Shen.

557 34 15
                                    

Oscuro, vacío.

Así es como describiría el lugar en donde se encontraba.

Era una esfera blanca, flotando a través de aquél vacío, su tamaño era diminuto al compararse con el enorme espacio en el que se encontraba.

Derrepente, el espacio antiguamente oscuro se iluminó, como si el sol hubiese salido por fín.

Luego una persona apareció frente a el.

Un hombre, moreno, rubio, ojos azul océano. Vestía con una túnica negra e iba descalzo.

-Supongo que tienes muchas preguntas- su voz resonó por todo el lugar, haciendo eco por el espacio aparentemente infinito.

-Las tengo...- la esfera no sabía muy bien como podía hablar, pero nada de esa situación tenía sentido -¿Quién eres?-.

El hombre rubio sonrió.

-Mi nombre ha sido debatido durante diversos de tus siglos mortales, soy lo que conoces como Dios, o al menos soy su definición- movió su mano y un sofá rojo apareció detrás de el, luego se sentó -Soy aquél que está por encima de todo, llámame Shen-.

-¿Shen?- repitió la esfera -¿Shen no significa Dios en mandarín?-.

-Sí-.

-Oh... bueno- decidió hacer otra pregunta -¿Qué me pasó?-.

-Moriste, te devoró un león, un final trágico, por supuesto-.

-¿Tuviste algo que ver?- su tono lo había hecho sospechar.

-No, pero sabía que iba a suceder- explicó -Mala idea la tuya al atacar a un león hambriento con un palo-.

-Trataba de darle tiempo a mis amigos para escapar...- se defendió.

-Lo sé, pero no fue lo más inteligente-.

-¿Vas a juzgarme?-.

Shen soltó una carcajada.

-Es curioso que lo preguntes, mira- un pergamino apareció en sus manos, al abrirlo este se extendió tanto que era imposible ver donde terminaba -Tienes un historial muy bueno, Maestro de Win Chun con múltiples trofeos, paramédico experimentado, biólogo excepcional-.

Hizo una breve pausa mientras hacía un chasquido con los dedos y el pergamino desaparecía tal y como apareció.

-Encontraste la cura para el cáncer- culminó.

-No lo hice solo- explicó la esfera, no le gustaba como los medios le habían dado todo el mérito por el trabajo cuando no lo hizo el solo -Pero eso ya lo sabes-.

Shen sonrió.

-Ya vas entendiendo-.

La esfera decidió hacer otra pregunta.

-¿Mis amigos están bien?-.

Shen asintió.

-Sí, descuida, las autoridades lograron tranquilizar a la criatura antes de que pudiese ir más lejos-.

-Bien-.

Shen se levantó del sofá y este desapareció.

-He venido a ofrecerte una nueva oportunidad-.

Aunque no podía expresarlo físicamente, el rubio observó la intriga en la esfera frente a el.

-¿Otra oportunidad?-.

El hombre de túnicas negras asintió.

-Puedo hacerte renacer en cualquier otro mundo, el que tú elijas- hizo una pausa -O, puedo enviarte al paraíso, sin duda me parece que te has ganado un descanso-.

Reencarnación (Dragon Ball).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora