Pastelitos.

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Actualidad.

El alfa mayor estaba de pie ante la puerta del jardín de la pequeña alfita de ojitos azules. Louis sonrió acunclillandose para recibirla con brazos abiertos, ella corrió a el sin dudarlo y deposito un besito en la mejilla de su padre.

―¿Como te fue hoy Soph? ―Preguntó tomandola suavemente de sus brazitos escaneandola para asegurarse de que estuviera completa―.

Sophia solía ser algo revoltosa y además de revoltosa solía meterse en muchos problemas con sus compañeritos, era una alfita imponente a pesar de que solo tenía 6 años.

Un pequeño puchero apareció en los labios de la pequeña alfa y Louis se preocupó. Sabía que algo iba mal.

―¿Podemos ir a la floreria de Harry?

La pequeña se escondió en el pecho de su padre y este suspiró acariciando su cabellera rubia.

Sophia no era una niña que fuera infeliz. Tampoco solía llorar por su madre, siempre la tenía muy presente pero de una linda manera. Tenían cuadros de ella por la casa, incluso Sophia tenía uno en su mesita de noche junto a su velador.
Había días donde sus compañeros se burlaban ante la ausencia de su madre y aun que la niñez era inocente esos niños no parecían tener tal inocencia. A Sophia solo la lastimaba ver como todos o la gran mayoría tenían a sus madres pero ella estaba sola con su padre.

Louis accedió visitar la floreria Harry's house, sabía que aquel lugar poseía algún tipo de magia porque lograba ahuyentar las tristezas, miedos y malhumores de su niña. Ella corría hacía allí cuando había sido un mal día y Louis no se negaría a aquello.
Mucho menos si traía paz en su niña y podía ver a Harry, el omega mas dulce que conocía con su exquisito aroma.

―Deberíamos ir y llevarles flores. ―Propuso la alfita con una sonrisa―.

Louis río cargando a su pequeña con su bolso para ir en dirección a su auto estacionado.

―Creo que Harry ya tiene muchas de esas.

Se inclino en el asiento de atrás dejando a su hija en la sillita especial de autos, abrochando todos sus cinturones de seguridad y dejando un beso en su frente.

―Tal vez deberíamos llevarle pastelitos. ―Propuso Louis―.

Seamos honestos, a Sophia le encantaba pasar tiempo con el omega pero sobre todo le encantaba llevarle obsequios y a Louis le encantaba que esos obsequios sean comestibles, pues desde que lo conocía tenía muy metido en su cabeza que debía alimentar a aquel omega, jamás se lo cuestionó solo creía que lo veía delgado.

―Es una excelente idea esa.

Louis miro el espejo retrovisor y sonrió al ver como la cara de su hija cambio a una expresión mucho más contenta.

[...]

Cuando Louis estaciono el auto en el estacionamiento de la floreria que estaba ubicado al costado de esta, sintió su pecho vibrar. Algo estaba mal. Algo estaba mal dentro de la floreria. Algo estaba mal con Harry. Sentía como el omega pedía por el, pedía su ayuda.

Un omega estaba en riesgo. Un omega estaba siendo lastimado. Un omega tenía miedo. Su omega estaba en peligro.

Louis se desprendió su cinturon de seguridad y bajo rápido del auto. Su aroma cambio a mucho mas amargo.

―Sophi necesito que te quedes aquí y no te muevas ¿si? prometeme que te quedarás segura en el auto. Volveré por ti.

Su hija notó su aroma y se movió inquieta sobre su asiento pero asintió con temor. No haría nada en contra de lo que su padre le ordenó, algo malo estaba pasando y no quería complicar las cosas.

Flowers and rain ―Larry Stylinson. OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora