26. Tú le gustas.

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Quackity temblaba con la boca abierta, aún así estaba siendo cubierta por la palma de su mano, una vez se sentía húmedo cambió de posición mirando el rostro de luzu quien parecía hipnotizado.

-Tengo ganas de comerte como sí fueras un pastel- quackity río a la comparación, sus manos acariciaron la espalda del alfa quien quitó el par de suéteres que traía pegados a su cuerpo húmedo -¡hey!

Sintió un escalofrío pesimista cuando luzu vio el pequeño bulto entre su abdomen, podía ver lo hinchado que estaba, y poniendo más atención -...quackity.

-perdón luzu, te lo iba a decir pero...- fue callado por un tierno beso dado por el mismo -Voy a ser gentil, avisame sí te duele.

Asintió cerrando los ojos, con suavidad el pene de luzu fue introducido poco a poco, deslizándose mucho más fácilmente por lo húmedo, soltó un jadeo escondiendo su rostro en la clavícula pálida de su acompañante quien sostenía sus piernas con cuidado.

-Vas a tener que ser silencioso- quackity balbuceó antes de sentir una pequeña embestida revólver su estómago en forma positiva, luzu sonrió al sentirlo temblar, y es que el omega lo deseaba más que a nada.

-Alguien nos escuchará.

-No dejaré que nadie te vea en esta situación- dijo entre susurros besando el rostro del pequeño entre sus piernas rogando por más.

Gemían en secreto sin importar el peligro, porque aún así se sentía bien, se sentía seguro, sentía que nada más existía, mientras podía seguir viendo la mirada contenta del alfa.

Era claro que luzu se sentía enojado, con rubius más que nada, por haberle embarazado, pero no permitiría que nunca más aquel hombre tocará o viera su cuerpo, ni siquiera parecía importarle los moretones de lo concentrado que estaba en ver sus labios gemir.

Se aferró a su cintura con sus pieles rozar, se sentía en el aire como si estuviera en las típicas nubes de películas donde se creían ser suaves, quackity olía delicioso o quizás solo era que luzu había entrado en su celo delante de él.

Movía sus caderas con cuidado de que nadie escuchará los gemidos provenientes de quackity, mordió su lengua húmeda antes de introducirla dentro de la boca del menor quien la recibió con gusto.

-Se siente bien- susurraba quackity moviendo sus caderas en sintonía, luzu rió bajo besando su cuello a la par de que dio pequeñas mordidas que marcaban tan solo unos segundos y desaparecían pronto.

-¿Estas cerca?- el menor asintió, jadeaba más que nunca y los labios tuvieron que callar a costa de besos repetitivos, luzu presionó su espalda sintiendo como el menor terminaba en sus piernas, gimió de forma lasciva sobre la boca del alfa.

-Aguanta- dijo aumentando la velocidad de sus caderas, se sentía más húmedo que nunca, algunas lágrimas de placer se veían reflejadas en las mejillas del menor hasta que finalmente luzu gruñó sacando su miembro de dentro manchando la espalda del azabache.

-Ah, eso fue increíble- jadeó recibiendo besitos en la piel de su rostro de parte de quackity.

Habían terminado, luzu se sujetaba de su pecho jadeando con fuerza, su corazón ardía, no usaron condón, aún así luzu explotó fuera de quackity como se le había requerido, subieron sus pantalones limpiando el resto con el papel higiénico.

-¿Puedes caminar?- quackity asintió con una sonrisa, abrazó al chico sintiendo como su espalda tensaba -Fuiste muy tierno, gracias.

-Es porque te mereces algo dulce- abrieron sus labios una vez unir sus bocas, un tierno beso con luzu haberle sujetado el mentón -¿Quieres ir por un helado?

-quiero ir a tu casa- respondió sin vuelta atrás, por primera vez no sentía culpa, no sentía algo más que la nada misma acerca de rubius, sentía aquellas mariposas entre sus tripas corriendo por todo su sistema nervioso.

-Allí también está alexby, ¿no te molesta?- negó usando la cabeza, luzu aplastó sus mejillas como sí fuera un niño pequeño -vamos.

La caminata no se hizo pesada, mantenían sus manos pegadas con el ambiente como sí salieran de una ducha refrescante, quackity no sentía ninguna especie de miedo, olvidó a vegetta por completo.

Se sintió, y se sentirá amado con el brazo de luzu acercar el suyo, por haberle hecho sentir bien y haberle hecho experimentar felicidad después de días desastrosos -Te amo, quackity.

Se sobresaltó -¿eh?- escuchar esa frase de todos parecía algo falso, como una medicina engañosa, pero de luzu, se sintió hermoso, sus mejillas enrojecieron -¿en serio?

-Sí, te he amado todo este tiempo- sonrió cubriendo su rostro, desvió su mirada hacía un lado como un adolescente enamorado -Aquí es.

Entraron a la casa, luzu abrió la puerta usando las llaves en la manilla, de inmediato deslizó su mano libre ante la cintura de quackity -Hey- soltó una risita burlesca al ver como luzu se acercaba a besar sus labios repetidas veces y era recíproco.

Eran pequeños piquitos, luzu cerró la puerta sosteniendo las piernas de quackity por el aire -LUZU, LLEGASTE.

Quackity se escondió de inmediato como reflejo, abrazó al alfa hundiendo la cara en su pecho, luzu acarició su espalda y caderas en respuesta -¡me vas a sacar un paro cardíaco!

-¿qué hacen tan juntitos?- en sus manos había un pequeño trapo que usaban al lavar los platos, alzó una ceja de sorpresa al notar lo temblorosa que estaba la piel de quackity -Uhm, nos besamos.

Se sonrojó, no sólo por el beso o el que quackity se le haya confesado, es que técnicamente había tenido sexo con él en un baño público, alexby podía oler sus hormonas a distancias de metros -Necesito hablar algo contigo.

-Quacks- el pequeño se acostumbró, una vez más sus pies tocaron el piso frío, sin embargo no se despegaba de su pecho y lo abrazado que estaba a unos centímetros de su cintura -Errr.

-Quackity, no me tardare nada, puedes esperarnos en la habitación de luzu- tardó un momento pero finalmente asintió, dejó ir al alfa quien le guió hasta su cuarto.

El lugar se sentía cálido, quizás porque las ventanas estaban cerradas o se podía oler la vainilla en cualquier esquina, veía los posters de bandas o las botas más altas tendidas en las repisas de los clóset, no se sentía solo cuando estaba en el cuarto de luzu a diferencia del de rubius.

-¿Qué pasa alexby?- se sentaron en aquel sillón largo, el menor aprovechó de sacudir uno de los colchones -¿Quackity te lo dijo?

-¿el qué?- peinó sus cabellos hacía atrás con una gota de sudor cruzar su frente, alexby le ofreció un vaso con agua desde su puesto -Él está embarazado.

-Sí, eso lo sé- murmuró -¿sabes que rubius puede estar lastimandolo?

Eso lo tomó por sorpresa, parecía haber captado los moretones al rededor de su estómago por cada vez que lo embestía con cuidado, parecía haber captado las mordidas moradas por su piel o lo lastimada que se veía -...ese hijo de perra.

Se levantó bruscamente rechinando el suelo, con el ceño fruncido clavó sus uñas en sus propias manos presionando su piel, quiso ir directamente a la puerta antes de que alexby sujetara su brazo -¡hey, hey, rubius te gana en fuerza, te va a destruir!

-¡yo lo voy a destruir!- el escándalo no parecía alertar al omega que dormía profundamente en aquella almohada sujetada a él.

-¿¡Simplemente vas a dejar que ese hijo de puta siga lastimando a gente, a quackity!?

-¡No, así que escuchame de una vez!- luzu hiperventilaba, estaba a un lado acorralado por el menor quien sudaba frío -Fargan quiere que quackity lo denuncié, tienes que convencerlo de hacerlo.

-¿cómo, sí no te ha escuchado a ti?

-¡porque tú le gustas! Él va a cambiar de opinión si le das a entender que rubius no lo ama.

En ese instante se sintió al borde de un gran precipicio, con peligro, o con alguna especie de depredador acechando su estadía.

ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora