mikasa

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imagina: mikasa cuida de ti cuando enfermas.

nota: (c/c) color de tu cabello.

...

(n) despertó, abriendo sus ojos poco a poco, sintiendo su cuerpo frío y una jaqueca que maldijo.

Jadeó, poniéndose de pie y mirando a su alrededor. La cabaña casi estaba vacía, posiblemente ya estaban reunidas en el comedor con los chicos. Caminó a la cama de Mikasa, encontrándola vacía, suponiendo que ya estaba con los demás. Se abrazó a sí misma para darse calor y salió del lugar, dirigiéndose al comedor.

—Hola. —Saludó, tomando asiento junto a la azabache, quien la miró preocupada por el estado en que se encontraba.

Tocó su frente, sintiéndola caliente, preocupando a Mikasa todavía más—. ¿No tienes calor? —Cuestionó y la (c/c) negó.

—Tengo mucho frío.

—Oh, tienes fiebre. —Se puso de pie, pidiéndole a (n) que también lo hiciera para llevarla devuelta a la cama.

La fémina acató la orden y en el momento que se paró, Mikasa la cargó al estilo nupcial, llevándola consigo a la cabaña.

—¿No peso?

—Eres liviana —Sonrió un poco, provocando un sonrojó en la muchacha. —Voy a cuidar de ti hasta que te sientas mejor.

—No tienes porque, solo es fiebre.

—Tengo porque... Eres mi novia. —Esto último lo murmuró tímidamente y con su mejillas encendidas.

Después de eso, se quedaron en silencio, llegando a la cama de la (c/c) y acostandola en esta. La arropó con la manta, diciéndole que iría por una toalla con agua para colocar en su cabeza.

—Ahora muero de calor —Se quitó la manta, sin embargo, volvió a sentir frío—. No puede ser —Bufó, llegando a su cabeza una idea que quizás resolvería su problema. Arropó su cuerpo, dejando una pierna y brazo afuera. Tomó aire y sonrió a medias. —Mejor.

Mikasa llegó unos minutos después, sentándose al borde del colchón con un pequeño recipiente en sus manos lleno de agua. Quitó los cabellos de la frente de (n) para colocar allí la toalla.

—¿Por qué tienes tu pierna afuera de la manta? —Preguntó, acariciándole la mejilla.

—Me dio calor. —se encogió levemente de hombros—. Mikasa, deberías ir a desayunar —Tragó saliva esperando a que ella aceptara, pero fue lo contrario.

—Voy a quedarme... nada de lo que digas me hará cambiar de parecer, así que no lo intentes. —Agarró su mano, acariciando esta lenta y suavemente, con una sonrisa pequeña—. Duerme, continuaré aquí cuando despiertes.

—¿Qué hay del entrenamiento? —cuestionó, acomodándose un poco en el colchón y cerrando sus ojos luego.

—No me importa.

—¿Qué hay de Eren?

—Puede vivir sin mí.

—¿En serio no te haré cambiar de parecer? —Ella negó—. Bueno, entonces sigue cuidando de mí —sonrió de lado, causando un ligero sonrojo en Mikasa.

A la (c/c) no le costó mucho quedarse dormida con las caricias que la azabache le brindaba, era habitul para Mikasa hacerlo y le gustaba mucho darle cariños a (n).

La azabache se quedó durante todo el día a su lado, sin importarle la falta que el instructor Keith le colocó o que no haya comido nada aún, únicamente le importaba la chica que estaba en la cama.

El sol ya se estaba ocultando, la noche iba a llegar y Eren llegó a la cabaña de las chicas para convencer a Mikasa de ir a tomar su cena, pero ella se negó, diciendo que debía estar junto a (n) cuando despertara.

—Ella va a estar bien, Mikasa. —Volvió a decir. —Tu necesitas comer algo.

—Eren, ya deja de insistir.

Una pequeña discusión se instaló en ambos, causando que la (c/c) despertara por la molesta voz de Eren y la suave y dulce de Mikasa. Con su otra mano se restregó los ojos y soltó un leve jadeo que llamó la atención del par.

—¿Por qué discuten? —Ahogó un bostezo con la misma mano.

—Le he dicho a Mikasa que vaya a cenar, durante el resto del día no ha comido nada. —se cruzó de brazos.

—¿Cielo, por qué? —Preguntó preocupada.

—Quería quedarme contigo hasta que despertaras.

—Eres muy linda y considerada, pero debiste comer aunque sea un pedazo de pan —besó los nudillos de su mano, sonrojando a la fémina—. Me siento mejor, gracias.

—No fue nada, solo cambié tu trapo un par de veces. —colocó su otra mano sobre la frente de (n). —Ya está normal.

—¿Ya irás a comer? —Habló el castaño.

—Iremos en un rato, Eren. —respondió (n). —Por favor, déjanos solas un momento.

El chico asintió, saliendo de la cabaña. Inesperadamente, un beso fue a parar en los labios de Mikasa, tomándola por sorpresa, dejándola perpleja por aquella acción.

(n) se apartó de ella, sonriendo de oreja a oreja y con sus mejillas notoriamente rojas, iguales a las de Mikasa.

—Un beso como muestra de mi gratitud por haberte quedado conmigo durante todo el día. —Volvió a besarla, poniendo su mano en la nuca de la azabache, profundizando ese maravilloso beso. —Te quiero.

Mikasa sonrió tímidamente, lo que provocó que (n) se le derritiera el corazón de ver una imagen tan tierna en su novia.

—Ta-también te quiero. —Dijo, para luego ser ella quién le diera un beso a la chica de sus sueños.

𝘨𝘪𝘳𝘭𝘴 𝘴𝘯𝘬 , 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora