002

113 14 24
                                    

Nacido en una cuna de oro: esa frase podía resumir su vida en unas cuantas palabras, seis para ser más exactos, aunque también darle el supuesto derecho a la gente para creer que tenía al mundo a sus pies solo con la ayuda del dinero e influencias...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nacido en una cuna de oro: esa frase podía resumir su vida en unas cuantas palabras, seis para ser más exactos, aunque también darle el supuesto derecho a la gente para creer que tenía al mundo a sus pies solo con la ayuda del dinero e influencias, o sea, sin esfuerzo alguno. Sin embargo, esas personas, que hablaban por hablar, estaban muy equivocadas: no es como si por arte de magia pudieras tener control de todo, se requería disciplina, manejo en los negocios, tener carisma y el poder de convencer.

Desde pequeño fue instruido para cumplir los caprichos y expectativas de su estricto progenitor, destino que compartió con su gemelo, o más bien condena por haber nacido siendo un Joku. Quién diría que un apellido podría pesar tanto como una pila de ladrillos y a la vez asemejarse a un maldito dolor de cabeza. Si bien había puntos a favor por ser de una familia distinguida y adinerada, también estaban los puntos en contra, esos que las personas pasaban por alto. No todo lo que brilla es oro y lo sabía bien por su padre. Los privilegios vienen acompañados de responsabilidades y, a pesar de tener todo a la mano, la felicidad no se puede asegurar. Es cuestión de suerte.

Su niñez se basó en tener clases de violín los fines de semana, asistir a fiestas elegantes y poner una sonrisa falsa en su rostro ante las visitas. También que las personas lo comparen con Dream, era su pan de cada día, pero aún así era agotador. Destacaba en varias cosas, pero socializar nunca fue su fuerte: le disgustaba perder el tiempo tratando de caerle bien a la gente, pensaba que debería ser al revés y por eso mismo lo veían como un antipático, aunque no se consideraba como tal y se terminaba preguntando cómo su gemelo hacía para que todo el mundo lo quisiera. Algunas veces deseaba ser como él. Algunas veces más que otras, pero al final desechó ese absurdo anhelo y se convirtió en alguien de respetar, de temer, lo que sea estaba bien, solo se negaba a ser pisoteado otra vez. 

Por suerte, su padre lo eligió y al instante supo que fue la mejor decisión que este pudo tomar. Enterró su pasado, literalmente borró todo rastro de su antiguo yo, y se concentró en crear una versión mejorada de Nightmare Joku, una versión preparada para el mundo despiadado de los adultos. Su padre le enseñó lo necesario hasta que falleció por complicaciones de salud; luego de la muerte de su progenitor, de inmediato se volvió el cabeza de la familia y tomó el puesto de director ejecutivo en la empresa, pero nada se sintió fuera de lugar. 

Sus manos ajustaron su corbata mientras miraba su reflejo en el espejo; eran las siete de la mañana y el calor que emanaba el sol era tenue, agradable hasta que llegará la tarde y se volviera tedioso. Arregló su traje para que se viera impecable antes de salir del baño; ya había tomado su desayuno, así que verificó que todo estuviera en orden para por fin salir de su departamento. Caminó por el solitario pasillo hasta llegar al ascensor, las puertas se abrieron luego de presionar el botón, se adentró a ese espacio reducido y su dedo se dirigió al panel de botones para pulsar el que tenía grabado el número cero. Cuando las puertas se cerraron y el ascensor empezó a bajar, sacó el celular de su bolsillo con el fin de ver los mensajes que había recibido y de paso responder algunos correos del trabajo.

⤜El espectador y la víctima⤛ NightGenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora