mikasa

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imagina: mikasa es un espíritu atormentado en una casa junto a demás espíritus. Luego te conoce y termina enamorándose perdidamente de ti.

nota: modern au. me estaba viendo american horror story, y sí, es algo como la historia de tate y violet, aunque diferente, creo que lo único que no cambia es que mikasa sea un espíritu atrapada en la casa donde habitas. tal vez haga una segunda parte, no lo sé, ya veremos.

...

(n) se echó en su cama, observando el techo de su nueva habitación mientras dejaba escapar un suspiro de cansancio. Quería dormir un largo rato, ya que haber desempacado cada cosa de sus cajas le resultó un trabajo algo agotador que no quería repetir. Cerró los ojos, quitándose las zapatillas, y estiró su cuerpo, dejándose de sentir tan tensa como hace un segundo.

Su pequeño silencio y tranquilidad se vieron interrumpidas cuando su cama se hundió, creyó por un momento que era su madre, pero al abrir sus ojos y darse cuenta de que no era la mujer mayor que esperaba, se sobresaltó, levantándose rápidamente de su cama y frunciendo el entrecejo al encontrarse con una chica igual de jóven que ella.

—¿Y tú quién eres? —preguntó, siendo cautelosa. Cualquier cosa que gritara peligro, saldría corriendo por su puerta hasta dar con su padre.

—Mikasa. —respondió con total calma, poniéndose de pie. Las pulseras en sus muñecas sonando cuando caminaba. Se dirigió a la repisa llena de cd's musicales de (n), mientras que ella solo trataba de procesar la escena que estaba sucediendo en su habitación. —No conozco a ninguno. —dijo, observando cada carátula de cd's con artistas que a la (c/c) realmente ama.

—Entonces vives debajo de una roca. —soltó una baja risita entre dientes, acercándose a la muchacha que vestía de manera gótica aún husmeando en sus cd's. —¿Ni siquiera conoces a lana del rey?

—No. ¿Es buena? —pregunta, volteando a verla a los ojos.

—Es increíble. Espera. —tomó el cd de las manos de mikasa, y sacó el disco, colocándolo en la pequeña radio que estaba bajo la repisa de cd's musicales. —Escucha la magia de lana.

—De acuerdo. —murmuró, husmeando ahora en los cajones de (n), encontrando varias cosas interesante como libretas cubiertas de tantas cosas, álbumes de fotografías, pulseras y collares, y una vieja cámara de polaroids, la cual mikasa no tenía idea de que existían.

dark paradise sonaba a todo volumen en el estereo. Mikasa moviendo su cabeza y pies al ritmo de la música, dejándose llevar por la letra y escuchando la melodiosa voz de la mujer de nombre Lana. (n) sonreía al mirarla, olvidandose por un momento que era una completa extraña que había interrumpido en su habitación como si nada.

..

—¿Quieres? —ofreció su cigarrillo, y (n) rechazó su oferta, continuando su lectura. —¿Qué lees?

Los siguientes días, (n) le enseñó lo que era la buena música a mikasa y unos cuantos libros que le llamaron la atención, en la pequeña biblioteca que mantenía la (c/c). Por otro lado, mikasa se encargó de que (n) conociera todo respecto a la brujería y hechizos que a ella le fascinaba hacer cuando estaba a solas, un asunto que emocionó a (n). Su mente simplemente se maravillo al ver la magia oscura que mikasa podía controlar. Muy pequeña, pero increíble.

—Es un libro de romance. —respondió. —Puedo dártelo cuando acabe todo. —levantó momentáneamente sus ojos de las páginas y solo fijó los suyos en los de mikasa. Su rostro se calentó, y su sonrisa se ensanchó.

—Hecho, aunque sería justo que leyeras el mío también. —dijo, sacando un pequeño libro de uno de los bolsillos de su cárdigan negro y desgastado. —Es lo básico de brujería. —se encoge de brazos.

La sonrisa de (n) no podía ser más grande y el color en sus mejillas se iba notando poco a poco. Asintió feliz con el trato y prosiguió con su lectura. Su alrededor quedó en un agradable silencio. La brisa golpeando ligeramente en sus cuerpos, mikasa fumando mientras no apartaba su mirada de la (c/c), y ella leyendo, sin prestar atención a los ojos puestos en su rostro, no cuando la trama estaba realmente interesante.

—Eres hermosa.

La cabeza de (n) se levantó de inmediato al oír a mikasa decirle aquello. Su boca estaba ligeramente abierta, y sus ojos veían con cierto asombro a la azabache. Sus mejillas se calentaron, y después de salir de su pequeño trance, no pudo evitar sonreír por esas dos simples palabras que salieron de labios pintados de negro, los mismos que ha querido besar después de días compartidos junto a ella.

—¿En serio? —preguntó. Mikasa asintió, dándole una cala a su cigarrillo. —También lo eres tú. —(n) colocó el marcapáginas en donde se quedó antes de cerrar el libro. Lo dejó en el césped de su patio, y se inclinó hacia mikasa, mirando sus cautivadores ojos oscuros. Una mirada neutra, pero con un gran brillo lleno de adoración y amor por (n).

La azabache colocó un mechón rebelde detrás de la oreja de (n), dándole una pequeña sonrisa. No obstante, esa sonrisa desapareció, el rostro de mikasa volvía a estar serio, y eso causó que la (c/c) frunciera el entrecejo, preguntándose por qué de repente la pequeña, pero encantadora sonrisa de mikasa había desaparecido. Ella estaba dispuesta a preguntar, sin embargo, antes de que pudiera formular cualquier palabra, mikasa puso su mano en la nuca de (n) y la atrajó a ella.

La respiración de (n) se detuvo por un momento al sentir los labios de mikasa sobre los suyos. Cerró sus ojos, dejándose llevar por el momento íntimamente cursi que estaba compartiendo con esta chica de la que se ha enamorado. Su aspecto gótico y su personalidad neutra pero tontamente romántica han hecho que el corazón de (n) arda en llamas de amor que se encendieron poco a poco cuando se atrevió a conocerla. Así que estuvo esperando este beso durante todos estos días que pasó a su lado.

Mikasa colocó su otra mano en la mejilla de (n). Su lengua pidiendo permiso para aventurarse en la boca ajena de ella. Una petición que fue concedida cuando la (c/c) abrió ligeramente la boca durante el beso. Su lengua encontrándose con la de mikasa, y su cuerpo acercándose lentamente más al de ella.

(n) puso sus brazos alrededor del cuello de mikasa, y el cuerpo de ambas se fue hacia abajo. La azabache acostada en el césped mientras que la (c/c) estaba sobre ella. Sonriendo sin dejar el beso hasta que el aire en la menor se acabó. Necesitaba respirar antes de continuar con su sesión de besos.

Se miraron a los ojos. La mano que estaba en la nuca de (n) ahora se hallaba nuevamente en su mejilla, acariciando con su dedo pulgar su caliente piel, una sensación que mikasa había dejado de sentir hace muchos años atrás. En cambio, su piel siempre se encontraba fría, como si fuera un cadáver, algo que llenaba constantemente a (n) de una enorme curiosidad.

—¿Por qué tú cuerpo siempre está frío, mikasa? —se atrevió a preguntar.

—No lo sé. —respondió, colocando los mechones de cabello desordenados de (n) detrás de sus orejas. —¿No te gusta?

—Está bien. Simplemente me llena de mucha curiosidad saber porque te mantienes fría todo el tiempo.

—Eso no es importante. Lo importante ahora es, querida (n), si me permites invitarte a una cita. —dijo, notando como los ojos de la chica brillaron al oírla soltar aquello. La misma mirada que ella tuvo cuando un chico castaño de su preparatoria la había invitado, en 1980, a la que sería su primera y última cita.

—Por supuesto que sí. —la sonrisa en el rostro de (n) se ensanchó, igual que la de mikasa. —¿A dónde quisieras ir? —Los dedos izquierdos de ella danzaron suavemente por la mejilla fría de la mayor.

—Me gustaría que fuera aquí.

—¿En mi casa? —enarcó una ceja, manteniendo su sonrisa. Le echó una mirada rápida a su gran casa y volvió sus ojos a los de mikasa. —De acuerdo, no tengo problema con eso. Podemos ver una película, hacer brownies, cualquier cosa, mientras mis padres no estén para arruinar nuestro momento.

—Suena maravilloso. —murmuró, acercando sus labios nuevamente a los de ella, y la volvió a besar como hace unos instantes.

𝘨𝘪𝘳𝘭𝘴 𝘴𝘯𝘬 , 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora