Dedicado a ustedes, gracias por
llegar hasta acá.—Y este es tu nuevo cuarto. Lana ya se encargó de dejar tus cosas aquí en lo que llegabas de tu viaje.—me adentré en el lugar que la mujer destinada a mostrarme la universidad me había indicado. Era bastante espacioso, contaba con tres camas y un escritorio para cada una junto a un gran armario.—Tus compañeras están por llegar. Las clases no tardan en terminar.—sonreí de lado y asentí dejando mi bolso sobre mi nueva cama.—¿Alguna otra pregunta?
—Estoy bien.—susurré recostándome en mi cama.
—Se la nota cansada. Siempre que necesite ayuda sabe donde encontrarme.—le asentí y cuando escuché la puerta cerrarse, me giré dándole la espalda. Cerré mis ojos sintiendo las lágrimas rodar por mi rostro. Nunca pensé sentirme tan solta como en este momento. Necesitaba a Lana.
—¡Sophia, vuelve aquí ahora mismo!—la puerta se abrió luego de los gritos provenientes del corredor.
—¡No Olivia, no pienso salir con Chad! ¿Es que acaso te golpeaste la cabeza?
—¡Es solo una cena! ¡Necesito que me acompañes!
—¡No es solo una cena! Tus planes siempre se terminan saliendo de control y por poco no termino perdiendo la poca dignidad que me queda por tu culpa.—me giré confundida a las dos chicas que discutían en medio del cuarto.
—Te prometo que no será como Luke.—una de ellas arqueó su ceja incrédula.
—¡No!—se giró para sentarse en su escritorio mientras la castaña la seguía.
—¡Sophie...! Ay no. La chica nueva.—la tal Olivia se giró a mí espantada.
—¡Oh Dios! Lo siento, no te vimos al entrar. Es que Liv es tan molesta a veces que saca de mis casillas.—se acercó a mí me tendió su mano.—Sophia, pero puedes decirme Sophie.
—Y ya sabes que soy la molesta Olivia.—ella rodó sus ojos mirando mal a su amiga.—Pero ese es el punto de vista de Sophie. Ya vas a descubrir que soy genial.—sonreí levemente de lado al escuchar su nombre.
—Soy Amber... Amber Ver... Kumpen.—ambas me observaron extrañadas.
—¿Verkumpen?—me preguntó Liv confundida.
—Solo Kumpen.—formé una línea con mis labios.—Pero pueden decirme Amy.—asintieron emocionadas.
—¿Estás bien? Tienes tus ojos cristalinos.—Sophie se sentó a mi lado y solo asentí.
—Mi familia está... algo lejos, y los extraño mucho... y estoy algo cansada fue un viaje bastante largo.—ambas asintieron.
—¿Eres de por aquí?—Liv se acercó y también se sentó a mi lado.
—De Portland. Estudié los primeros meses en California y ahora estoy aquí.—ambas asintieron.—Pero viajé a Londres, un tema familiar. Y no he dormido bien, ¿les molesta si duermo un poco?
—Claro que no, este es tu cuarto ahora. Solo ruega que Liv no entre a ducharse. Creo que canta la misma canción unas seis veces.—sonreí de lado al ver la cara de indignación de la chica.
—Las detesto.—rió divertida mientras se alejaban de mi cama para que pudiera descansar.
Pero lo que pensé que iba a ser un día o dos, resultó ser semanas.
—Muy bien. Suficiente.—Sophie me quitó las mantas que me cubrían por completo mientras que Liv abría las cortinas del cuarto.—No te conocemos lo suficiente, pero nos preocupas demasiado, Amy.—me senté en la cama mientras refregaba mis ojos.—A la ducha, ahora.—no me quejé. Simplemente tomé mis toallas y un pijama nuevo para adentrarme al baño. Tardé unos diez minutos y salí encontrándome con ambas sentadas en mi cama.
—No comes, no sales del cuarto, no vas a clases. Creo que ni siquiera conoces el campus.—enumeró Liv frustrada.—Amy, ¿qué sucede?—mi teléfono comenzó a sonar nuevamente. Miré el identificador de llamadas y era Lando. Colgué dejando mi teléfono sobre la mesa de noche.
—Y ese teléfono suena más veces de lo que nos gustaría escuchar.—solté un bufido cansada de la situación.
—Mis mejores amigos y mi hermano estan a un paso de convertirse en grandes estrellas y tuve que abandonar a mis amigas en mi antigua universidad para continuar con mi sueño. Mi mejor amiga no responde mis llamadas ni mis mensajes y solo una de ellas se preocupa por cómo estoy.—ambas me observaban confundidas.—Y los que llaman son mis amigos. Pero no quiero hablar con ellos. Mientras más lejos esté, mejor será.
—¿A qué te refieres con que van a convertirse en grandes estrellas?—preguntó Sophie aturdida.
—¿Eres hermana de un famoso? ¡Ya podemos dejar la universidad, Soph!—la rubia golpeó a Liv por lo que se quejó.
—En fin, Amy. No importa eso ahora. No puedes dejar tu vida de lado por ellos. Al fin y al cabo solo te tienes a ti misma. No vas a clases, no sales ni a ver la lluvia que hay esta temporada.—Sophie se paró frente a mí colocando sus brazos sobre mis hombros.—Debes pensar en ti.—me abrazó tiernamente y yo no pude evitar soltar un sollozo. Liv se nos unió rápidamente. Me desahogué con ellas en silencio. Solo mis sollozos retumbaban en el cuarto. Cuando logré calmarme ambas se apartaron y me sonrieron.
—Como sabíamos que estabas triste, trajimos helado y decidimos alegrarte mientras veíamos alguna serie.—propuso Liv sacando de un pequeño freezer tres potes junto a algunas cucharas.
—Somos fanáticas de Modern Family.—agregó Soph.
—No me parece mala idea.—les sonreí y juntamos la cama de Liv y Sophie para luego cubrirnos con las mantas mientras encendíamos mi computadora.
—Debemos hacer una promesa.—sugirió Liv mientras nos entregaba una cuchara a cada una.—No vamos a dejarnos solas. Sé que nos conocemos hace muy poco y la que más confianza tiene conmigo es Sophie, pero debemos prometernos no cambiarnos de universidad a excepción de casos extremos y vamos a graduarnos juntas, el mismo año, las tres y con honores.—la observé divertida.
—¿No crees que es mucho graduarnos con honores?—se encogió de hombros.
—Y si alguna decae, vamos a ayudarla a salir adelante.—agregó Sophie. Ambas esperaban mi respuesta con entusiasmo.
—Está bien. Acepto.—tomamos una cucharada de helado cada una y chocamos nuestras cucharas. Suspiré aliviada al saber que al menos ahora mismo, tenía a dos personas que harían lo posible para que todo esto termine.
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Adictos a lo Prohibido #2 - Charles Leclerc
Fanfiction¿Qué pasaría si tus mejores amigas de la universidad deciden tomarse unos meses de descanso antes de su graduación? Amy pensó que eso sería una buena idea, hasta que todo lo que en algún momento dejó atrás en su vida volvió a presentarse de manera i...