Capítulo 4

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Trabajo en equipo

Estaban a la mitad del mes de noviembre, los días corrieron con bastante normalidad al grado que era extraño. Hermione sentía la gran presión de todos sus deberes de las asignaturas extras a las que decidió asistir que ya no tenía tiempo para pensar en la situación de Malfoy, pues el estrés la mantenía al borde de la desesperación y no podía permitir agregarle algo más.

Ocasionalmente veía a Malfoy en el almuerzo o en los pasillos con la nariz metida en un libro en vez de prestar atención a la conversación de sus compañeros de casa. Era sencillo identificarlo por su ordenado y rubio platinado cabello, y esa manera tan elegante que poseía al caminar. Pero lograba escabullirse entre los estudiantes en cuanto se percataba de la escrutadora mirada de Hermione.

No era valiente para dar la cara, no a ella. Hermione era bondadosa y él solo la corrompería.

Sin embargo, aquel día húmedo y nublado a causa de la abundante lluvia de la noche anterior, cuando todavía le faltaba compartir asignaturas con una única casa, Hermione asistió a clase de aritmancia y entre las solitarias bancas del fondo se encontraba Draco Malfoy.

Tenía su fina barbilla apoyada en su mano y su mirada estaba fija en la ventana de junto, pero no admiraba el exterior, estaba absorto en algún pensamiento que se manifestaba melancólico en su fisonomía. Hermione tomó asiento en las primeras filas sin esperar a que él la mirase.

Poco después la profesora Bridget Wenlock explicó que debido a un repentino problema se había reestablecido el horario y que de ahora en adelante Gryffindor y Slytherin compartirían aritmancia y transformaciones, de inmediato prosiguió a iniciar su clase.

Hermione no resintió en absoluto el anuncio, mientras Malfoy continuara guardando distancia y esa reservada actitud lo escoltara, su atención estaría perfectamente en orden. No obstante, jamás se le pasó por la cabeza considerar la idea de que a la profesora se le antojara juntarlos en parejas para los futuros ejercicios.

— ¿Podemos elegir con quien trabajar profesora? —preguntó Neville con voz tímida, mientras alzaba la mano.

—En esta ocasión no, Neville —respondió con tono imperioso—. Esta es una asignatura compleja, donde no solo desarrollaran sus habilidades cuantitativas sino que aprenderán a colaborar solidariamente, y quiero que pongan a trabajar sus mentes sin depender del compañero que sepa más. Ahora nombraré a los equipos para que posteriormente se reúnan con él o ella y demos solución a los ejercicios de la página 190. Atención porque no lo repetiré.

La profesora Wenlock comenzó a leer la lista de equipos que ya había escrito, Hermione esperó paciente a que la nombraran, pero ese momento parecía llegar demasiado lento.

—Longbottom y la señorita Hilliard —nombró la profesora.

Bianca Hilliard era un estudiante Slytherin, el rostro de Neville palideció ante la mirada penetrante de la chica, pero Hermione le tomó del hombro para animarlo.

—Señorita Granger estará con Malfoy —la formación de equipos concluyó—. Muy bien, todos de pie, reúnanse con su pareja y en cinco minutos los quiero en sus ejercicios.

Hermione se quedó estática en su lugar mientras el bullicio de pasos y voces comenzaba a levantarse, Neville le deseó suerte y fue a buscar a su pareja. Ella pensó en rogar a la profesora por un inmediato cambio de equipo, pero eso iba a patentizar que guardaba temor ante Malfoy o peor aún que lo despreciaba.

Declinó la idea y aceptó que debía hacer su mejor intentó por ser solidaria. Pasaron tres minutos y no se atrevía a mirar hacia atrás, reunió mucho valor para girar la cabeza disimuladamente, entonces descubrió a Malfoy sumido en su propio mundo, con la vista en la ventana y sin disponer el mínimo intento por moverse e ir en busca de ella.

Regresó la mirada al frente y exhaló furiosa, él no se inmutaba ante los dos últimos minutos que les restaban. Él esperaba paciente a que ella fuera en su búsqueda. Tomó su ejemplar titulado Nueva Teoría de la Numerología, se colgó la mochila en el hombro y caminó con pasos cortos hasta topar con su lugar vacío.

Se dejó caer en el asiento emitiendo mucho ruido para llamar la atención de Malfoy, pero él ni siquiera la miró. Cuando los cinco minutos terminaron todos ya estaban enfocados en sus libros, Hermione leyó con atención las instrucciones y comenzó a resolver lo solicitado ignorando la exasperante incomodidad.

Terminó los primeros ejercicios, giró para ver a Malfoy y darse cuenta de que él estaba en la misma posición con el libro cerrado. Golpeó la superficie plana con la pluma un par de veces, se aclaró la garganta fuertemente y el molesto silencio comenzó a desesperarla.

—Es incorrecto —emitió Malfoy, con una voz apagada pero lo suficientemente fuerte para que ella lo escuchara—. El quinto ejercicio es incorrecto, por lo tanto no tiene solución.

—Se puede alterar su estructura —resolvió Hermione—, pero necesito que abras tu libro para estudiarlo.

—Ya lo he resuelto —espetó, con un ápice de superioridad en su tono—. Si hubieras llegado tres minutos antes hubiera compartido la explicación.

Hermione no supo que responder ante semejante reproche, porque eso es lo que era. Malfoy estaba siendo modestamente exigente y no encontraba las palabras autoritarias para aclararle el concepto de un equipo.

—Compararé mis respuestas cuando hayas terminado —fue lo último que salió de sus fruncidos labios.

Hermione estaba impresionada por su actitud y se preguntó en qué momento había resuelto con tanta rapidez los ejercicios. Puesto que su mente estaba en blanco para contraatacar, regresó la vista a su libro y siguió con su labor.

No le tomó mucho tiempo terminar, entonces dirigió de nuevo la mirada hacia Malfoy para poder comparar sus respuestas como él propuso, pero lo descubrió en una meditación con los ojos cerrados.

Se frustró de solo ver su completa calma. Sin embargo, observó cada detalle de él aprovechando que lo tenía cerca, su delicado cabello favorecía a su pálida piel, su impecable ropa estaba constituida por un suéter negro de cuello largo debajo de su perfecta túnica hecha a la medida. Muchos abrigos para el poco frío.

— ¿Se te ofrece algo? —su voz la desconcertó y su mirada, que por primera vez en el día se fijaba en ella, le provocó una emoción extraña.

Compararon con severa distancia sus resultados y ajustados los inconvenientes, obtuvieron una perfecta calificación. El resto de la hora permanecieron con sus respectivas parejas y la clase se basó en el mismo tema para asegurar su absoluta comprensión.

Los estudiantes salieron en orden de acuerdo a las primeras filas hasta las últimas, Hermione guardó sus cosas y cuando llegó su turno de salir Malfoy se adelantó apresuradamente, pero se detuvo en seco ante la dominante voz de la chica.

—Se supone que somos un equipo —su cuerpo no titubeó ni un segundo, a pesar de que su mirada penetraba con furor la de ella—. Espero que puedas esperarme la próxima vez.

—La próxima vez no solo me mires cómo si fuera una ecuación del libro porque no voy a esperarte.

— ¡Malfoy! —gritó, con el propósito de enfrentarlo.

—Granger —concluyó él agotado, sin volver a mirarla y abandonó el salón.

Desestabilidad [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora