7| madison.

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Madison extendió su mano hacia Regan, la miró casi rogando, ella terminó por aceptar, dejando caer su mano sobre la palma de Madison, la chica sintió un cosquilleo extraño cuando ambas manos se juntaron, ambos caminaron hacia el asiento, y acto seguido, se sentaron uno junto al otro.

-No se que esperas de mi, aún tengo la muñeca destrozada- musitó Regan, mirando la muñeca vendada, Madison asintió.

Entonces tocó dudoso, las primeras notas de la canción que Regan había tocado en su audición para Juilliard. Ella frunció el ceño, al reconocer un poco esa melodía.

-Es de Amelie, ¿cierto?

-Si, lo es- respondió intentando no mostrarse emocionado- ¿recuerdas algo de ella?

Regan tocó una de las teclas, solo con una mano, siguiendo pobremente la melodía, apretó sus ojos cuando se equivocó de nota.

-Hey, está bien- dijo Madison, tocando su mano, ella lo miró sin saber bien como reaccionar- otra vez.

Ambos comenzaron a tocar la canción, Regan recordaba vagamente cómo seguirla, le costaba creer que la había practicado por meses y ahora no recordaba mucho de ella, Regan cerró sus ojos, dejándose llevar por la melodía.

Cuando la canción comenzó a ser más rápida, casi se pierde, pero retomó el ritmo.

Entonces retazos de memorias volvieron a ella.

Recordó usar un vestido vinotinto en ese mismo lugar, recordó tocar con mucha pasión, con tristeza, con todo entremezclado, porque en ese momento sentía mucho, sentía tanto por tantas cosas al mismo momento.

Recordó las rosas rojas que Madison le había reglado.

Recordó que Robby no había estado ahí.

Entonces recordó más.

Madison y ella acostados en su cama, riéndose a carcajadas, Madison y ella el primer día de clases, Madison regalandole ese par de medias transparentes con estrella brillantes, Madison y ella en el auto, ella llorando, el abrazándola. Madison.

Los ojos de Regan se desbordaron de lágrimas.

Madison y ella en el dojo, la primera vez que se vieron en la playa, ella en su casa maquillandose, bailando en la fiesta de Moon, recordó sus dedos rozandose, aún acostados en la cama, ella tocando la punta de sus dedos, mientras el la miraba.

Entonces el grito de sus amigas llegó a su mente, el grito de Madison que le aseguraba que iría por ella, ella intentando sostenerse, recordó como se burló de él en la playa, cómo el terminó contándole sobre su extraña dinámica familiar, recordó demasiado en un solo momento, tanto que casi le dieron náuseas.

Regan se detuvo abruptamente, sin poder respirar correctamente, lo miró con los ojos rojos por las lágrimas, el le devolvió la mirada, sin saber bien como interpretar esa mirada, ella lo miró y extendió su mano para acariciar su rostro.

Madison cerró sus ojos al sentir el tacto de Regan sobre sus mejillas, el chico tembló, cuando ella acunó su rostro en ambas manos, mirándolo fijamente.

-Madi- susurró, el asintió con una sonrisa dudosa- eres Madi, yo te olvidé- respondió sollozando, el negó con la cabeza.

-Sabia que todavía estaba aquí- el tocó suavemente la parte de atrás de su cabeza, sin lastimarla- sabía que no podías haberme olvidado del todo. Por favor, dime qué puedes recordar algo.

Ella sonrió a duras penas, pues las lágrimas ganaban la batalla.

Siempre seremos Madi y Regan.

DON'T BLAME ME; robby keene Donde viven las historias. Descúbrelo ahora