historia

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imagina: historia busca consuelo en ti luego de que ymir se sacrificara en batalla.

nota: realeza au. leve smut.

...

—Mi reina. —la mujer se arrodilló ante la rubia y bajó la cabeza en su presencia.

—Basta de formalidades, (n). Ponte de pie. —ordenó y la (c/c) de inmediato se colocó de pie, manteniendo sus brazos rígidos a cada lado, esperando alguna otra orden de su señora.

—¿Por qué me llamaba, mi señora? —preguntó, fijándose en los ojos irritados de la jóven mujer, deduciendo que había estado llorando por la reciente muerte de quien fue su amante en secreto, Ymir.

Historia se acercó lentamente hacia su guardia personal, y al estar frente a ella, sus ojos se cristalizaron, causando que (n) frunciera ligeramente el ceño. De pronto, el cuerpo de la reina estaba pegado al suyo. Sus brazos envueltos alrededor del cuello de la (c/c) y su rostro ocultó en su hombro.

—Quédate esta noche conmigo, (n). —pidió, sollozando mientras sus lágrimas mojaban el uniforme real de la jóven guardia.

—Por supuesto que sí, mi señora. —correspondió al abrazo de historia, oliendo el delicioso aroma que la rubia tenía impregnado en su cuerpo.

Las manos de historia viajaron de manera lenta por los brazos de (n) y apartó su rostro del hombro de ella para mirarla a los ojos. La tensión entre ambas estaba creciendo con cada segundo que pasaba, y la mirada de historia pasaba de los labios de (n) a sus ojos, teniendo unas fuertes ganas de besar a su guardia personal como ymir solía besarla a ella cuando estaban a solas.

Una de las manos de la rubia se posó en la mejilla caliente de (n) y acercó su rostro al de ella, terminando por besar sus labios, algo que para ser honesto, (n) había esperado desde hace mucho tiempo, tal vez desde la primera vez que entró por las puertas del castillo y observó a la rubia en su trono, dándole la bienvenida a su reino. Así que no se controló, y acabó por colocar sus manos sobre las mejillas de historia, intensificando más el beso, provocando que el cuerpo de ambas se volviera caliente con cada toque que se daban entre ellas.

En secreto, (n) siempre quiso que esto sucediera; estar en ésta situación con la reina, más que nada porque se había enamorado de la belleza que historia reiss poseía, y esperaba compartir algún momento romántico o lujurioso con ella. Por supuesto, (n) creyó que ese momento jamás llegaría, sobre todo por Ymir, quien había sido guardia personal de historia antes de volverse comandante de las fuerzas reales. (n) sabía que era lo que sucedía entre su reina y la comandante, era muy obvio para ella por las miradas lascivas que se daban y las conversaciones que solía oír cuando se quedaba a cuidar la puerta de la habitación de historia.

Pero ahora, con Ymir muerta, (n) pudo experimentar lo que tanto ansiaba, un momento lujurioso y romántico con la reina, esperando que volviera a repetirse en los próximos días.

—Hazme tuya, (n). —pidió en medio del beso, y la nombrada no tardó ni un segundo en cumplir lo que su reina le estaba pidiendo.

Caminaron hacia la gran cama de historia. Sus labios aún seguían compartiendo un húmedo beso, y sus manos seguían vagando por el cuerpo de la otra, tratando de quitar sus vestimentas para el momento especial que compartirían juntas.

Los tirantes de la parte trasera del vestido que historia cargaba, fueron desatados, aflojando la tela que cubría el cuerpo perfecto de la reina.

(n) se apartó un momento solo para quitar la parte superior de la vestimenta, dejando al descubierto el pecho y busto de historia. Se tomó su tiempo, admirando ambas tetas como si fueran una obra de arte auténtica, una acción que causó un enorme sonrojo en todo el rostro de historia, poniéndola ligeramente nerviosa, ya que hace mucho tiempo que nadie se quedaba viendo sus tetas de la forma en que (n) lo estaba haciendo.

Los pulgares de (n) pasaron por los sensibles pezones de historia, y fue imposible para ella no soltar un bajo gemido al contacto de piel con piel, sobre todo porque los dedos de (n) se hallaban ligeramente fríos y sus pezones estaban calientes.

El vestido de historia cayó por completo a sus pies, ahora solo se hallaba en bragas, mientras que (n) todavía vestía su ropa de guardia personal. Las manos de la (c/c) terminaron por envolver las suaves tetas de la reina, volviendo a besar sus labios y estrujando un poco de la carne de historia.

Un pequeño charco de humedad comenzaba a esparcirse por el núcleo de historia, manchando las bragas con sus fluidos. Su clítoris poco a poco se estaba hinchando, y trataba de crear fricción entre sus piernas, una acción que (n) detuvo cuando lo notó.

Una de las manos de la (c/c) bajó lentamente por el estómago de la reina hasta meterse en la ropa interior de ella, tocando su clítoris y humedad, la cual empezaba a colarse entre los dedos de la guardia. La lengua de (n) se metió en la boca de historia, y viceversa; compartiendo saliva, una pésima sincronización de movimientos y ahogando gemidos entre ellas. Y mientras se daban largos besos de pasión, el dedo índice de (n) se adentró a la vagina de historia, quien frunció el ceño hacia arriba y soltó un suave gemido al sentir el dedo de la mujer en su interior.

(n) movió su dedo. Lo sacó y metió, estimulando también su hinchado clítoris que necesitaba de su atención. Su beso se detuvo por un momento mientras recuperaban el aire y regulaban sus agitadas respiraciones. (n) siguió con sus movimientos dentro y fuera de historia, mirando sus ojos azules que suplicaban por un poco más. El dedo de (n) terminó por salir de la ropa íntima de la reina. Un jadeo se escapó de los labios de historia al no sentir más fricción en su zona. Antes de que pudiera recriminar tal acción de su guardia, ella le pidió amablemente a su reina que se acostara sobre su cama.

Historia acató el pedido, tomando asiento en el borde del colchón antes de acostar su cuerpo por completo. Las manos de (n) se dirigieron a las piernas de ella, subiendo ambas a la cama y abriéndolas para tener la vista de su vagina mojada. (n) mordió su labio inferior tenuemente, y se arrodilló frente a la zona resbaladiza de historia. Sus dedos se aventuraron en los pliegues húmedos, tocando el vello rubio y su clítoris que suplicaba por la atención de hace un minuto.

—Eres hermosa, mi reina. —murmuró (n), metiendo su cabeza entre las piernas de ella. Su lengua pasó por todo su contorno y saboreó sus fluidos. Historia jadeó, y sus manos apretaron leve y suavemente las sábanas en la cama.

(n) besó el clítoris de historia y los ojos de ella se cerraron al sentir la fricción en su sensible botón. Las manos de la (c/c) se envolvieron en los tobillos de historia, separando sus piernas un poco más. Su lengua lamió los pliegues y luego se abrió paso hacia dentro, penetrando la vagina de la rubia. Historia gimió. Su mano bajó lentamente por su estómago hasta llegar a su clítoris, el cual quería atender mientras que (n) tenía su lengua metida en ella.

Antes de que sus dedos siquiera pudieran hacer un poco de movimiento, una de las manos de (n) agarraron su muñeca, deteniendo cualquier acto que haría historia.

—Todavía no, mi reina. —dijo en el segundo que sacó su lengua de la mujer. Besó el dorso de su mano y le regaló una sonrisa. —Debes ser paciente, querida, ¿sí?

Historia asintió, dejando que (n) prosiguiera con lo suyo.

..

El cuerpo de ambas ahora se encontraba envuelto en las mantas. Con una ligera capa de sudor en ellas y agitadas por los recientes sucesos calientes que acabaron de pasar no hace poco. (n) tragó saliva, mirando hacia el techo de la habitación, pensando en lo increíble que había sido tener un momento carnal con la mujer a quien amaba. Por otro lado, historia mantenía sus ojos cerrados, cansada y siendo arrastrada poco a poco al sueño.

—¿Te quedarás? —preguntó la rubia, moviendo su cuerpo más cerca al de (n). Acostó su cabeza en el pecho de la (c/c) y su brazo lo dejó sobre la barriga de ella.

—Sí. —respondió. Sus dedos se envolvieron en el cabello lacio y hermosamente rubio de historia. Su sonrisa se ensanchó al tener a la reina de esta manera.

—No me dejes sola, por favor. —susurró. (n) negó con la cabeza. —Ha sido difícil.. así que no te vayas.

—No lo haré, historia. —besó su cabeza. —Ahora solo duerme, estaré aquí cuando despiertes.

—Gracias.

𝘨𝘪𝘳𝘭𝘴 𝘴𝘯𝘬 , 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora