yelena

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imagina: una última noche antes de que yelena se vaya a la isla paradise.

...

(n) había amado secretamente a Yelena desde la primera vez que se miraron a los ojos. Hubo algo en esa mujer rubia que la cautivó, y fue inevitable no tener sentimientos indebidos por ella en el momento que le dirigió la palabra.

La conoció mucho antes de enlistarse al ejército. Esa tarde, (n) tenía muchas compras a la mano y para su mala suerte, o quizá no, una de las bolsas terminó por romperse y los víveres que tenía en esta cayeron al suelo, una cosa que hizo maldecir en sus adentros a (n) mientras se arrodillaba para guardar sus pertenencias. Justo entonces, alguien se agachó para ayudarla, levantando su mirada para agradecer, y admiró los ojos azules de la mujer por un corto momento antes de salir de su trance.

Balbuceó un gracias mientras continuaba tomando latas y vegetales y los metía en la otra bolsa. Yelena le dio la opción de llevarla hasta su casa mientras sostenía dos latas de sopa y una pequeña bolsa llena de ajos. (n) no quería desperdiciar más de su tiempo, así que inicialmente se negó, pero Yelena terminó por acompañarla hasta su hogar.

Le ofreció un té como una muestra de gratitud y la mujer nunca se negó a recibirlo. Tomó asiento frente a (n) y conversaron esa tarde, conociéndose por causa del destino y una bolsa de papel que no soportó el peso de los víveres.

Desde entonces, (n) siguió a Yelena a donde fuera, siempre se mantenía junto a la rubia, y sus sentimientos, los cuales se esforzaba por ocultar, acabaron creciendo más al punto de querer contarle como se sentía. Por supuesto, sentía pánico y miedo también por el rechazo, imaginar la cara de desagrado de Yelena por los sentimientos que una mujer le tenía era algo que seguramente no le pasaba todos los días, ni siquiera era un asunto normal en estos tiempos, y temía arruinar el lazo que había formado con ella solo por su enamoramiento.

Sorprendentemente para (n), Yelena le correspondió de inmediato. Ella también se sentía como (n). La mujer (c/c) la cautivó de igual manera. Con su hermoso cabello y el color de sus ojos, su bonita piel al sol y el ligero vestido amarillo que se ajustaba a su figura bastó para dejar a Yelena metida en su cabeza pensando en lo linda que era la mujer frente a ella.

Hoy día, (n) se hallaba preparando la última cena que tendría con Yelena, pues la mujer con aspecto varonil iba a embarcarse a una misión junto a demás hombres hacia la isla paradise. Era parte de un plan que tenía junto a un hombre de nombre Zeke Jaeger, del cual solo conocía por los comentarios que Yelena le ha mencionado sobre él. (n) solo rezaba para que todo le saliera de acuerdo a lo planeado y no muera en el acto, era lo menos que quería.

—Yelena, la cena está lista. —avisó, limpiando sus manos mojadas de agua en el pequeño delantal que tenía puesto en su cintura. Tomó asiento en su silla y esperó a que la más alta saliera de la habitación que ambas compartían desde hace meses.

—Ah, huele deliciosa, (n). —halagó, saliendo del cuarto y dirigiéndose hacia donde habitualmente se sentaba a comer.

—Buen provecho. —dijo la (c/c), agarrando su cubierto para comer del estofado de res que preparó especialmente para la rubia alta.  —Es nuestra última cena antes de que te vayas. —hizo un ligero puchero y suspiró con desánimo. Sus ojos puestos en el platillo frente a ella mientras movía la comida con su utensilio. A Yelena le pareció extrañamente adorable verla de esta forma, triste por su partida, una imágen que le sacó una leve sonrisa.

—Prometo volver. —le aseguró, metiendo el pedazo de carne en su boca.

(n) asintió, respirando profundamente. Trató de alejar el hecho de que mañana temprano ella se iría, y mejor se centro en los minutos que aprovecharía con yelena luego de esta deliciosa cena a su lado.

Platicaron de todo un poco, yelena sacándole unas cuantas risas y (n) a ella un par de sonrisas y leves risitas entre dientes. Sus ojos viéndola con tanta adoración y amor, como siempre la veía la mayor parte del tiempo.

Cuando terminaron su cena, yelena le ofreció su mano a (n), quien gustosamente la tomó, levantando a la mujer de su asiento y pegándola a su cuerpo sin despegar sus ojos de los suyos. Una pequeña sonrisa en el rostro de yelena mientras que una más grande adorna los labios de (n).

—Eres hermosa, amada mía. —dijo en un murmuro, muy cerca de los labios de la (c/c). Casi rozando sus labios para uno de esos besos llenos de una enorme pasión y amor.

—¿Lo crees? —cuestionó, cayendo en el dulce toque que yelena le estaba regalando, la palma de su mano en su mejilla, acariciando con su pulgar la piel tersa, caliente y colorada de (n).

—No tengo ninguna duda, querida.

Yelena no espero ni un minuto más, así que acabó por juntar sus labios. Su otra mano soltó la de (n) para poder colocarla en la otra mejilla. Los brazos de la (c/c) se envolvieron alrededor de la cintura de yelena, y juntas, sin romper el beso cubierto de tanto sentimientos, se encaminaron a su habitación compartida. Yelena cerró la puerta con una ligera patada y acabó por acostar a su novia en el colchón, ella sobre (n), quien abría sus piernas a yelena.

—Esta noche, te demostraré cuanto amor te tengo, querida. Así que prepárate.

𝘨𝘪𝘳𝘭𝘴 𝘴𝘯𝘬 , 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora