Desestabilidad [Dramione]

Capítulo 10

No eres mía

Hermione estuvo bastante confundida después del último encuentro con Malfoy, fue testigo de una ardiente pasión desbordando por sus ojos y también fue capaz de notar el estremecimiento en su cuerpo. Cuando Draco estuvo casi encima de ella, con su rodilla buscando lentamente infiltrarse entre sus piernas y su boca casi rosando con la suya pensó que el deseo no tardaría en aprisionarlos.

Aunque su corazón se agitó inmensamente, logró mantener la cordura y no sucumbió ante los recientes encantos físicos que había descubierto en él. Fue muy convincente para poder ocultar las acusaciones de Malfoy, y audaz para defenderse con argumentos que él nunca negó.

Meditó mucho en sus propias acusaciones y no encontró ninguna respuesta del por qué Malfoy no la obligó a retractarse. Draco poseía un temperamento incomprensible, engreído y poco tolerable, cuando se proponía ser cordial había llegado a considerar la idea de perdonarlo, pero no quería ni darle la mirada cuando resurgía su antiguo e infame comportamiento.

Sabía que para Malfoy le era imposible recibir un trato cordial porque todavía no dejaba ir el pasado, no olvidaba los malos años que sus cizañosas palabras y malos actos les hicieron pasar a Harry, Ron y a ella. Sin embargo, Hermione poseía un corazón generoso y en el fondo emergía un atisbo de perdón por él.

El mes de junio había comenzado Hogwarts se encontraba en su máximo apogeo puesto que en pocas semanas el año se daría por finalizado y todos los alumnos estaban hundidos en rigurosos estudios de todas las asignaturas para aprobar los exámenes TIMO y los EXTASIS.

El comedor era ocupado durante las tardes por grupos de estudio que los prefectos de cada casa se encargaban de organizar, desde muy temprano la biblioteca era habitada y era difícil encontrar un lugar, había alumnos que preferían el aire libre entonces los jardines también contenían gran cantidad de personas y tarjetas de estudio rodando. Incluso las más solitarias y alejadas partes del castillo fueron ocupadas por todos aquellos que estaban decididos a obtener buenas calificaciones.

Las pruebas iniciaron en un lunes de tormenta, el mal clima no impidió los planes y el primer examen agendado para los estudiantes de séptimo año fue el de transformaciones de la profesora Darlene Wright. Gryffindor y Slytherin se presentaron en el aula de la asignatura exactamente a las nueve de la mañana como en el aviso se estableció.

La profesora Wright fue bastante estricta y abundante con sus pruebas, primero les aplicó un examen escrito de veinte preguntas por tema sobre transformaciones nivel superior que estudiaron a lo largo de todo el año, dándoles un tiempo de dos horas. Y para la tercera hora y como prueba final pidió conjurar y obtener una de las trasformaciones poco usadas en el mundo mágico, pero sí bastante compleja y peligrosa de salir mal.

—Si tienen buena memoria transformar una tortuga en una trompeta fue uno de los hechizos que vimos al comienzo del año, si bien nunca lo llevamos a cabo y por eso muchos de ustedes lo consideraron absurdo e inútil. Pero queridos estudiantes no es por lo absurdo que parezca sino por la habilidad que necesitan para ejecutarlo. Así que tendrán que recordar el hechizo y el movimiento correcto de la varita y transformar a la tortuga en el centro del aula —la profesora examinó los rostros de todos los estudiantes con cierta diversión—. Pasen al frente en cuanto pronuncie sus nombres.

La primera en ser llamada fue Hermione Granger, por supuesto que se había leído la guía entera de la trasformación nivel superior y no tuvo ninguna dificultad en conseguir una trompeta y revertir el hechizo para el siguiente alumno. Después de un par de pruebas más fue el turno de Draco Malfoy, quien dejó patente que no se quedaba atrás en habilidades, emitió un limpio y muy preciso hechizo que Hermione temió haber perdido puntos por falta de confianza en sí misma. No pudo reponerse ni observar a los demás por las falsas formulaciones que la atacaron.