02

150 35 3
                                    



Kim Taehyung solía tener una singularidad. No obstante nunca fue un impedimento para su orientación.

Haber nacido con uno de sus ojos completamente nublado y cegado no le impedía correr, nadar o caminar sin supervisión. Solamente lo excluía de algunos cachorros al considerarlo extraño y diferente. El otro lado de la manada lo quería por ser el más dulce cachorro que hubiera.

Una pena que sus padres no estuvieran aún con vida para verlo.

O al menos para que alguien lo vigilara si iba a ingresar al bosque solo, siguiendo el rastro desconocido de un cachorro desconocido, por razones desconocidas.

Y definitivamente Taehyung no necesitaba dos ojos funcionales para ver lo que ocurría.

Su cuerpo se petrifico entero cuando inesperadamente lo encontró, al pequeño omega extraño hincado en el césped, al canasto a un lado con algo que pudo reconocer como un conejo muerto. Habría sido algo normal de presenciar considerando que los enseñaban a cazar a temprana edad como Namjoon haría el siguiente año para estar en ese grupo de la clase.

Pero alguien tan joven como él, incluso más joven que Taehyung, saliendo a cazar por su cuenta. De su boca sorbiendo algo que Taehyung no lograba ver porque lo mantenía oculto en sus manos, de espaldas.

—¿Jeon Jungkook? —inquirió saliendo de las sombras que se arrastran con el amanecer.

Cuando el aludido levantó la cabeza en su dirección Taehyung fue capaz de ver perfectamente con su único ojo sano como una única línea roja escurría desde la comisura de su boca hacia su mentón, al par de ojos tan rojos como una manzana nutridos de lo que tragaba con terror.

De aquella sustancia roja ensuciándole la boca y parte de las mejillas.

Jungkook apenas abrió la boca para hablar cuando Taehyung emprendió un escape lejos de él.

—¡Espera! —lo escuchó gritar a su espalda.

Un cachorro de su edad no debería ser tan veloz, fue lo primero que Taehyung pensó al intentar huir de él, siendo alcanzado sin problemas.

El susto mayor llegó cuando al recorrer el tramo más oscuro del bosque, no logrando ver bien por dónde iba pues el parche en su ojo se había movido un poco de su lugar. Taehyung perdió el control, tropezando en sus propios pies y rodando al caer.

Jungkook se detuvo olfateando el aroma a sangre humana, escuchando los quejidos del otro cachorro y sintiéndose tan angustiado como preocupado cuando llegó a su lado. Nadie más lo había descubierto antes. Siempre fue cuidadoso en los hostales de reposo por los que viajaron antes de llegar ahí.

—No te muevas.

—¡N-No! ¡Aléjate!

—¿Quieres parar?

Pero Taehyung seguía pidiendo por ayuda aunque Jungkook lo había retenido en el suelo sentándose sobre su esternón, cubriéndole la boca con las manos.

—Si sigues luchando vas a empeorarlo —le dijo en un siseo mirándolo fijamente.

Sólo entonces Taehyung percibió algo más cerca de su nariz, justo en los dedos del omega que ahora estaban secos y tintados de rosa.

Eso era...

¿Granada?

Dejó de forcejear permitiéndole al otro soltarlo y quitarse de encima.

Un momento.

¿Qué?

Taehyung vio con ojos agrandados al pequeño cachorro arrodillarse a su lado, inspeccionando su pantalón roto en la rodilla donde se había raspado rebelando pequeñas manchas de sangre.

Just a bit spooky / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora