya te dije que no son malos, preciosa, les vas a agradar.- me guiñó un ojo y me abrió la puerta del auto para poder ingresar.

-De acuerdo, pero nada de albercas, sabes que no sé nadar.- le recordé.

-Claro, princesa, nada de albercas.

Rodeó el auto para subir del lado del piloto y comenzó a conducir.

Ash y yo nos conocimos en un parque cuando yo saqué a pasear a mi perrito, Sirius, como el padrino de Harry Potter, sí. En fin, yo estaba jugando a la pelota con Sirius y de repente él se lanzó hacia Ashton debido a que traía un hot dog.

Yo era muy fan de 5 seconds of summer, por lo que lo reconocí enseguida... Y quería que me tragara la tierra y me escupiera en Egipto, qué vergüenza. Me disculpé con él y me ofrecí a comprarle otro, pero él me dijo que no había problema, que me cambiaba el hot dog por mi número.

Claramente se lo di.

Al principio me aterraba hablarle, no quería molestarlo o algo parecido. Él fue quien mandó el primer mensaje y de ahí todo fluyó con naturalidad, teníamos muchas cosas en común.

Salimos un par de veces en lugares poco concurridos, estuvimos tres meses así, hasta que, en una bonita noche en la playa, ambos confesamos nuestros sentimientos y compartimos nuestro primer beso.

¿Muy cliché? Lo siento, así fue.

Así que aquí estábamos, a casi un año de ese día tan bello. Y sólo lo sabía su madre y sus hermanos, no los conocía en persona, sólo por videollamada. Bueno, probablemente lo sepan sus amigos pero no los conocía.

Y hoy eso iba a cambiar.

Condujimos por poco más de dos horas hasta llegar a una clase de residencial con bonitas cabañas. Estacionó el auto y pude observar tres autos más.

Bien, aquí vamos.

-¿Estás lista?- preguntó bajando una hielera de la cajuela.

-Por supuesto que no, pero vamos.- respondí con una sonrisa nerviosa.

Soltó una risita.

A mí no me da risa.

-¡Hey! Miren quién llegó.- Michael gritó y todos voltearon a vernos.

Si antes estaba nerviosa ahora estaba aterrada.

-¡Hola! Demoraron bastante.- ésta vez habló Calum acercándose a saludar a Ashton.

-Lo sentimos, Cal, pero mira, trajimos cervezas.- señaló la hielera.

-¡Genial!- sonrió haciendo que sus ojos se hicieran chiquitos ante ese gesto.- ¿No nos presentas a tu acompañante?- dijo asintiendo en mi dirección.

O n e  S h o t s | A. F. I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora