Capitulo 112 (Zoella)

780 70 16
                                    

Una vez leí que la felicidad es como una mariposa, delicada y frágil, la cual no es consciente de sus propias alas y colores, sin una larga duración. Hoy puedo decir que esa frase es totalmente cierta, ya que estoy viviendo el momento en que mi mariposa está a punto de fallecer, porque veo como después de un anoche mágica él tiene que irse, ya que está terminando de tomar sus cosas para irse a miles de kilómetro de distancia

Lentamente y con las manos entrelazadas nos encaminamos hacia el estacionamiento en completo silencio. Al llegar podemos ver a Stéfano, quien llego hace una hora a Canadá, y el señor Galenus quienes nos estaban esperando junto al auto. Lentamente él suelta mi mano para poder despedirse del chico de ojos miel, aunque para ellos es más un hasta luego que un adiós definitivo

Yo por mi parte me despedí del señor Galenus, quien en este tiempo fue una persona importante para mí, no solo por su lealtad hacia la corona Griega lo cual se notó en cada momento, sino por el gran hombre que es él, quien estuvo en mis bueno y malos momento, me ayudo en mis locuras sin esperar nada a cambio e incluso me saco sonrisas en momentos imprevistos.

Ya cuando terminamos nuestra despedida con el señor Galenus el chico de pelo negro volvió, posicionándose frente a mi

- Y es ahora cuando nos separamos – dijo él en un tono bajo solo para que yo lo escuchara – Es agridulce sabes, mi hermano esta mejor y a prontas de despertar, podre volver a hablar con él y estar juntos como antes, lo cual me pone muy feliz porque siempre fue mi objetivo. Además volver a estar cerca de mi familia y mi hogar – toma una pausa y entrelaza su mano con la mía – Pero por otro lado estas tú

- tuve que interrumpirlo, no creo ser tan fuerte para escucharlo – En algún momento tenía que pasar, lo sabíamos desde el principio. Nuestro tiempo juntos expiro – dije intentando sonar lo más compuesta posible, pese a estar derrumbándome a pedazos por dentro – Al menos podemos decir con certeza que alguna vez nos enamoramos y fuimos correspondidos – le dije y aprete su mano entrelazada con la mía – No muchos pueden decir eso con certeza hoy en día – cada vez mi tono iba decreciendo

- Te voy a extrañar demasiado Nieves – me dijo para después atraerme hacia él en un abrazo, donde mi cabeza quedo apoyada en su pecho

- Yo igual Eros – dije sintiendo un gran nudo en mi garganta, el cual se estaba formado porque no quiero llorar frente a él

Inspire lo más profundo que pude, no solo para tragar el nudo que no se quiere ir, sino para grabarme su olor característico, porque creo esta será la última vez que lo oleré.

Después de ya una segunda respiración profunda él se separó un poco para tomar mi rostro y elevarlo para así poder ver ese mar azul que tiene por ojos, los cuales siempre me parecieron los más hermosos, pero ahora están empañados por tristeza. Se fue acercando poco a poco a mi nariz para depositar un beso en la punta y después decir

- Cuando empecé a enamorarme de ti estaba aterrado porque nunca antes lo había hecho y pensé que sería lastimado, pero hoy te puedo decir que lo mejor que me ha pasado es cruzar mi vida con la tuya Zoella Collins

- Por favor no – le pedí poniendo mis manos sobre las suyas

- Necesito decírtelo – insistió y junto nuestras frentes – Yo vengo de un mundo ordenado, pauteado, con reglas estrictas y definidas, pero en el momento en el que entraste le pusiste color, jamás podre compensártelo, espero mi cariño haya podido saldar un poco mi deuda

- No me debes nada, porque me diste lo mejor del mundo, sentirse amada – bese esporádicamente sus labios – Serás mi recuerdo favorito, el que atesorare por siempre – le di un último beso, para después quédame a centímetros de su boca – Ahora lo único que te pediré es que dejes salir al Eros que yo vi estos meses, el chico increíble, solidario y amoroso, porque no merece ser opacado o escondido bajo el título de príncipe

- Lo prometo – dijo y ahora fue él quien me beso- Espero logres cumplir todos tus sueño, que llegue a ti todo lo que mereces y sueñas, porque lo mereces más que nadie en el mundo Nieves - me dio una sonrisa sincera, lástima que no alcanzo a llegar a sus ojos - Supongo que sabre de ti cuando publiques tus libros. Seré el primero en fila para comprarlos en Grecia

- No tengo dudas de que lo harás – me separe un poco más de él para volver a ver bien esos océanos – Yo creo en ti Eros, siempre lo hice y lo hare – dije mirándolo directamente a los ojos, con mucha determinación, él sabe perfectamente a que me refiero. tome una respiración profunda antes de decir lo siguiente que es lo más difícil – Ahora cuando nos separemos por completo tu iras directamente a la puerta del auto, sin mirar hacia atrás

- Tu cliché más odiado de los libros, lo recuerdo – me dio una media sonrisa – Tranquila no lo hare, seria cruel para ambos – dicho esto besó mi frente y se separó de mí, logrando así que mis brazos cayeran a mis costados

Como siempre mi príncipe cumplió, no miro ni un segundo hacia atrás o titubeo al caminar hacia el auto. Al llegar hasta éste pude ver como tomaba una respiración profunda, pero eso no lo detuvo y abrió la puerta trasera, para así adentrarse en el mismo. No tuvo que pasar ni un minuto de su ingreso para que el auto se pusiera en marcha y que mi mejor amigo pasara su brazo por mis hombros mientras lo veíamos irse del estacionamiento

Ya cuando lo vi cruzar el portón del internado lo sentí, mi corazón rompiéndose en millones de pesados, porque el sabía que mi príncipe Griego no volverá a mí. Pero pese a que siempre supe terminaríamos alejados, volvería a repetir cada momento mil veces más, aunque en cada ocasión mi corazón se rompiera, ya que valdría la pena pasar por ese dolor si significa otro momento de felicidad con él, ya que nuestro primer acto de amor fue escogernos y el segundo fue dejarnos ir

Fin

Zoella con Z de ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora