Cuando volvía a casa vi a mi hermana con una pala en la mano caminar sin rumbo fijo.
Detuve el auto y corrí tras ella para poder alcanzarla.
Ella estaba muy sucia y al verla un escalofrió me recorrió el cuerpo entero.
—Mi hermanita lloraba tan desconsolada que no pude soportarlo. —con las manos aun llenas de tierra y los dedos pálidos por sostener con tanta fuerza la pala. —ella ya no quería estar con mamá.
—¿Qué le hiciste a la bebé?
Ella bajo la mirada llorando y me empujo para seguir su camino.
Tal vez era tarde pero tenía que intentarlo. No volví al auto porque me quitaría tiempo, en cambio corrí cortando camino en dirección al cementerio.
Nuestra madre había muerto hace poco al dar a luz a nuestra hermana más pequeña, eso nos había afectado pero no pensé a que grado. Nuestro padre había desaparecido desde aquel día y ahora era yo la que trataba de mantener unida lo que quedaba de esta familia.
Cuando llegue busque la tumba de nuestra madre y con horror vi mis temores se habían hecho realidad. La tumba estaba abierta y la bebé durmiendo tranquilamente sobre el pecho de mamá justo donde la deje cuando no soporte mas oír su llanto.
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