Capítulo 8

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—¡Arriba! Quiero ver a las tres en el restaurante

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—¡Arriba! Quiero ver a las tres en el restaurante. Tenemos que bajar para desayunar —gritó Max desde el otro lado de la puerta. Suspiré y pasé las manos por mi rostro. —No quiero quejas, Amy.

—Nunca más permitiré que salgamos de fiesta sin mi autorización —murmuré mientras me cubría con las mantas. Realmente mi cabeza era una revolución de emociones, confusión y resaca. Principalmente resaca.

—Chicas...

—Nunca más beberé una gota de vodka —interrumpió Liv a Sophie mientras se estiraba a mi lado.

—Chicas...

—Nunca más pienso aceptar un shot de tu parte.—murmuré refregando mi cara.

—Pero debo admitir que fue una buena fiesta —miré a mi amiga, y ella sonrió victoriosa.

—¡Chicas!

—La música no estuvo tan buena...

—¿Me están escuchando? —ambas miramos a nuestra amiga confundidas. Tomé una botella de agua de mi mesa de noche y bebí de ella. —Anoche besé a Carlos. —me atraganté y comencé a toser sin control, por lo que Liv golpeó mi espalda preocupada.

—¡¿Qué hiciste qué?! —pregunté sorprendida— ¿Con Carlos, mi amigo Carlos? ¿Carlos Sainz?—asintió algo desconcertada por mi reacción.

—¿Carlos, el que nos puede llevar a vivir a España? —le lancé una almohada— ¡Al menos hace parte del trabajo! ¡Esa es mi amiga! —se lanzó sobre ella mientras daba saltitos.

—No puedo creer que con Carlos.—reí al ver lo roja que estaba.— ¡Sophie! Carlos es genial. No tienes nada de qué avergonzarte.

—No lo sé. No lo recuerdo muy bien porque estaba algo ebria por culpa de los shots de Liv —miró mal a la rubia. Negue divertida, nadie sobrevivía a los shots de nuestra amiga. Comenzamos a arreglarnos sin dejar la conversación.

—¿Al menos te gusta Carlos? Porque para aceptar un beso español, no lo sé. Convivimos bastante como para decir, me parece atractivo...—preguntó mi amiga.

—Por Dios, Olivia, ¡Claro que no!—alcé mi ceja divertida.—¿Sí? ¡No lo sé! No quiero bajar y tener que verlo a la cara.—se adentró en el baño.

—Deja de quejarte, y enfrenta tus decisiones de borracha con orgullo. España tiene su atractivo después de todo, Madrid, Barcelona, pero yo esperaba vivir en Mónaco.—formó una línea con sus labios.

—¿Mónaco? ¿Sabes lo costoso que es vivir allí?—se encogió de hombros.

—Charles era mi objetivo porque es nativo allí. Ahora me tengo que conformar con España, pero no me molesta si Jake nos decide mantener en Mónaco. Ya sabes...

—¿Qué diablos...?—en ese momento recordé el final de mi noche. Charles.—Oh no...

—¡Amy, deben bajar!—se escuchó la voz de Lando del otro lado. Abrí la puerta y me observó divertido junto a Abby.—¿Buenos días?—entramos en el elevador y exploté.

Adictos a lo Prohibido #2 - Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora