Halloween

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—¡Imposible!

El alfa sonrió socarrón mirando al cachorro de diez años usando una caperuza blanca con manchas de sangre y lodo en ella, sus ojos rodeados de maquillaje negro y su boca roja, sus ojos castaños ausentes de color por un lobo no presentado.

—¿Eso crees?

—Si los demonios son reales ¿Por qué no han vuelto a intentarlo?

—¿Cómo sabes qué no? —el cachorro, Suyin, parpadeo incrédulo a su cuidador cuestionándose si es que era cierta esa historia y por qué sus madres le habían dejado esa tarea a él para contárselas—. Siguen creyendo que somos una manada de ellos, pero mientras mantengamos la farsa no seremos sus objetivos. Somos humanos el resto del año, somos monstruos durante treinta y un días. Sólo tienes que disfrazarte y cuando te ilumine la luna debes pedir dulce o truco.

Murciélagos volaron sobre ellos, poniéndolos tensos. El adulto soltó una dramática risa malvada y ronca. Adoraba contar esa historia a los cachorros recién llegados.

Hyejin, que abrazaba su pequeña calabaza tallada en su regazo, tragó saliva y se aventuró a terminar de resolver un último misterio del que no estaba muy convencida pese a lo escuchado en el relato.

—¿Y qué hay de los vampiros?

El alfa se levantó y se quitó el parche. Los cachorros se paralizaron cuando vieron sus ojos encenderse en rubíes brillantes.

—Sólo no los hagan enojar.

¡Gaaaragh! —rugieron detrás de ellos.

Los cachorros aterrados gritaron abrazándose unos a otros. Las risas chillonas y una más grave los empujaron a abrir los ojos, viendo a un lindo omega de camisa blanca, pantalón negro y tan pálido como el grupo de cachorros más pequeños luciendo como distintos monstruos y sus pequeñas calabazas.

—Bien. Basta de sustos. Esos son para la celebración —habló un segundo alfa saliendo de la choza detrás del primer grupo de cachorros mientras el aparente vampiro se disculpaba entre risas—. Andando, nos están esperando.

Saliendo del estupor del susto se levantaron uno a uno de los troncos, los más jóvenes llevando consigo las calabazas que encenderían en la fogata principal para dar inicio a la celebración.

'Halloween. Halloween. Hoy es Halloween. La noche de las brujas. La luna de los muertos. El bosque de las bestias. Halloween'. Eso cantaban todos como habían renombrado la noche de las treinta y un lunas, siguiendo a Namjoon donde los demás aldeanos iniciaban la celebración con calabazas adornando cada choza, adultos vestidos de fantasmas, jóvenes fingiendo ser muertos andantes, monstruos, sombras y más, listos para asustar a alguien con su truco o ganarse alguna golosina acaramelada de madame Dalca.

Taehyung fue a su esposo, abrazándolo sin dejar de reír con él porque también disfrutaba asustar algunas veces a los demás.

—¿Comieron bien? —preguntó Jungkook mermando su risa gustoso por los besos que dejaba el alfa en la marca en su cuello.

—Me aseguré de eso.

—¿Y quedó algo?

El alfa asintió y sacó de su bolsillo dos frambuesas que el otro llevó a su boca. El dulce fruto inundó la nariz de Taehyung que ya gozaba del aroma de su omega que últimamente era mucho más suave.

—¿Qué quieres hacer hoy?

—Quiero bailar, cantar y aullar a la luna con mi lobo feroz.

Jungkook se abrazó a su cuello, haciéndolos balancearse de lado a lado. Taehyung sonrío abrazando su cintura, no importándole si arruinaba su disfraz de hombre bestia con una caperuza de piel y orejas de lobo de montaña.

—Los vampiros no aúllan.

—Uh, es verdad —recordó el omega—. Debe ser este lobito queriendo salir.

Lo sintió paralizarse en su abrazo, frotó la nariz en la unión del cuello y hombro de su alfa aspirando las grandes cantidades de cacao que soltaba. Cuando lo separó de su cuerpo sus ojos estaban incluso más brillantes que antes. Jungkook podía sentir el lobo de su pareja gemir ansioso. Taehyung se relamió los labios y llevó una de sus manos a tocar el vientre ajeno por encima de la camisa holgada.

—¿Es en serio?

Jungkook sonrió con sus colmillos de monstruo omega y pintura roja ensuciando sus labios y mentón.

Asintió.

Los ojos de Taehyung se empañaron de lágrimas, alzó la cabeza y aulló con fuerza teniendo que sacar la emoción de su ser por la noticia de su primer cachorro.

Entre las risas de felicidad de Jungkook, el aullido se escuchó por toda la aldea y más cachorros aullaron sin entender el motivo pero divirtiéndose igualmente.

Pocos advirtieron los ojos rojos y las sombras demoniacas salir ahuyentadas de los alrededores de la aldea, no interesadas en aquellos seres con piel de monstruo y sangre dulce.



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con esto concluimos el cuento de temporada de jalowin c:

nos vemos en el del día de muertos


gracias por darle una oportunidad y leer ;^;

💚

Just a bit spooky / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora