mikasa

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imagina: deciden pasar el rato juntas ya que tus padres no están en casa, sin embargo, algo se le complica a mikasa.

nota: modern au. continuación del último o.s que subí de esta piba. díganme si al finalizar la lectura desean otra parte o con esta basta. la vdd ni idea de lo q hice pero está cool.

...

Era sabado por la tarde, y los padres de (n) no se hallaban por ningún rincón de la casa, lo que agradeció sin duda alguna, ya que podría pasar el resto del día junto a su novia sin ninguna interrupción.

Subió las escaleras a su habitación, llevándose la sorpresa de encontrar a la azabache sentada sobre la cama de la (c/c), mientras comía una barra nutritiva y leía otro libro que (n) le había recomendado no hace pocos días.

La muchacha menor se acercó a mikasa, tomando asiento junto a ella. Su ceño estaba ligeramente fruncido, y pequeña curiosidad se instaló en toda su cabeza con el hecho de que ella ya estuviera aquí justo cuando pensaba llamarla; le pareció una tremenda coincidencia del destino.

—¿Desde cuando estás aquí, cariño? —le preguntó, causando que la asiática detuviera su lectura solo un instante para darle la atención a ella.

—No hace poco, acabo de llegar.

—¿Entraste por la puerta de atrás? —mikasa asintió. —Oh, entonces debí estar metida en mi cabeza porque no te escuché entrar.

—Puede ser. —sonrió levemente y la (c/c) se sonrojó de golpe al ver la pequeña sonrisa de su novia en su rostro.

Respiró hondo, calmando su corazón que latía salvajemente, como si estuviera en algún tipo de carrera, todo gracias a una simple sonrisita de la azabache. Le quitó el libro de las manos a mikasa y colocó el marcapáginas en donde ella se quedó. Tomó una de las manos de su novia y se puso de pie, provocando que la otra chica también hiciera lo mismo después de que (n) la jalara hacia ella.

—Ya que tenemos la casa sola, podemos hacer brownies mientras escuchamos música a todo volumen. —comentó, llevando a mikasa consigo al primer piso. —¿Qué te parece?

—Me parece bien. —responde mientras la miraba con mucho amor.

Realmente estaba muy enamorada de esta chica y pensaba protegerla de todos los espíritus malvados que habitaban esta casa, porque no quería perderla. El universo le daba una segunda oportunidad para enamorarse y no la iba a desaprovechar.

—Entonces, tú colocas la música en el estéreo y yo sacaré lo necesario para preparar los brownies, ¿de acuerdo? —se soltó del agarre que sus manos tenían y se dirigió a la cocina.

Mikasa caminó hacia la sala de estar, en donde el estéreo junto a una gran pantalla de televisor y conjunto de muebles se hallaban. Antes de poder escoger algún disco interesante y reproducirlo, cierta presencia llamó su atención, así que giró su cuerpo hacia la derecha y se encontró con uno de los espíritus que también ha vivido junto a ella durante un largo tiempo dentro de la maldita casa.

—¿Qué haces aquí? —preguntó a la defensiva. Mikasa no era fan de pasar el rato junto a esta chica, y siendo honestos, muchas veces le ha provocado muertes espantosas por la ira que ha tenido cargada hacia ella, después de todo, gracias a esta chica, mikasa ha rondado esta misma casa desde 1980.

—Uhmm.. quería ver cómo estabas. —se encogió de hombros, caminando tranquilamente hacia mikasa, como si se le olvidara lo que hizo, como si fueran amigas de toda una vida. —Veo que estás enamorada.

Decidió ignorarla, volviendo a lo que hace segundos estaba a punto de hacer. Buscó algún disco que fuera del agrado de su novia, omitiendo cada cosa que la chica a su lado le estaba hablando. De verdad estaba conteniendo sus ganas de agarrar el cuello de su camisa y golpearle la cara hasta que su nariz sangre, sobre todo porque (n) quizá escuche el escándalo y lo menos que quería mikasa es ser encontrada por ella atacando a otra persona.

—¿Sigues enojada por lo de hace años?

Esa pregunta fue lo que colmo su poca paciencia y terminó por darle una bofetada, provocando que resonara en toda la casa y volteara la cara de la muchacha. La mejilla de ella quedó completamente irritada, pero aún así, sonreía. Mikasa al notar esto, la jaló por el cabello, haciendo que los ojos de ambas se encontraran.

—Oh, de verdad sigues enojada. —la provocó.

Cuando mikasa estuvo a punto de tirarla piso, escuchó los pasos de (n), fijándose de que lo más probable es que haya oído la bofetada y decidiera averiguar qué estaba pasando en la sala de estar.

—Lárgate.

—¿Por qué debería hacerlo? ¿No quieres que conozca a tu novia?

El apretón en el cabello de la chica se hizo más fuerte, lo que causó que un jadeo de dolor se le escapara de los labios.

—Ni se te ocurra acercarte a ella..

—¿O qué? No puedes matarme, ya estoy muerta.

El ceño de mikasa se frunció aún más. Apretó su mandíbula, pensando que ella tenía razón; no podía hacer mucho para que se alejara de (n) o guardar su secreto sobre su muerte y los que habitaban esta casa. Tenía que salir de este problema o su oportunidad de vivir este romance junto a la (c/c) se irían por el caño.

El apretón en el cabello de la rubia se suavizó, tomándola por sorpresa.

—Por favor, vete. —apartó su mano del cabello de la chica y se alejó de ella, manteniendo su mirada al piso de madera. —Desaparece antes de que te vea.

La rubia sonrió, casi soltando una carcajada por las acciones que estaba tomando mikasa. Se dio cuenta de que (n) era su punto débil y que no quería arriesgarse con ella, no quería perderla.

—De acuerdo, me iré.

La chica hizo lo que mikasa le pidió, desapareciendo de la habitación, dejándola únicamente a ella con sus ojos todavía en el piso y su ceño fruncido por la rabia de no hacer nada. Pensó que ahora la maldita rubia sabía como mantener a raya sus constantes abusos y no iba a dejar pasar eso por alto.

—¿Mikasa?

La voz de (n) sacó a la azabache de sus pensamientos y dirigió su mirada hacia ella. La expresión de su rostro cambió drásticamente al verla, mostrando una pequeña sonrisa.

—¿Qué fue eso que se escuchó? —se acercó más hacia mikasa hasta quedar frente a ella.

—¿Qué cosa?

—Escuché como si alguien diera una fuerte cachetada. —tragó saliva. —¿Estás bien?

—Sí, estoy bien.

—Bueno.. quizá imaginé el sonido. —se rió entre dientes al decir eso. —Que tonta. —suspiró, tomando la mano izquierda de mikasa. —Vayamos a la cocina, ya tengo todos los ingredientes en la mesa.

—¿Y la música? —señaló el estéreo.

—Mejor escuchamos la música en mi celular.

Ambas se encaminaron a la cocina. (n) hablándole sobre el mensaje que recibió de su madre no hace poco y mikasa escuchándola atentamente, pero sin bajar la guardia de proteger a la (c/c) de cualquier espíritu que volviera a aparecer para lastimarla.

Antes de que desaparecieran por el umbral de la entrada a la cocina, mikasa giró su cabeza hacia atrás, encontrándose con aquella rubia de nombre historia reiss mirándola fijamente mientras le sonreía y se despedía con su mano derecha.

Mikasa tragó saliva y regresó su mirada a (n), observando su sonrisa y el brillo en sus ojos al contarle algo que de verdad le gustaba, una cosa que amaba ver. No quería que ese brillo desapareciera jamás, mucho menos esa sonrisa. Ahora más que antes debía protegerla, sobre todo de historia.

𝘨𝘪𝘳𝘭𝘴 𝘴𝘯𝘬 , 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora